No soy un fan de Guillermo del Toro. No me ha cautivado esa lucidez visual que le atribuyen algunos. La única película de este director que me ha gustado hasta hoy es El laberinto del fauno, una sorpresa visual, narrativa y temática. Ese oasis cinematográfico está enmarcado en la filmografía del realizador mexicano justo entre las dos películas que ha realizado de Hellboy. La primera de ellas, que vi sin conocer el original del cómic, no me dijo gran cosa. Tenía algunos detalles interesantes, pero poco más. La segunda, que ya he visto después de leer las viñetas creadas por Mike Mignola, directamente me parece prescindible. No hay practicamente nada en sus dos horas de metraje que me recuerde de verdad a la temática del cómic. Visualmente lo bordan, sí, pero no sirve de mucho si no hay una gran historia detrás.
Sorprende ese abismo entre el cómic y la película teniendo en cuenta que como autores de la historia están acreditados el propio Del Toro y Mignola. Uno debiera pensar que si el creador del cómic se involucra en para conseguir algo mucho más cercano a la esencia de su creación. Pero no es así. Hellboy 2. El ejército dorado tiene un claro tono paródico, de comedia, que no veo en el original de las viñetas de forma tan acusada. Sí, el protagonista es un demonio que llegó al mundo de los humanos siendo apenas un crío para servir a la causa nazi, que fuma puros y es malhablado. Muy realista que digamos no es el universo que plantea Mignola. Pero el trasfondo aventurero y épico es distinto al del universo creado por Del Toro. Más que creado, recreado en esta secuela que tantas cosas cambia del original en cuanto al tono.
Visualmente, decía antes, es una película muy atractiva. Muchas criaturas (que se atropellan un poco durante el metraje de esta secuela, hasta el punto de preguntarse si eran necesarias algunas secuencias que parecen pensadas sólo para exhibir monstruos), muchos entornos fantásticos. Pero todo suena a ya visto, desde el villano albino (qué pobre retrato del malo de la función, por cierto) hasta el ejército dorado del subtítulo de la película. Y de donde más se nota la influencia visual es precisamente de El laberinto del fauno, algo que ha reconocido el propio director, quien confesó que una película no existiría sin la otra. Lo malo es que sus logros visuales se ven ahora empañadas por Hellboy 2, porque hay criaturas de ésta que podrían pertenecer fácilmente a la fábula ambientada en la guerra civil española.
La película empieza con un prólogo forzado (que tiene como única excusa recuperar al personaje interpretado por John Hurt, el padre adoptivo de Hellboy) y sigue con una sucesión de lugares comunes, sin que se atisbe nada nuevo en los personajes o en la historia. Y desemboca en un final típico y tópico, mil veces visto en el cine moderno de fantasía. ¿Qué queda del Hellboy de Mignola en este Hellboy de Del Toro? Sólo una secuencia, la única en la que se capta la esencia del cómic: cuando el personaje de Liz (desaprovechado en la primera parte, ninguneado en el tono de comedia de esta segunda) implora a una especie de ángel negro por la vida de Hellboy, aún sabiendo que su destino es acabar con el mundo. Sólo ahí se siente la misma emoción que leyendo las historias en cómic.
Del Toro le ha puesto mucho más interés a la comedia que a la fantasía y, de hecho, es difícil encontrar alguna escena (salvo la anteriormente mencionada) que no contenga elementos cómicos. Y comedia de verdad uno sólo encuentra en otra escena, cuando Hellboy y Abe Sapien calman sus males de amores a base de cervezas y escuchando canciones románticas. Y la fantasía se diluye tanto que, al menos a título personal, veo acrecentadas las dudas que me despierta la elección de Del Toro para dirigir dos películas basadas en El Hobitt de Tolkien. En Hellboy 2 hay incluso cierta torpeza a la hora de rodar la acción, con evidentes manipulaciones de la velocidad para dar la impresión de que el villano, el príncipe Nuada, actúa más rápido que los humanos normales o prescindiendo de otros personajes en la acción por motivos difíciles de entender (¿dónde se meten Liz, Abe y Johann Krauss en muchos momentos la lucha final contra el ejército dorado?).
Tampoco es que se pueda catalogar Hellboy 2 como mala. En el fondo, hace pasar un rato más o menos entretenido (con el ya clásico problema de la duración; sin ser algo excesivo en general, dos horas son muchas para una historia tan pasajera como ésta). Pero falla en sus pretensiones, se queda muy lejos del material original, de la capacidad que se le supone al director (yo no demasiada a lo largo de su carrera, pero El laberinto del fauno apuntaba más alto) y de lo que ofrecen otras muchas películas del género. Una oportunidad perdida, un título más de simple escapismo, sin nada más que ofrecer y que se olvida tan rápido como se sale del cine.
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