lunes, abril 27, 2009

'Monstruos contra alienígenas': nada nuevo en el horizonte

Pixar aparte, la animación no termina de ofrecer títulos que perduren en la memoria. El último, Monstruos contra alienígenas. Entretenida, sí, pero igual que tantas otras películas. Cambia el escenario, cambian los protagonistas (monstruos en lugar de los habituales animales), pero no hay forma de sacudirse la sensación de que ya hemos visto lo que se nos ofrece. Y creo que el problema es la imperiosa necesidad que tiene este género de captar audiencias muy distintas entre sí. Pixar no hace eso. Pixar hace cine. Y eso nos gusta a todos. Pero el resto parecen obligados a cumplir con todas las minorías que pueden pagar una entrada para ver la película. Eso hace que muchos no entiendan la mayoría de las cosas que aparecen en pantalla y que cuando captamos algo tengamos la sensación de haber mordido sólo una zanahoria.

Monstruos contra alienígenas es una película para niños, sin duda alguna. Sus personajes no piden mucho del espectador, como tampoco su previsible y trillado guión. Pero, al mismo tiempo, es una película repleta de guiños que los más pequeños no son capaces de entender. Referencias a E.T., Encuentros en la tercera fase, Teléfono rojo: volamos hacia Moscú, Superdetective en Hollywood, Star Trek y otros muchos clásicos, que harán las (momentáneas, efímeras, insuficientes) delicias de quienes capten los guiños cinéfilos en su momento, pero que también supone gastar energía en gags que dejarán indiferentes a quienes no conozcan el original. Dreamworks se siente en la obligación de incluirlos para que el adulto que acompañe al niño al cine pueda encontrar motivos de satisfacción a lo largo del metraje. Y eso ya sabe a poco para cualquiera en una película de animación, mucho más desde que reina Pixar en el género.

A esto hay que añadir la procedencia de todos los protagonistas de la película, claro, ya que todos ellos tienen su reflejo en títulos clásicos de la ciencia ficción. La mosca, La mujer y el monstruo, Attack of the 50 foot woman, La masa devoradora y Mothra son los puntos originarios de los cinco monstruos de Dreamworks. Todas estas películas se hicieron entre 1954 y 1961, una época para muchos dorada en la ciencia ficción cinematográfica y, claro está, un gancho perfecto para el cinéfilo clásico (como lo pretende ser para el público femenino que la protagonista sea una heroína, una mujer de acción). Pero, claro, eso mismo resta originalidad al planteamiento de Monstruos contra alienígenas. Uno se llega a preguntar cuánto hay de original hay en la película y cuanto de remedo de otros tantos títulos anteriores, los mencionados, los desconocidos y mil más. Y por eso precisamente lo que podría haber sido una propuesta original pierde muchísima fuerza por ahí.

¿Entretenida? Sin duda, no podría decir que es una película aburrida y seguro que los más pequeños se lo pasan bomba. Pero es posible que este filme sea mucho más interesante desde el punto de vista comercial que desde el cinematográfico. La película se ha distribuido en 3-D (no sé hasta qué punto en España hay accesibilidad a ese sistema o al Imax, pero...) y parece que ha logrado muy buenas recaudaciones gracias a ese sistema. Pretende ser una forma más de luchar contra la piratería, de llevar a la gente a los cines para ver algo más que lo que podrían conseguir bajándose la película de Internet. Y me parece estupendo. Pero eso mismo es también una debilidad de la película vista en 2-D. Así, tiene demasiados planos que se nota que están pensado para las tres dimensiones. Y sin las famosas gafas y una proyección adecuada, parecen forzados. Y no tendría porqué ser así.

Otro vicio en el que suele caer el cine de animación está en el doblaje y Monstruos contra alienígenas no se escapa de ese error. Recurrir a personajes más o menos conocidos es un error. En esta ocasión, la protagonista tiene la voz en España de Carolina Cerezuela (Camera café, Hospital Central). Y su voz parece sacada de una película diferente a la que protagonizan el resto de actores de doblaje, una sensación muy similar a la que recuerdo en Dinosaurio con Maribel Verdú. Sigo pensando que en España hay un serio problema con la voz, un terreno que casi ningún actor parece dominar de verdad. Por eso hay actores de doblaje por un lado y actores por otro. Los primeros hicieron que el doblaje español fuera siempre de los mejores. Los segundos lo empobrecen. En la versión original, ponen su voz Hugh Laurie (House), Reese Whiterspoon o Kiefer Sutherland. Pero en Estados Unidos la voz sí es la mitad de la actuación y los actores la cuidan, la preparan y la educan de forma profesional. Sobre eso todavía no se ha reflexionado aquí. Suerte para cuando lo hagan.

Monstruos contra alienígenas es la típica historia de buenos sentimientos y moralina infantil que abunda en el cine de animación. Algún chiste divertido, muchos ya vistos, alguna escena interesante (la boda frustrada), algún momento visual muy impactante (la lucha en el Golden Gate de San Francisco)... y poco más. Pasable, pero predecidble. Para ver algo nuevo en el cine de animación, como siempre, esperaremos a Pixar. Ya queda poco para Up.

lunes, abril 20, 2009

Russell Crowe, el nuevo Robin Hood

Ya tenemos nuevo Robin Hood, y promete ser de los mejores a tenor por los nombres que están envueltos en el proyecto, ya en fase de rodaje. Russell Crowe es el nuevo rostro del forajido del bosque de Sherwood en la película que está dirigiendo Ridley Scott y que llegará a los cines en mayo de 2010 (al menos en Estados Unidos; en España, cruzaremos los dedos para que el estreno no lleve demasiado retraso). La novedad es la primera foto del actor como Robin Hood, que ha sido publicada en el periódico norteamericano USA Today.

Crowe, para mí uno de los mejores actores del momento, logró el papel que rumores previos le daban a Christian Bale (sobradamente conocido por su papel de Batman en la saga dirigida por Christopher Nolan) y Sam Riley (mucho más desconocido, se le puede ver ahora en los carteles de Control, estrenada hace dos fines de semana en España aunque sea una película de 2007). Quizá tuvo mucho que ver que la película cayera en manos de Ridley Scott, ya que es la quinta colaboración entre actor y director (Gladiator, Un buen año, American gangster y Red de mentiras). Antes de que Scott se pusiera manos a la obra, se pensó en directores como Sam Raimi o Bryan Singer.

Como Lady Marian tendremos a Cate Blanchett, una elección que nada tiene que ver con las rumoreadas Kate Winslet y Rachel Weisz, o Sienna Miller, la actriz previamente contratada para el papel y que tuvo que abandonar el proyecto por los continuos retrasos. En esos retrasos se quedó la esencia de lo que iba a ser la película en origen. El título provisional que se dio a concoer tiempo atrás era Nottingham, lo que daba a entender que pretendía ser una versión del mito de Robin Hood desde la óptica del sheriff de Nothingham. Finalmente, lo que se está rodando es una versión cercana a la realidad histórica, lo cual, a priori, pongo en duda conociendo las licencias que se suele permitir Ridley Scott en ese terreno.

Robin Hood ha protagonizado más de un centenar de películas y series de televisión desde que en el lejano 1912 Robert Frazier le pusiera rostro. Douglas Fairbanks encarnó al famoso arquero en 1922 y Errol Flynn lo inmortalizó en 1938, en Robin de los bosques, la mejor y más conocida versión del mito. En 1976, Sean Connery dio vida a un Robin Hood mucho más maduro en Robin y Marian, una película de tono crepuscular. Y en 1991 fue Kevin Costner quien se convirtió en Príncipe de los ladrones. Sobra decir que tengo plena confianza en el tandem Crowe-Scott para ver una película, como poco, entretenidísima. Pero todavía queda mucho para verla.

jueves, abril 16, 2009

Las mejores películas americanas por género

Aquí va otra de esas listas que promueven el debate cinéfilo y la búsqueda de películas que todavía no hayamos visto. El Instituto de Cine Americano publicó el año pasado una de las diez mejores películas por género, hasta alcanzar el centenar de películas (si alguien quiere consultar la lista completa, de 500 candidatas, 50 por categoría, lo puede hacer aquí). ¿Primera conclusión? Que siempre falta mucho cine por ver (a mí, nada menos que 26 de las películas aquí nombradas). ¿La segunda? Que todos echaremos en falta nuestros títulos admirados, esos que nos emocionan y que volvemos a ver una y otra vez. ¿Y la tercera? Que hay géneros que uno no acaba de entender muy bien por qué se incluyen en esta lista (cine deportivo o de gangsters) y otros quedan fuera (musical, terror, acción).

· Animación: Blancanieves y los siete enanitos.
Del segundo al décimo: Pinocho, Bambi, El Rey León, Fantasía, Toy Story, La Bella y la Bestia, Shrek, La Cenicienta, Buscando a Nemo.
Disney manda, como no podía ser de otra manera. El viejo estudio coloca siete películas, por dos de Pixar y una de Dreamworks. Personalmente, me sobra esa última, Shrek, una película que me hizo mucha gracia en su día pero a la que no vi la trascendencia que quisieron darle. Que la saga se alargue hasta el cansancio tampoco ayuda a que mejore mi opinión sobre ella. Blancanieves es Blancanieves, sin duda, pero para mí la mejor es La Bella y la Bestia y su séptimo puesto me sabe a muy poco. ¿Y La dama y el vagabundo...? De Pixar sigo pensando que Toy Story 2 es mejor que la original y que Los Increíbles, Ratotuille o Wall·E son mejores películas que Buscando a Nemo, aunque ésta puede ser la más divertida. Y para romper la hegemonia del gran estudio de animación, yo hubiera propuesto El gigante de hierro o El príncipe de Egipto, dos películas bastante infravaloradas (sobre todo la primera) y de una calidad impresionante.

· Comedia romántica: Luces de la ciudad.
Del segundo al décimo: Annie Hall, Sucedió una noche, Vacaciones en Roma, Historias de Filadelfia, Cuando Harry encontró a Sally, La costilla de Adán, Hechizo de luna, Harold y Maude, Algo para recordar.
No es precisamente un género que me apasione, porque le veo síntomas de agotamiento desde hace algunos años, nula originalidad y siempre buscando el esquema que dé el éxito en taquilla aunque lo hayamos visto una y cien veces. Creo que es el género en el que menos películas he visto de las seleccionadas por el Instituto de Cine Americano. Y la que encabeza la lista es una de ellas. Pero Chaplin era un genio, así que... Me sabe a poco el quinto puesto de Historias de Filadelfia y el séptimo de La costilla de Adán. Sin haberla visto, me sorprende muchísimo la presencia de Hechizo de luna y habiéndola visto no comparto en absoluto la inclusión de Algo para recordar. Prefiero Pretty Woman. Y entre los clásicos, ¿dónde quedaron Adivina quién viene esta noche o El apartamento?

· Western: Centauros del desierto.
Del segundo al décimo: Solo ante el peligro, Raíces profundas, Sin perdón, Río rojo, Grupo salvaje, Dos hombres y un destino, Los vividores, La diligencia, La ingenua explosiva.
No hay lista de westerns que no esté encabezada por Centauros del desierto. Y probablemente con todo merecimiento. Es una joya inmortal. Y John Wayne todo un arquetipo insustituible. No es un género que domine demasiado, aunque sí creía tener más controlados los grandes títulos, pero descubro que me faltan cuatro de los seleccionados. La sonrisa es inevitable al leer en las películas elegidas títulos que adoro como Solo ante el peligro (quieren hacer un remake; tiemblo desde el día en que lo oí por primera vez...), Sin perdón (todo un reconocimiento a Clint Eastwood), Dos hombres y un destino (¿existe mejor pareja cinematográfica que Newman y Redford...? Y qué final...) o La diligencia (y es que John Ford era el rey del género). Pero me resisto a creer que algunas de las que no he visto son mejores que Duelo al sol.

· Cine deportivo: Toro salvaje.
Del segundo al décimo: Rocky, El orgullo de los Yanquis, Hoosiers, Los Búfalos de Durham, El buscavidas, El club de los chalados, El relevo, Fuego de juventud, Jerry Maguire.
Esta es la categoría que me parece más discutible. ¿Pueden entrar en la misma categoría Toro salvaje, Hoosiers o El buscavidas? Complicado, muy complicado, aunque tengan el débil nexo en común de una práctica deportiva en sus metrajes. En cualquier caso, sí, Toro salvaje es la mejor. Y me hace mucha ilusión que una película como Hoosiers, probablmente muy desconocida para muchos, ocupe el cuarto lugar de esta lista. Puestos a incluir Jerry Maguire, yo hubiera preferido El color del dinero (continuación de El buscavidas a cargo de Martin Scorsese) o, qué demonios, Karate Kid, una película que marcó como tantas otras los años 80. Sorprende que no esté Carros de fuego, que es la más premiada de entre las películas que se han acercado de una u otra forma al mundo del deporte.

· Película de misterio: Vértigo.
Del segundo al décimo: Chinatown, La ventana indiscreta, Laura, El tercer hombre, El halcón maltés, Con la muerte en los talones, Terciopelo azul, Crimen perfecto, Sospechosos habituales.
Vaya colección de peliculones las que ofrece la categoría de cine de misterio. Y por si quedaba alguna duda, Alfred Hitchcock era, es y siempre será el rey. Nada menos que cuatro películas suyas se cuelan en este apartado. Y la mejor, sin duda, Vértigo. Claro que yo hubiera colocado Con la muerte en los talones en el lugar de La ventana indiscreta (a pesar de la magnética presencia de Grace Kelly), pero... Laura y El halcón maltés son dos películas que resisten el paso del tiempo con una firmeza asombrosa. Me sobra Terciopelo azul, una película a la que no le vi nada genial, y es que David Lynch no me termina de llegar. Entre las más modernas, prefiero sin duda L. A. Confidential o Seven (que sí fue una revolución en su momento y permanece muy vigente en la memoria de los cinéfilos), y entras las clásicas El cartero siempre llama dos veces (no el remake de los 70 con Jack Nicholson y Jessica Lange). ¿Perdición podría entrar en esta categoría...?

· Fantasía: El Mago de Oz.
Del segundo al décimo: El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, Qué bello es vivir, King Kong, De ilusión también se vive, Campo de sueños, El invisible Harvey, Atrapado en el tiempo, El ladrón de Bagdad, Big.
Una selección sorprendente la de las películas fantásticas. Sorprendente por la inclusión de títulos como De ilusión también se vive o El invisible Harvey, que uno no tildaría de fantásticos así de primeras; por el recuerdo al clásico El ladrón de Bagdad y no a los títulos de terror de la Universal; por el ninguneo a la década prodigiosa de la fantasía, los 80; por la mención a títulos modernos pero anclados en la realidad como Atrapado en el tiempo, Campo de sueños (una película que siempre he adorado y que creía algo más olvidada) o Big, y el olvido de fantasías puras y duras como Cristal oscuro, Eduardo Manostijeras o La princesa prometida. Y el olvido perpétuo al mundo de los superhéroes y ese ejemplo inmortal que es el Superman de Richardo Donner o la magia contemporánea de El Caballero Oscuro de Christopher Nolan. Eso sí, no me siento capaz de discutir la supremacía de El Mago de Oz. Es una delicia recomendable para públicos de todas las edades.

· Ciencia ficción: 2001. Una odisea del espacio.
Del segundo al décimo: La guerra de las galaxias, E.T. El extraterrestre, La naranja mecánica, Ultimátum a la Tierra, Blade Runner, Alien, Terminator 2, La invasión de los ladrones de cuerpos, Regreso al futuro.
Cuántas veces habré visto casi todas las películas que conforman este apartado. Y qué distintas son estas películas entre sí. Yo no hubiera incluído E.T. en ciencia ficción, sino en fantasía. De esas décadas tan prodigiosas como llenas de ingenuidad e imaginación, y antes que La invasión de los ladrones de cuerpos, la clásica, yo habría metido a Planeta prohibido, El increíble hombre menguante, La guerra de los mundos o El pueblo de los malditos. No comparto que la elegida sea Terminator 2 y no la película original. Y el toque de nostalgia de incluir Regreso al futuro reivindica una película que es más de lo que muchos piensan. Pero que no esté Encuentros en la tercera fase me parece ofensivo. Se me hace difícil ver una lista de ciencia ficción sin un clásico moderno como Desafío total. Y siempre he pensado que Minority report acabará convertida en un clásico.

· Cine de gangsters: El Padrino.
Del segundo al décimo: Uno de los nuestros, El Padrino II, Al rojo vivo, Bonnie y Clyde, Scarface, Pulp Fiction, El enemigo público, Hampa dorada, El precio del poder.
Lo fundamental de esta categoría me parece la decisión sobre el eterno: ¿es mejor El Padrino o El Padrino II? Y yo que casi me decanto por la segunda... aunque Marlon Brando es mucho Marlon Brando. Ya he dicho muchas veces que Tarantino no es santo de mi devoción, así que ver Pulp Fiction junto a El Padrino o Uno de los nuestros me chirría muchísimo. Puestos a colocar una película moderna en esta lista, yo hubiera preferido Infiltrados o Heat, aunque parece que las dos están cayendo en un relativo olvido (¿me equivoco?). No ver en la lista Cayo Largo, La ley del silencio o Sed de mal me duele en el alma cinéfila. ¿Y Los intocables de Eliot Ness? Siempre le he tenido cariño...

· Drama judicial: Matar a un ruiseñor.
Del segundo al décimo: Doce hombres sin piedad, Kramer contra Kramer, Veredicto final, Algunos hombres buenos, Testigo de cargo, Anatomía de un asesinato, A sangre fría, Un grito en la oscuridad, ¿Vencedores o vencidos?.
Este es otro género más que discutible, que abarca películas difícilmente clasificables en la misma estantería... En todo caso, las dos primeras me parecen innegociables, dos títulos clave para entender el cine norteamericano de la época. Ambas películas demuestran los tipos tan distintos de cine que se engloban aquí. Kramer contra Kramer me sorprendió gratamente cuando la vi, me parece mejor película de lo que parece que se piensa hoy. La inclusión de Algunos hombres buenos, siendo una cinta que me gusta, me parece una concesión a la galería. Prefiero mil veces El dilema. Que entre las elegidas no esté Senderos de gloria es, probablemente, una muestra de lo confuso que es este género. De otro modo, es inexplicable este olvido.

· Cine épico: Lawrence de Arabia.
Del segundo al décimo: Ben-Hur, La lista de Schindler, Lo que el viento se llevó, Espartaco, Titanic, Sin novedad en el frente, Salvar al soldado Ryan, Rojos, Los diez mandamientos.
Mucho, mucho, mucho espectáculo hay en esta categoría. Y aunque Ben-Hur siempre formará parte de mis favoritas, el primer puesto para Lawrence de Arabia me parece muy justo. Es una película impresionante que no envejecerá nunca. No sé si metería a La lista de Schindler en la misma categoría, pero contar aquí dos películas de Spielberg es una gran alegría. Y más porque la segunda es Salvar al soldado Ryan, que en su día fue bastante despreciada por motivos de guión que no comparto. Titanic me chirría. No me gusta la película por la que James Cameron se autoproclamó rey del mundo. Prefiero mil veces Apocalypse now, Braveheart o Gladiator. Master and Commander y La pasión están un peldaño por debajo, pero también me hubiera producido alegría verlas por aquí.

jueves, abril 09, 2009

10 PELÍCULAS..., diez frases míticas

Hace ya algunos años, me guardé un recorte de prensa que recogía las diez frases más celebres de la Historia del cine que había recopilado el Libro Guinness del Cine. Pensaba hacerme eco aquí de dicho listado, publicado en 1998, pero está visto que Internet llega a todas partes y hay montones de páginas en las que se pueden consultar esas diez frases memorables. Así que me he puesto manos a la obra y he recopilado otras diez frases míticas, diez frases que se me han grabado de tal forma en la memoria que las he utilizado en la vida diaria con cierta habitualidad. A veces con su sentido más literal, a veces como comparación con algún suceso, a veces simplemente como recordatorio a la película en cuestión. Diez frases míticas ordenadas por orden cronológico.


· DRACULA (1931)
"Yo no bebo... vino".

Tras la fantasmagórica y aterradora aparición de Bela Lugosi en pantalla, poco a poco se van dando a conocer detalles sobre el personaje. Y uno de ellos es el esencial. Cuando Renfield, de viaje de negocios en Transilvania, insta al Conde Dracula a unirse a él en la mesa, éste le replica de una forma tan categórica como terrorífica. Vino no. Pero sí bebe, ya lo creo que sí. Renfield no sabe lo que bebe Dracula, el mejor Dracula que ha visto nunca la pantalla, pero el espectador sí. Yo tampoco bebo vino... ni sangre.

· LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ (1939)
"A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre".

Uno de los parlamentos, de los diálogos y de las escenas más famosas del cine de siempre, el final de la primera mitad de Lo que el viento se llevó. Vivian Leigh, sobre un atardecer rojizo y haciendo una solemne promesa, la de que nunca más volverá a sufrir penurias. Poco sabía la buena (¿buena?) de Escarlata O'Hara que todavía le quedaba más de hora y media de sufrimiento en la película. Yo no he pasado hambre, no, pero ¿quién no se acuerda de este memorable momento?

· CASABLANCA (1942)
"Siempre nos quedará París".

Casablanca es la película que más frases célebres ha dejado en la Historia del cine. Lo difícil es escoger sólo una. Que si puede ser el comienzo de una gran amistad, que si de todos los cafés del mundo tuvo que entrar en el mío, que si tócala otra vez Sam (cosa que, en realidad, no se llega a decir en la película). Pero como en el fondo soy un romántico incurable y, además, no conozco de la capital francesa más que uno de sus aeropuertos, me tengo que quedar con ésta. Y es que nunca hubo una pareja como Bogart y Bergman. Bueno, Bogart y Bacall, pero esa además de en el cine vivió su pasión en la vida real.

· CON FALDAS Y A LO LOCO (1959)
"Nadie es perfecto".

No podía faltar en esta lista una película de Billy Wilder. Y no podía faltar el mejor final posible de una comedia sencillamente extraordinaria. Después de toda una película preguntándonos cómo iba a acabar la imposible relación entre Daphne (Jack Lemmon) y Osgood (Joe E. Brown)... nos quedamos con las ganas de saberlo. ¿Por qué? Porque podemos ser muchas cosas en esta vida, ricos o pobres, sensatos o alocados, hombres o mujeres, pero hay una cosa que no podemos ser por mucho que nos empeñemos: perfectos. ¿Y quién quiere perfección...? Yo no. Me gustan esas pequeñas imperfecciones que hacen de la vida algo apasionante.

· EL PADRINO (1972)
"Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar".
Pensad en una frase que os haya puesto los pelos más de punta que ésta. Porque el Padrino, don Vito Corleone, Marlon Brando, lo dice como si nada. Sin amenazar realmente. Pero se ve todo lo que hay detrás de esa sencilla frase. Una oferta que no podrá rechazar. El "no podrá" no implica que la oferta sea tan buena que sea imposible decir no. El "no podrá" significa exactamente eso, que no va a poder rechazarla. Y sólo de pensarlo, insisto, se me ponen los pelos de punta. La amenaza más limpia y hermosa que ha dicho un mafioso en la pantalla. Y en un peliculón de esos imposibles de olvidar.
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· TIBURÓN (1975)
"Vamos a necesitar un barco más grande".
Un tiburón ataca en la costa y hay que cazarle. Vale. Hasta ahí todo parece relativamente fácil, ¿no? Salen tres hombres con un barco a alta mar con ese objetivo. Y entonces es cuando uno de ellos, el jefe de Policía Brody (Roy Scheider), ve por primera vez y de cerca al bicho que quiere cazar. Es grande. Muy, muy grande. Y a Brody no le queda más remedio que asumir que va a necesitar un barco más grande para cazar al animal asesino. Como en tantas y tantas cazas de la vida real, hace falta un barco así.
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· TAXI DRIVER (1976)
"¿Me estás hablando a mí?".
Decía un poco más arriba que pensárais en una frase que ponga los pelos de punta. Es esta. Travis (Robert De Niro) frente al espejo, planeando su cruzada contra aquellos que hacen de Nueva York una ciudad peligrosa. Con un arma en su mano. Y recreando cómo va a reaccionar cuando se encuentre al primer listo al que ajusticiará. Lo que uno siente al ver esta escena sólo se parece a lo que sentí al ver a Clint Eastwood en Gran Torino. Y, no, nunca jamás en la vida le he dicho esta frase a nadie en serio. Yo no soy capaz.

· LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (1977)
"Que la Fuerza te acompañe".
La Fuerza, siempre la Fuerza. Ni la suerte ni nada parecido. Lo que tiene que acompañar a la gente para que las cosas le salgan bien es la Fuerza. Lo complicado en esta saga es recordar qué personaje dijo esta frase en qué escena. Yo siempre me quedo con esa en la que Han Solo (Harrison Ford) se la dice a Luke Skywalker antes del ataque a la Estrella de la Muerte. No creerá en la Fuerza, pero sabe que es lo que su amigo necesita oír. Y si Han lo dice, es que algo tiene que haber... No hay mucha gente que me lo ha dicho, no, pero es una frase que yo sí suelo utilizar. Que la Fuerza os acompañe a todos.

· BLADE RUNNER (1982)
"He visto cosas que vosotros no imaginaríais".
Si alguna vez el cine se ha acercado a la poesía, es en este parlamento de Blade Runner. La misión del replicante Roy Batty (Rutger Hauer) llega a su fin ante el blade runner Deckard (Harrison Ford). Y entonces, sólo entonces, Roy es capaz de expresar el inmenso e infinito valor de la vida. El de esos pequeños y grandes recuerdos que nos mantienen vivos. El de todo aquello que se perderá cuando dejemos de respirar. Y no importa quién escucha esos sentimientos. Lo importante es plasmarlos para que no se olviden, antes de que se pierdan como lágrimas en la lluvia. Como las lágrimas que siempre me despierta esta escena.

· E.T. EL EXTRATERRESTRE (1982)
"Mi casa, teléfono".
Pocas cosas me han generado más asombro en un cine que ver a E.T. hablar por primera vez. Y no tiene nada que ver con que tuviera cuatro años cuando lo vi. Tiene que ver con la magia, con los sueños y con la empatía que uno puede sentir con un personaje, por mucho que no sea en realidad más que un amasijo de cables y plástico. Lo de "teléfono, mi casa" es sólo uno de los incontables momentos mágicos que tiene esta película. Pero es algo que permanecerá para siempre en mi memoria. Y seguro que en la de otros muchos que, como yo, cayeron un bue día bajo el influyo de esta preciosa e inolvidable película. Que levante la mano quien no haya dicho nunca "teléfono, mi casa" intentado imitar la voz de E.T. ¿Hay alguien? Pues no sabes lo que te has perdido...

jueves, abril 02, 2009

'Camino', polémica, sueños, fe y realidad

No puedo dejar de pensar que el cine es algo maravilloso. No importa todo lo que hayas oído o leído sobre una película. No importa que un título haya sido centro de la polémica durante meses y eso haya acrecentado las dudas que tengas sobre él. No importa que no suelas equivocarte en las ideas preconcebidas que tienes sobre un filme y que de éste esas ideas sean a priori negativas. No importa que forme parte de un cine que sueles rechazar. Nada de eso importa. Porque siempre, siempre, siempre te vas a encontrar alguna sorpresa. Y esa sorpresa, ahora, se llama Camino. Después de meses de polémica sobre el tratamiento que da la película al Opus Dei, de pensar que iba a ser un filme que no me iba a llamar mucho la atención (a pesar de haber recibido una recomendación muy entusiasta de una persona que se pasa de vez en cuando por aquí y por allá) y de las dudas que siempre me despierta el cine español, Camino me ha encantado.

Despachemos primero la polémica para poder hablar sobre la película. Y es que ese el exactamente el punto de vista que demanda Camino: cine antes que religión. Sectores religiosos la han entendido como un ataque directo a sus postulados y a su forma de entender la vida y la fe, por encima de sus valores cinematográficos. Aparte de las excesivas ganas que parece haber siempre en este país de sentirnos ofendidos por todo, la pega que le puedo poner a ese planteamiento es su excesiva simpleza. Camino no es una película sobre el Opus Dei. Camino, aunque la contiene, no es un vehículo de crítica a esta forma de ser religioso. Camino es la encantadora historia de una niña que se produce en un contexto determinado. Pero Camino va sobre esa niña, no sobre el contexto. Limitarse al contexto es tanto como rechazar las películas de ciencia ficción por el envoltorio o las españolas por ser españolas (mi rechazo se debe a la experiencia no al prejuicio).

¿Que es una película crítica con el Opus Dei? Desde luego. ¿Y qué? ¿Hay algo en la película inventado o tergiversado? No. En todas partes hay personas normales y en todas partes hay fanáticos. Todavía recuerdo que en la ceremonia de los Oscars de 1992 hubo una manifestación a las puertas del teatro para protestar contra El silencio de los corderos. Sus protagonistas eran transexuales que demonizaban la película y a su director, Johnathan Demme, por el simple hecho de que el asesino de la película era un transexual. Y a mí aquello, como esto, me parece demencial. Si protestaran todos los colectivos a los que pertenece cada villano de ficción, no tendríamos cine. Y si en lugar de dedicar tantos esfuerzos a polémicas baldías cada uno se dedicara a hacer su trabajo, las cosas irían mucho mejor. Y un detalle más: ¿es que aquellas personas con sentir religioso que trataron de masacrar la película no vieron a Dios al final? ¿Es que sólo hay una forma de sentir la fe? Si hay quien piense así, eso no es fe; es intolerancia.

Y ahora vamos a lo que importa, la película. El temor inicial a la hora de afrontar Camino venía por el director, Javier Fesser. Hasta ahora, había realizado dos películas: El milagro de P. Tinto y La gran aventura de Mortadelo y Filemón. Es decir, dos comedias disparatadas (y todavía me estoy arrepintiendo de haber pagado una entrada para ver la segunda). Saltar con éxito a un drama realista y hospitalario como éste parecía una tarea compleja. Pero lo hace de maravilla porque convierte ese en apariencia simple drama en una historia llena de matices, de rincones y recovecos en los que perderse. Camino no se queda en ver la agonía o las circunstancias religiosas de este durísimo trance. Camino es la historia, como decía, de una niña y el centro de la historia no es su muerte, sino sus ilusiones, sus sensaciones, sus creencias, sus sueños. Eso es lo que hace grande a Camino, que no se limita a ser un relato frío y duro, sino que desprende pasión y sentimientos por sus cuatro costados.

La clave para conseguirlo es Nerea Camacho, la pequeña de once años que interpreta a la protagonista. Es dificilísimo rodar con niños (más difícil cuanto más pequeños son) y hay pocos chavales con el suficiente carisma para llevar por sí solos el peso de una película. Nerea lo hace a la perfección y se convierte desde ya en uno de esos nombres que uno desea volver a ver en la gran pantalla lo antes posible, para verla crecer película a película y con los dedos cruzados para que la adolescencia y la madurez no le quiten toda la luz con la que ahora inunda la pantalla. Con un niño como protagonista, también hay que darle mérito al director. Fesse sabe dirigir a Nerea Camacho y consigue que el espectador sueñe y sienta una empatía total con ella. Habrá quien sienta lo mismo que ella en su fe. Mi empatía enlaza más con sus sueños, pero provoca una comprensión inmediata con su sentir religioso (independientemente de que sea compartido o no).

Me gusta Camino por lo que cuenta, por quién lo cuenta y por cómo lo cuenta. El cine español tiene una tendencia a rodar películas con el simple esfuerzo de colocar la cámara y filmar la realidad. Camino va más allá y mete al espectador en un mundo de fantasía, amplía el horizonte de la historia basada en un hecho real y construye cine. Mezcla con habilidad los sueños con la vida real, sin perder ritmo a pesar de que se trata de una película larga (140 minutos) y una historia tan lenta como densa, y la adereza con un magnífico trabajo musical de Rafael Arnau. Camino tiene muchísima magia y ternura. Quien prefiera quedarse en la polémica, allá él. Se perderá una película notable, una sorpresa de esas que te hace recuperar la ilusión por el cine. ¿Una película perfecta? No, pero sí muy recomendable por todo lo que tiene de belleza y por el amplio debate que permite sobre el cine... y sobre la vida.