
Lo más destacado

Aunque muchos hayan disfrutado despedazándola, otra de las películas del año es Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. El regreso del arqueólogo más famoso de la historia del cine tenía muchísimos más puntos a favor que en contra. Yo los disfrute. Lamento que muchos se perdieran en detallitos para criticarla. Tim Burton nos aportó su habitual ración de genialidad con Sweeney Todd, un magnífico y macabro musical con un Johnny Depp, aquí sí (y no en su sobrevalorada, sencilla y delirante interpretación en la saga Piratas del Caribe), brillante. Y Iron Man demostró a muchos que se puede hacer una película adulta, seria y entretenida con un personaje de cómic.
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Sorpresas positivas

Me gustaron... como esperaba

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El western está vivo, tal y como demuestran la notable El tren de las 3.10 y la entretenida Appaloossa. Tan vivo como James Bond, que con su Quantum of solace deja bien claro que Daniel Craig tiene cuerda para rato como el agente secreto más famoso de la historia del séptimo arte. El cine más familiar tiene una buena saga en Narnia, aunque El príncipe Caspian se queda en un buen entretenimiento contemporáneo cuando en los 80 se habría convertido en un clásico. Para sagas, la de Star Wars, que da el salto al cine de animación con The Clone Wars. Se nota demasiado que son dos capítulos alargados, pero es un buen preludio para la posterior serie. El cómic da buenos productos, como El increíble Hulk. En el punto de mira entretiene con su original propuesta formal (aunque chirríe esa plaza de Salamanca llena de mexicanos...). Y Di que sí hace reír... excepto si no soportas a Jim Carrey.
Enormes decepciones
El talento de los nombres detrás de una película, un buen trailer o el boca a boca son motivos más que suficientes para que un título genere expectación. Y la pena es verlos después de todo eso y que nos quedemos con la sensación de haber visto un filme aburrido, malo o simplemente decepcionante. Quizá el título más destacado del año en ese apartado sea En el valle de Elah, que apuntaba muy alto, a título clásico, y se queda muy abajo, en casi un telefilme, eso sí con grandes trabajos de sus intérpretes. Una película que lidia con la guerra de Irak, tres grandes actores en el reparto y un gran guionista (que ya me había decepcionado como director en Crash) tras la cámara. Pero la película es bastante prescindible. Sólo quedan sus actuaciones. Lo demás, fuegos de artificio.
Enormes decepciones

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Aunque sé que discrepó de la inmensa mayoría, el puesto de mayor decepción se lo podría haber llevado también No es país para viejos. No entiendo el fervor que ha levantado, ni la película ni la interpretación de Javier Bardem. No le he dado el primer puesto porque los hermanos Coen llevan tantos años decepcionándome que ya casi no los considero decepción. En esta categoría también entran Monstruoso (todavía no le he pillado la gracia a esta película rodada con una cámara casera y que no sé si debe dar miedo, tensión, angustia, las tres cosas o ninguna de las anteriores), Pozos de ambición (la desatada actuación de Daniel Day-Lewis no compensa el sopor que produce la película) o 10.000 ( correcta, sí, pero es el mejor ejemplo de cómo engaña un trailer; no sirve de nada gastar dinero si no hay talento detrás...).
Pérdidas de tiempo
Lo más doloroso del año ha sido comprobar que un director al que admiro como M. Night Shyamalan me ha hecho perder el tiempo. Eso es, por desgracia, El incidente, una pérdida de tiempo. Tiene dos o tres escenas dignas del talento de su realizador (sobre todo la introducción en la trama, tras los títulos de crédito), pero en conjunto sorprende la pobreza del guión, lo frío de la resolución y la absoluta carencia de interés de la película. Podría haber sido un buen episodio de 20 minutos en una serie fantástica, pero como película es un pequeño galimatías. Reconozco que la disfruté más en un segundo visionado, pero sigue siendo el primer patinazo de Shyamalan.
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Pérdidas de tiempo

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El cine fantástico ha dejado numerosas pérdidas de tiempo, como Aliens Vs. Predator 2 (si la primera era infumable, esta segunda, que decían hecha para los fans de ambas sagas, es sencillamente deleznable), Jumper (tenía esperanzas yo en esta peliculita, pero hace aguas por todas partes), Speed Racer (una broma de mal gusto, carísima y llena de colorines, pero de muy mal gusto; los Wachowski ya no engañan tras el timo de la secuelas de Matrix), Hellboy 2 (yo no termino de cogerle el punto a Guillermo del Toro, excepción hecha de El laberinto del fauno), Outlander (un monstruo visualmente atractivo para una película del montón) o Wanted (cómo destrozar el espíritu de un cómic con puntos de interés).
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Fue también una pérdida de tiempo ver el duelo (¿duelo?) interpretativo entre Scarlett Johansson y Natalie Portan en Las hermanas Bolena. También lo fue el absurdo galimatías que es The Spirit, una exaltación de la mujer objeto y del actor vergonzosamente sobreactuado (del que hablaré en un par de días, cuando consiga digerir el mal trago). O el innecesario e incomprensible regreso de Stallone al personaje de John Rambo (buscando repetir el éxito que sí tuvo al retomar a Rocky Balboa).
La peor película del año: Ultimátum a la Tierra
No tengo la más mínima duda. Ultimátum a la Tierra es la peor película del año, un bodrio se coja por donde se coja. Y, además, una ofensa a todos aquellos que conocemos y veneramos la película original, uno de los títulos imprescindibles de la ciencia ficción de los años 50 y una de las cintas más representativas de la guerra fría. Un timo con mayúsculas, un naufragio sin paliativos, un desastre inconmensurable. Ni la espléndida Jennifer Connelly merece ser salvada de este desaguisado de película, porque nada merece la pena. Cuando dicen que Hollywood no tiene ideas, la gente se refiere a esto. Cuando dicen que los remakes son basura, es porque han visto algo como esto.
Ningún interés por verlas
Acabes viéndolas o no, y siempre hay alguna que cae por mucho que jures y perjures que no la verás, todos los años hay montones de películas que no te apetece nada ver. Obviamente, 2008 no ha sido una excepción. La lista la encabeza Sexo en Nueva York. Y no precisamente por ser lo que algunos llaman una película para chicas (categoría cuya existencia no termino de ver clara, como tampoco la de películas para chicos...). La verdad es que la serie me parece simpática, pero no me ha captado para la causa después de haber visto sólo la primera temporada. Si hay algo que no entiendo de esta adaptación por encima de todo es su duración: nada menos que dos horas y media. Un exceso se mire por donde se mire.
La peor película del año: Ultimátum a la Tierra

Ningún interés por verlas

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Pero hay más: Los crímenes de Oxford (Alex de la Iglesia ya me ha engañado bastante a lo largo de su carrera), The Eye (no cuela que Jessica Alba o cualquier actriz espectacular sea el único reclamo de una película), 88 minutos (porque no quiero ver a Al Pacino haciendo el ridículo; bastante tengo con la mayoría de las películas de Robert de Niro en los últimos diez años), Kung Fu Panda o Madagascar 2 (cada vez me atraen menos estas peliculitas animadas), La momia: La tumba del emperador dragón (aunque esté de moda alabar esta saga y criticar a Indy), X-Files: Creer es la clave (¿para qué una secuela a estas alturas?), Tropic Thunder (no, no me atrae nada esta comedia tan reputada...) o Mamma Mía! (reconozco que me da una pereza inmensa sólo pensar en esta película).
Lo que me queda por ver
Con el ritmo frenético que tiene la cartelera y con lo caras que son las entradas (¿no será ésta una de las causas de la piratería por un casual...?), hay muchas películas que se quedan en la carpeta de tareas pendientes. En los circuitos más independientes y reducidos se quedan 4 meses, 3 semanas y 2 días (por la temática, el aborto, y la forma en que lo encara, además de por las magníficas críticas que ha recibido), Hacia rutas salvajes (por ver qué puede hacer Sean Penn tras la cámara) o La familia Savage (por las interpretaciones).
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Pero hay más: Los crímenes de Oxford (Alex de la Iglesia ya me ha engañado bastante a lo largo de su carrera), The Eye (no cuela que Jessica Alba o cualquier actriz espectacular sea el único reclamo de una película), 88 minutos (porque no quiero ver a Al Pacino haciendo el ridículo; bastante tengo con la mayoría de las películas de Robert de Niro en los últimos diez años), Kung Fu Panda o Madagascar 2 (cada vez me atraen menos estas peliculitas animadas), La momia: La tumba del emperador dragón (aunque esté de moda alabar esta saga y criticar a Indy), X-Files: Creer es la clave (¿para qué una secuela a estas alturas?), Tropic Thunder (no, no me atrae nada esta comedia tan reputada...) o Mamma Mía! (reconozco que me da una pereza inmensa sólo pensar en esta película).
Lo que me queda por ver

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Del cine español sólo me ha provocado verdadero interés Camino, de la que he oído hablar maravillas (aunque me asusta que dure más de dos horas; ¿ya no quedan directores que tengan capacidad de síntesis...?). De los Coen queda pendiente Quemar antes de leer, pero con la sensación de que no me va a gustar, porque, como decía antes, los Coen llevan mucho tiempo sin entusiasmarme lo más mínimo. Todo lo contrario que La niebla, otra adaptación de Stephen King que hace Frank Darabont y, para algunos, una de las mejores películas del año.
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Y también tengo interés en ver películas como Vicky Cristina Barcelona (por el qué dirán, estoy convencido de que no le voy a encontrar nada de interés...), Rebobine, por favor (por ver si su cariño al cine es sincero), Antes de que el diablo sepa que has muerto (cine negro de Sydney Lumet, suena interesante), Los girasoles ciegos (aunque me han hablado fatal de ella, tanta nominación impulsa a verla...) Gomorra (por la cuestión real que tiene de fondo), Asesinato justo (por ver a Pacino y De Niro juntos en pantalla) o dos de los últimos estrenos del año: Australia, El intercambio.