domingo, diciembre 30, 2007

Lo mejor y lo peor de 2007

Se acaba 2007, momento de hacer repasos y balance, momento de hacer esas listas con las que casi nadie suele estar de acuerdo pero que son tan personales como los gustos de quien las firma. De las 38 veces que he ido a una sala de cine en los últimos doce meses, estas son, por orden alfabético, mis diez películas del año.

300
Toda una sorpresa por venir de un director casi desconocido como Zack Snyder. La extraordinaria novela gráfica de Frank Miller encuentra una adaptación tan fiel como fresca. Una muy particular y nada histórica visión de la batalla de las Termópilas, espectacular como pocas y tremendamente original en un género tan desgastado ya como es la acción.

AMERICAN GANGSTER
A la crítica le encanta menospreciar a Ridley Scott. American Gangster no ha sido una excepción, a pesar de ser una película poderosa y visualmente excepcional, de contar con dos actores magistrales (Denzel Washington y Russell Crowe) y de tocar un género habitualmente del gusto de la prensa especializada. Con sus defectos, que los tiene, una película espléndida que seguro mejorará en el DVD, como es habitual en Scott.
APOCALYPTO
Mel Gibson sabe rodar como pocos. Después de La Pasión, demuestra que sigue en plena forma por mucho que sus escándalos personales taparan la grandiosidad de esta película. Mantener la tensión de una persecución que dura casi una hora es una genialidad. Rodada en idioma maya, da una importancia capital a la imagen y al sonido, mayor que al lenguaje, y evita la gran lacra del cine actual, los superfluos diálogos. Una joya.

CARTAS DESDE IWO JIMA
Que Clint Eastwood es uno de los grandes de la historia del cine es algo que está fuera de toda duda. Cartas desde Iwo Jima es una de sus mejores películas, lo que es mucho decir para un director que ha dirigido ya un puñado de obras maestras. Brillante relato antibélico, rodada casi íntegramente en japonés y desde el punto de vista japonés. Ken Watanabe se consolida como uno de los mejores actores del momento


EL BUEN PASTOR
Robert de Niro es un inmenso actor, por más que no pare de aburrirnos con comedias indignas de su talento. También es un gran director, como ya apuntó hace demasiados años con Una historia del Bronx. El buen pastor, la complejísima historia de gestación de la CIA, lo confirma. Grandísimo reparto (qué alegría volver a ver a Joe Pesci en un título importante) para una película valiente. Demasiado inteligente para los tiempos que corren, el público le dio la espalda.

LA VIDA DE LOS OTROS
Película valiente y más actual de lo que muchos creen. Un espectacular guión desemboca en uno de los finales más hermosos del cine moderno. La frescura de un puñado de actores, desconocidos para el gran público por ser alemanes, completa dos horas increíbles de cine. La historia te agarra como pocas durante todo el metraje y compararla con el cine español sólo hace sentir envidia.

MICHAEL CLAYTON
Un buen guión y un puñado de grandes actores siempre darán una buena película. George Clooney se consolida como un buen actor, pero le superan Tom Wilkinson, Sydney Pollack y una Tilda Swinton que huele a Oscar aunque no se lo den. Brillante climax final, la quintaesencia del plano-contraplano entre dos actores, Clooney y Swinton, que deslumbran ahí más que nunca. Comprometida y necesaria.

RATATOUILLE
Una genialidad más de Pixar, esta vez con el sello de un director que lleva camino de ser uno de los grandes, Brad Bird (Los Increíbles, El gigante de hierro). Un guión exquisito, una historia maravillosa, unos personajes deliciosamente perfilados, una música preciosa, una animación portentosa. Lo tiene absolutamente todo para divertir a los más pequeños y para deleitar a los mayores con casi dos horas de puro cine. Y París, qué maravilla...

SPIDER-MAN 3
Criticada con saña, para mí un cierre brillante a una trilogía que ha hecho historia en el moderno cine fantástico. Con sus lagunas en el guión y sus absurdas concesiones a la simplicidad, es un espectáculo de primera magnitud. Peca de un afán de querer incluir demasiadas cosas. Grande el Spider-Man negro y malvado, grande Venom. Los últimos 20 minutos, un sueño hecho realidad para todo fan del cómic.

STARDUST
La mejor película fantástica del año. Una delicia en casi todos los sentidos, un cuento de hadas modernizado pero tan inocente como si fuera una película de los años 80. La novela gráfica de Neil Gaiman da lugar a un filme entretenidísimo en el que brilla con luz propia una inmensa y preciosa Michelle Pfeiffer. Fue un enorme fracaso de taquilla. Puede que el público moderno no sea capaz ya de entender una película tan bonita.


ZODIAC
David Fincher sigue sorprendiendo. Zodiac es una reinvención en toda regla del cine policiaco. Lo hizo en los 90 con Seven y lo hace en el siglo XXI con esta maravilla, brillantemente dirigida e interpretada, con un guión poderoso y hábil. Que nadie espere una película de tres actos y un clímax al final. Zodiac rompe para bien y con maestría la estructura cinematográfica convencional y deja un grandísimo sabor de boca.


Y como todos somos humanos, a veces pagamos una entrada por películas que uno no sabe muy bien por qué las está viendo. Estos son los tres títulos (sólo tres, que estamos en Navidad y hay que ser benévolos), también por orden alfabético, que peor sabor de boca me han dejado en 2007.

LA BRÚJULA DORADA
Aburridísima fantasía en la que uno nunca sabe muy bien qué nos están contando. Los actores deambulan sin creerse sus papeles, la niña protagonista no despierta simpatía alguna. La sensación de haber visto mil y una veces la historia de un crío que salva al mundo de fuerzas poderosas no ayuda. Un desbarajuste, se mire por donde se mire, insalvable ni siquiera con futuras y muy improbables secuelas por el fracaso cosechado.


MARÍA ANTONIETA
Después de la sorprendente Lost in translation había interés por ver qué nos ofrecía Sofia Coppola. Y lo que nos ofreció fue un esperpento de proporciones épicas, una película que no despierta el interés ni por la historia ni por los personajes, un intencionado anacronismo, plagado de canciones pop, que decepciona de principio a fin. Es de esas películas en las que uno se pregunta si al rodarla no se estarán dando cuenta de lo mala que es.


TRANSFORMERS
Destrozar un mito es facilísimo. Y si Michael Bay está detrás, más fácil todavía. Un guión asombrosamente infame, unos diálogos espectacularmente estúpidos y unos actores inverosímiles todos ellos acaban por destrozar el sueño infantil de muchos veinte y treintañeros de ver una película a la altura. Los efectos, impresionantes... si consigues enterarte de lo que está pasando en la pantalla, claro...

jueves, diciembre 27, 2007

'Toy Story 2', la joya de Pixar

Toy Story 2 sigue siendo para mí la joya de Pixar y nunca me cansaré de verla una y otra vez. El primer Toy Story fue excelente, abrió la puerta a que llegaran después maravillas como Buscando a Nemo o Los Increíbles, pero la mejor película de esta factoria de animación por ordenador de ese genio que es John Lasseter sigue siendo Toy Story 2. Lo tiene absolutamente todo, es una película tremendamente divertida, es adecuada para niños y para adultos, tiene un guión espléndido que pone el acento en los personajes como si fueran actores de carne y hueso, una música preciosa, una animación que deja la boca abierta a todos los espectadores y unas extraordinariamente divertidas tomas falsas que acompañan los títulos de crédito finales.

Pixar planeó la secuela de Toy Story para que fuera directamente al mercado de vídeo, como Disney hacía por aquellos años con casi todos sus títulos de éxito. Pero Lasseter y sus muchachos se dieron cuenta de que tenían entre manos un material de primera, un guión exquisito. No era sólo una secuela para ganar dinero. Era una muy buena historia, con los elementos que por un motivo u otro se habían caído de la película original (la pesadilla de Woody, por ejemplo), que merecía un esfuerzo al menos tan grande como el que se hizo para estrenar la película de 1995. Y se hizo. Y salió de maravilla, gracias también a que los actores que hicieron el primer filme estuvieron dispuestos a repetir. Es difícil imaginar a Woody sin la voz de Tom Hanks o a Buzz sin la de Tim Allen (prefiero escucharles en versión original).

Quien espere ver una simple repetición de Toy Story, se equivoca. Los personajes han evolucionado en muchísimos sentidos. Si en la original era Buzz quien tenía que aprender que era un juguete, ahora es Woody quien pasa por algo parecido pero a la vez distinto. El viejo vaquero de trapo descubre que es el protagonista de una serie infantl de marionetas, que fue un personaje de mucho éxito hace muchos años y no sabe en realidad si prefiere esa vida o ser el juguete de un niño. Los nuevos personajes son aciertos todos, desde el coleccionista de juguetes, Al, hasta el restaurador (diseñado como homenaje a Stuart Freeborn, genio del maquillaje y creador de Yoda), pasando por los nuevos vaqueros, Jessie (una impagable Joan Cusack en el original), Stinky Pete (Kelsey Grammer, el actor que dio vida a Frasier) o el inagotable y divertido caballo de Woody.

De Toy Story 2 me encantan los guiños. En la secuencia inicial, se escuchan muchísimos efectos de sonido procedentes de la saga de Star Wars, homenajeada también por la divertida escena entre un segundo Buzz Lightyear y Zurg, como si fueran Luke y Darth Vader. También hay referencias a películas como 2001, Star Trek (Buzz hace el saludo vulcaniano) o Parque Jurásico (impagable ver a ese Rex de juguete correr detrás de ese coche de juguete ¡conducido por una Barbie! como si fuera el T-Rex de Spielberg). La simple presencia de Barbie (Mattel se negó a ceder los derechos para la primera película y claudicó tras el enorme éxito de aquella) es un lujazo divertidísimo en todas sus apariciones... especialmente en la de los títulos de crédito. ¿Quién no ha pensando alguna vez que esa perpetua sonrisa tiene que doler...?

Que a nadie le engañe el aspecto de dibujos animados, que estamos ante una joya imprescindible...

jueves, diciembre 20, 2007

'¡Qué bello es vivir!', la película navideña por excelencia

Si hay una película que encarne el auténtico espíritu de la Navidad, esa es ¡Qué bello es vivir!, el título seguramente más conocido y reconocido de ese soñador que fue y sigue siendo en nuestros corazones cinematográficos Frank Capra. Quizá por eso no deja de ser curioso que llegase a España un 27 de marzo, muy lejos de las fechas navideñas... No tengo adjetivos para calificar esta película, la historia de un hombre, George Bailey, que se ha pasado la vida tratando de hacer todo el bien que podía por los demás y que, cuando él está en apuros, cree que nadie le va a ayudar.

Piensa en el suicidio, en plenas fechas navideñas, porque cree que si él falta nadie le va a echar de menos. Y entonces aparece un ángel, un ángel muy particular, para enseñarle lo que habría sido la vida de su pequeño pueblo, Bedford Falls, de su familia, de sus amigos, incluso de aquellos que parecen no demostrarle aprecio, si él nunca hubiera estado allí para ayudar a tantas personas. La moraleja de la película es que hacemos más bien del que creemos a la gente que nos rodea y que siempre estaremos dispuestos a ayudar a alguien que de verdad nos importa. Ese hermosísimo e inigualado final de George Bailey gritando sus deseos de que todo el mundo pase una feliz Navidad, una escena preciosa e inolvidable, es el colofón a una película maravillosa.

No creo que le haya destripado a nadie el final, porque casi todos hemos visto ¡Qué bello es vivir!. Casi todos sabemos lo mucho que a Frank Capra le gustaba que sus sueños tuvieran un final feliz. Pero si lo he hecho, para quien no la haya visto todavía, que no se preocupe, que lo mejor de esta película no es saber cómo acaba. No, no es de esas películas que sólo tiene interés el final. Lo importante es ver todas y cada de sus imágenes, es recrearse en la felicidad que desprenden los personajes que se ven en la pantalla, es sonreír con sus personajes, incluso soltar una lágrima con ellos, es disfrutar con unos buenos sentimientos y un optimismo que ya se ve muy poco, no sólo en el cine, sino también en la vida real.

James Stewart, el gran Jimmy Stewart, siempre dijo que George Bailey era su personaje favorito de entre todos los que había interpretado. Y eso que el personaje nació para Cary Grant, más famoso que Stewart seguramente en aquella época. Capra tuvo que reescribir la película para acomodarla a la genialidad de Stewart. El propio Capra también solía considerar ¡Qué bello es vivir! como su mejor película. ¡Y aunque sea una película navideña, se rodó durante una ola de calor! Fijáos en la escena del puente, porque Jimmy Stewart no para de sudar... Esta película fue el primer papel protagonista de la bellísima Donna Reed, una mujer y una actriz de las que ya no quedan.

Con la fama que tiene esta película, lo que sorprende es que fuera en su día un sonoro fracaso comercial. Capra se gastó 3,7 millones de dólares y la taquilla apenas devolvió 3,3 millones, ni siquiera para cubrir gastos. Los analistas le echaron la culpa a que con una semana de diferencia se estrenó Los mejores años de nuestra vida, la película de William Wyler que arrasó en los cines y triunfaría después en los Oscar. La inmortal obra de Capra recibió cinco nominaciones a los Oscar y no ganó ninguno. En 2004, en una encuesta de la BBC, quedó en segundo lugar. La pregunta era sencilla, había que elegir la mejor película de todos los tiempos que no había logrado la preciada estatuilla. Sólo Cadena Perpétua quedó por delante.

Viendo toda esta admiración y respeto por la película, este envoltorio tan inocente y bonito, es difícil creerse que alguien viera en ¡Qué bello es vivir! otras intenciones. Pero los hubo. La película se estrenó en 1946. Era otra época para casi todo. Apenas unos meses después del estreno de la película, el FBI recogió en un informe la opinión de un anónimo miembro de la industria cinematográfica que decía que la película era un "obvio" intento de desacreditar a los banqueros, "un truco típico de los comunistas". En fin...

martes, diciembre 18, 2007

Pósters y trailer de 'The Dark Knight'


Dos grandes novedades sobre The Dark Knight, la esperadísima secuela de Batman Begins. La primera, los dos pósters que véis al comienzo de esta entrada. Formidables ambos, nos dan a entender que vamos a ver un salvaje enfrentamiento entre Batman y el Joker, seguramente mucho más salvaje que el que plasmó Tim Burton en su primer Batman, allá por 1989, entre el héroe interpretado por Michael Keaton y el villano al que dio vida Jack Nicholson.

La segunda, el trailer de la película en el que se ven por primera vez imágenes en movimiento de la película. Lo que se ve es bueno, es el mismo ambiente de Batman Begins, pero se intuye más violencia, más locura, más tensión. El trailer enseña algunas cosas (ver a Heath Ledger como el Joker es ya inquietante) pero también esconde muchas más. Y es que, si no me equivoco, en todo el trailer no aparece Harvey Dent (el fiscal del distrito que en el cómic acaba convertido en Dos Caras; a Harvey se le vio en Batman con la cara de Billy Dee Williams y a Dos Caras en Batman Forever con la de Tommy Lee Jones), que promete ser otra pieza angular de esta película.

Para ver el trailer, disponible en varios formatos, podéis visitar este enlace de la formidable página Coming Soon (http://www.comingsoon.net/films.php?id=15813). Que lo disfrutéis... y que la espera no se os haga muy larga, que ésta no la vemos hasta el mes de julio...

viernes, diciembre 14, 2007

'American gangster', espléndida

American gangster es una película espléndida. Lo dejo sentenciado desde el principio como grito de respaldo a un director que suele ser ninguneado por la crítica. Gusta darle palos a Ridley Scott. Yo no soy capaz de hablar tan a la ligera como suele hacerse de un tipo que ha hecho películas como Alien, Blade Runner o Thelma & Louise y que en los últimos años ha dejado títulos tan notables como Gladiator, Hannibal o El reino de los cielos (sobre todo su montaje para DVD). De su última película en concreto he leído críticas que le censuran su larga duración (de acuerdo; ¿realmente sobra algo del montaje), su frialdad (las imágenes de drogadictos mientras el protagonista celebra el día de acción de gracias me parecen de todo menos frías), su simpatía y empatía por los personajes criminales (el magnífico final da otra lectura totalmente diferente), las invenciones que presenta un guión basado en hechos reales (como debe hacer todo cineasta para realizar una obra de ficción) o la falta de pulso narrativo (discutible ante el montaje paralelo de algunas secuencias que no voy a detallar).

Y no porque American gangster sea una película perfecta, ni mucho menos. En la primera parte de la película se echan en falta algunos episodios, algunas escenas que podrían resultar claves para entender el ascenso de Frank Lucas (Denzel Washington) o de la caída entre los suyos de Richie Roberts (Russell Crowe). Y en la segunda parte se puede ver una falta de síntesis que alarga la película hasta los 160 minutos (duración, por otra parte, nada excesiva para la historia que se nos cuenta). A Ridley Scott también le pesarán las comparaciones con Infiltrados, de Martin Scorsese, triunfadora del año pasado, a pesar de las enormes diferencias que hay entre ambas obras.

Más allá de esto, American gangster es un épico y prodigioso relato sobre la miseria humana (sentimiento que se agudiaza con las pinceladas sobre Vietnam que ofrece el relato, ambientado entre finales de los años 60 y comienzos de los 90), un espléndido ejercicio visual de un director magnífico como es Ridley Scott, una de esas historias más grandes que la vida, como suelen decir los americanos. American gangster sigue las vidas de dos hombres imperfectos, con sus puntos fuertes y sus debilidades, con sus ansias y sus problemas, con sus deseos y también sus miserias. Dos hombres que no se conocen pero que acaban situados cada uno en un extremo totalmente alejado del otro, pero que en el fondo no son tan diferentes. Uno es un negro de Harlem que, tras años trabajando para el hombre que controlaba la mafia de est barrio neoyorquino, establece su propio imperio al margen de los demás, enfrentado con los demás. El otro, un policía honrado en su trabajo pero no en su vida.

Ambos se convierten en antagonistas invisibles durante buena parte de la película, enemigos que se abren camino sin saber en realidad de la existencia del otro. Hasta que la historia confluye en uno de esos momentos mágicos que el cine nos da de vez en cuando, un primer encuentro breve, evocador, emotivo y brillantemente rodado y montado. Apenas un instante pero que vale por todo el trabajo cinematográfico de directores con mucha mejor fama que Ridley Scott. Un instante que dos monstruos del cine como son Russell Crowe y Denzel Washington engrandecen como si fuera fácil hacerlo. Un momento de esos que das gracias por estar viendo en una sala de cine. Pura magia cinematográfica.

Siempre me ha gustado Russell Crowe. Es un actor capaz de interpretar a cualquier personaje. Deslumbra en El dilema, en Cinderella man, incluso en Gladiator. Es un actor de los que no quedan muchos. Lástima que muchos aprovechen los escándalos de su vida privada para menospreciar el trabajo de este inmenso actor. Denzel Washington es otro intérprete sencillamente genial. Le descubrí en los lejanos años 80, con su secundario en Tiempos de gloria. Le suelo echar en cara que haga muchas veces el mismo papel. Pero de vez en cuando saca toda su maestría. American gangster es una de esas veces. Tiene un puñado de escenas memorables, desde el sermón que recibe de su madre hasta la escena del abrigo de chinchilla, tan vital para entender el carácter de este Frank Lucas que interpreta. Y el cara a cara que mantienen Crowe y Washington en el filme, con unos diálogos memorables, forma ya parte de la historia del cine.

Ridley Scott es un creador de imágenes único. Sabe amoldarse a cada género, sabe crear el plano que necesita cada escena. Es un narrador tremendamente visual y le van las historias épicas e inmensas (por eso la simple pero entretenida Un buen año no parece una película suya). Pero a veces, como en ésta, se encuentra con un gran guión (escrito por Steven Zailian, el mismo que escribió La lista de Schindler) y alcanza cumbres muy altas. Si a eso le sumas un equipo técnico de primera (espléndida fotografía de Harris Savides, formidable banda sonora con canciones de la época y música de Marc Streitenfeld, un compositor a seguir) y un reparto sobresaliente, desde el primer al último actor, desde los conocidos hasta los desconocidos (y ojo a ese brillante policía corrupto al que da vida Josh Brolin), el resultado sólo puede ser una película apasionante, una interesantísima mirada al mundo de la mafia, un género que genios como Francis Ford Coppola o Martin Scorsese han engrandecido durante años. Y Ridley Scott forma parte, indudablemente, de ese panteón de grandes directores.

(Ayer se celebró en Madrid el preestreno de American gangster. La película se estrena el próximo día 28)

martes, diciembre 11, 2007

¡¡¡Primer cartel de 'Indy 4'!!!

Cada pequeña novedad ayuda a calmar la ansiedad ante el todavía lejano estreno de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal... La novedad de esta semana es el primer cartel de la película, que justifica el título que tan poco ha gustado a algunos y nos devuelve el viejo sabor de las aventuras de nuestro arqueólogo favorito.

El autor del cartel es el legendario Drew Struzan, uno de los artistas favoritos de Steven Spielberg (para el que ha realizado carteles de E.T., Parque Jurásico o las distintas entregas de Indiana Jones) y George Lucas (suyos son los mejores pósters de la saga de Star Wars). Por si alguien tiene interés en su trabajo, su web oficial es http://www.drewstruzan.com/ y hace muy poquito se publicó un libro en España recopilando sus mejores carteles cinematográficos.

Indy 4 se estrena el 22 de mayo... Nos quedan 162 días de larga espera que se amenizarán en breve con el primer trailer...

jueves, diciembre 06, 2007

'La brújula dorada' y aburrida

Creo que hay pocas cosas peores que se puedan decir de una película que proclamar que no se sabe de qué va después de haberla visto. Esa es la sensación que me deja La brújula dorada. No tengo ni la más remota idea de qué me contaba durante las dos horas que dura. No dejé de ver una sucesión de mundos fantásticos, de incoherencias imposibles, de términos extraños para darle un halo de imaginación que en realidad no tiene y de situaciones sin resolver. Lo reconozco, me aburrió soberanamente. New Line vende La brújula dorada, supuesta primera parte de una trilogía que sólo se hará si esta película tiene éxito, como el nuevo Señor de los Anillos. Ni de lejos. No hay nada en esta película que desprenda la calidad, la magia y la fantasía que tenía la trilogía de Peter Jackson.

Sí, los efectos especiales son muy vistosos (aunque, no sé por qué, no termino de creerme a algunos de los animales), los paisajes úrbanos y naturales hermosos y el reparto, a priori, muy interesante. Pero veo una película sin alma. Una sucesión de escenas en las que hay que ir introduciendo a conveniencia elementos novedosos (que necesitas una bruja, la tienes; que necesitas un oso, a tu disposición; que necesitas una brújula, que por cierto todavía no sé muy bien para qué demonios sirve y cuál es peligro, pues te la damos sin problema) para que la historia parezca que avance. Pero no avanza. No cuenta nada en realidad y cuando salta en la pantalla el título del director uno tiene la sensación de haber visto un espectáculo vacío, con algún momento de violencia gratuita además.

A eso contribuye la sensación de que los actores están de paso. Comienza la película y uno piensa que Daniel Craig (¡qué gran Bond el suyo!) va a tener un papel protagonista. Y entonces desaparece una hora de la película. Entonces aparecen grandísimos actores como Derek Jacobi (Hamlet, Gladiator) o Christopher Lee. Y el primero tiene dos escenas y el segundo sólo una (mal año éste para este magnífico intérprete que dio vida a Dracula, a Saruman o al Conde Dooku, desperdiciado en La brújula dorada y cortado del montaje final de Sweeney Todd, el esperadísimo musical de Tim Burton). Lo mismo le pasa a Eva Green, a la que apenas vemos dos o tres veces. Tampoco me ha convencido la niña protagonista, la debutante Dakota Blue Richards. Sólo la espectacular belleza de Nicole Kidman tiene verdadera presencia en la pantalla. Ella y la partitura del compositor Alexandre Desplat (al que descubrí en La Reina) son los únicos aspectos que merecen la pena.

La película llega a los cines acompañada por las protestas de la Liga Católica de Estados Unidos, que considera que los libros precursores de este filme buscan "promover el ateísmo y denigrar la cristiandad a ojos de los niños". Reconozco que me cuesta muchísimo ver algo de eso en la película, por mucho que me insistan en que los libros son mucho más decididos en este aspecto. Sí, vale, hay un Magisterio que podría llegar a asemejarse con la Iglesia, pero, sinceramente, veo más ganas de llamar la atención que otra cosa. En este sentido, veo una inocente película de aventuras fantásticas. Aburrida, pero inocente. Claro que, si colectivos de transexuales llegaron a organizar protestas callejeras en Estados Unidos por El silencio de los corderos, todo es posible, incluso sublevarse contra La brújula dorada por atea.

Y un detalle más. Nicole Kidman y Daniel Craig comparten cartel por segunda vez, y las dos películas se han estrenado este año. No me gustó Invasión y no me ha gustado tampoco La brújula dorada. Son dos magníficos actores, pero quizá debieran replantearse su futuro juntos en el cine...

lunes, diciembre 03, 2007

La mejor película de animación de todos los tiempos

Y lo digo así, sin más, porque para mí no hay discusión posible: La Bella y la Bestia es la mejor película de animación de todos los tiempos. Hay quien apuesta por El Rey León. Hay quien dice que es la inmortal Bambi. Pero La Bella y la Bestia es una joya única, inolvidable, preciosa y encantadora. Una película maravillosa que demostró a mucha gente que la animación podía brindar obras maestras como cualquier otro género. Que estos filmes no eran sólo un entretenimiento para niños. Que era una historia con un alma como pocas veces se había visto en un producto así.

Toda en ella es perfecto, desde su inigualable prólogo (desde el precioso plano inicial del castillo hasta la sombría primera aparición de la Bestia, pasando por la magnífica narración a través de las vidrieras) hasta el emocionante final. Fue el primer título de dibujos animados en conseguir una nominación al Oscar a la mejor película (por aquel entonces no existía la actual categoría específica para este género) y el primero en conseguir el Globo de Oro en la categoría de mejor comedia o musical. Confirmaba que Disney entraba en una nueva era dorada, abierta por La Sirenita y que nos dejó títulos como El Rey León, El Jorobado de Notre Dame o Tarzan. Pero sobre todo nos dejó La Bella y la Bestia.

Por encima de todo, es una historia de amor, emocionante en muchas de sus escenas y sobre todo al final (sí, lo confieso, una lágrima asoma siempre que veo la conversación final que mantienen Bella y la Bestia, después del enfrentamiento con Gastón). También es divertida para los más pequeños. La genialidad de que los personajes secundarios del castillo fueran en realidad objetos encantados fue de Howard Ashman, el letrista de las canciones, que tristemente ni siquiera llegó a ver acabada la película. Murió en marzo de 1991 por culpa del sida, antes de que se estrenara su último trabajo. Hay una preciosa dedicatoria al final de los títulos de crédito: "A nuestro amigo Howard, que dio voz a una sirena y alma a una bestia, siempre estaremos agradecidos".

Y es que, por encima de todo, La Bella y la Bestia es un musical que tiene auténticos momentos cumbre del género. Alan Menken compuso una partitura inolvidable (divertida, apasionada, emocionante y, sobre todo, un acompañamiento perfecto a los diferentes tonos que adquiere la película durante su desarrollo; seguramente su mejor trabajo junto a El Jorobado de Notre Dame) y con Howard Ashman creó algunos de los mejores números musicales de la historia de Disney. No hay palabras para describir Qué festín (Be our guest en el original) o la preciosa canción central de la película, además del maravilloso y divertido número inicial del filme, en el que se nos presenta a todos los personajes del pueblo en el que Bella vive con su padre.

Las canciones encajan de maravilla en un cuidadísimo guión. Hay quien piensa que la animación es un género sólo para niños y que, por ello, los personajes deben ser simples y planos. Craso error si estamos hablando de La Bella y la Bestia. La evolución que van sufriendo Bella, la Bestia y Gastón a lo largo de la película es memorable. Es indescriptible ver cómo Bella pasa de ser una joven soñadora a una mujer arriesgada y decidida, cómo la Bestia pasa de ser un tirano amargado y sin corazón a un hombre generoso y sacrificado, cómo ambos pasan de ser seres enfrentados a la más hermosa pareja enamorada que pueda verse en el cine, cómo Gastón pasa de ser un simple ligón de pueblo a uno de los más memorables villanos que ha creado Disney. Y eso que tiene unos cuantos.

Anécdotas tiene muchas la película. Por ejemplo, ¿alguien ha notado que nunca llega a mencionarse el nombre real de la Bestia? ¿O que Chip, el niño convertido en taza, es el único habitante del castillo que llega a llamar a Bella por su nombre? ¿Sabíais que Angela Lansbury no estaba convencida de que su personaje, la Señora Potts, fuera el indicado para cantar la canción principal de la película mientras Bella y la Bestia bailan y que sólo hizo una toma por si acaso los directores no tenían una idea mejor? ¿O que fue la primera película de Disney que utilizó técnicas de animación en 3-D para los fondos, concretamente el del salón de baile? ¿Que sólo cinco minutos de los casi 90 que dura la película no tienen música? ¿Que algunas de las esculturas que se ven en el castillo eran versiones preliminares de la Bestia?

¿Y recordáis que fue la primera película de Disney que se dobló en España? Antes teníamos que escuchar los doblajes procedentes de Sudamérica, y el trabajo que se hizo aquí, con Inés Moraleda y Jordi Brau en los principales papeles, fue estupendo. En cuanto a las voces originales, Julie Andrews fue uno de los nombres que se consideró para hacer de Señora Potts y Patrick Stewart, el Capitán Picard de Star Trek y el Profesor Xavier de X-Men se vio obligado a rechazar el papel de Ding-Dong (Cogsworth en el original, Big Ben en el doblaje para Reino Unido) por problemas de agenda con la serie de ciencia ficción. Y lo mejor de todo... ¿A que no sabéis quien puso la voz de la Bestia en la versión china...? Ni más ni menos que Jackie Chan, que además se atrevió con las canciones...

El éxito fue instantáneo. Ganó casi 400 millones de dólares en todo el mundo sólo con su exhibición cinematográfica, siendo la primera película de animación que superaba la barrera de los 100 millones, y luego arrasó en el mercado del vídeo. Logró seis nominaciones a los Oscar, tres de ellas en el apartado de mejor canción. Ganó la canción principal de la película y Alan Menken se llevó también el Oscar a la mejor banda sonora. Propició una versión en teatro, un espectáculo sobre hielo, una secuela que fue directamente al mercado del vídeo y hasta varios videojuegos. Es, sin duda, una de las películas más queridas de Disney.

Mi cariño por La Bella y la Bestia nació desde el mismo momento en que vi su maravilloso cartel original, éste que aparece más abajo. Evocador, sugerente y misterioso. Lo que necesita un cuento imperecedero como éste, que sirve de base a la mejor película de animación de la Historia. Y por todo esto, tendrá siempre un hueco en mi corazón cinematográfico.