lunes, febrero 25, 2013

Oscars 2013, una noche algo extraña

Fue una noche algo extraña... hasta el gran final. Porque antes de que un Jack Nicholson tan pasado de vueltas como ya se espera de él diera paso a Michelle Obama para que anunciara el premio más importante desde la Casa Blanca, parecía que la ganadora de la noche iba a ser La vida de Pi. Y el caso es que a mí no me dice gran cosa esa película, lo que sumado a algún que otro enfado que me provocaron algunas decisiones más de los académicos hacía que la cosa pintara francamente mal. Me perdonarán los seguidores de Ang Lee, pero no termino de encontrarle la genialidad. Cierto que La vida de Pi tiene un final bonito y cargado de significado para añadir muchos matices a la película, pero el conjunto me pareció largo y menos impresionante visualmente de lo que cabía esperar. A otros directores que llevan años manejándose con acierto en la creación de mundos que entran por los ojos se les ningunea con la misma facilidad con la que se quiso alabar a Lee. Pero Michelle Obama abrió el sobre, dijo "Argo" y la cosa se arregló... aunque sólo en parte.

Viendo las nominaciones, me pareció incomprensible que Ben Affleck, un director que crece película a película y que ya es uno de los imprescindibles del cine contemporáneo, no estuviera entre los cinco directores elegidos. Viendo el resultado de la ceremonia, lo entiendo aún menos. Los Oscars premiaron a una película por sus méritos globales, por su guión y por su montaje. Pero no a su director. No, no entiendo el concepto. Más detalles: Argo derrotó a La vida de Pi en la categoría de guión adaptado. Y por si faltaba algo, y aunque ahora paso a hablar de algunos de ellos, tres de los cinco directores nominados tuvieron a sus películas entre las perdedoras de la noche. ¿Por qué Ben Affleck no subió también a recoger la estatuilla al mejor director? Supongo que es una de esas cosas que pasará a la historia dentro de las clásicas injusticias de unos premios como éstos. Pero Argo ganó al Oscar a la mejor película y esa satisfacción fue muy, muy grande.

Aunque sea un efecto colateral de esa victoria, lo que nunca terminaré de entender es por qué mira tan mal la Academia a Steven Spielberg. Le profeso auténtica admiración a un director que me parece único, que hace lo que quiere en la pantalla, que domina tantas facetas que acaba construyendo películas memorables. Pero la Academia no termina de reconocérselo, incluso cuando sí le pone en la pista de los posibles premiados con las nominaciones. Sí, está su triunfo con La lista de Schindler, pero ninguno más. Y eso, con una filmografía como la suya, viene a ser sangrante. Sin el Oscar a Daniel Day-Lewis y la sorpresa que fue el de su dirección artística, Lincoln se habría acercado mucho a una humillación histórica, la que la Academia le hizo a Spielberg con El color púrpura, que logró once nominaciones, entre las que no estaba la del director... y le negó todos los premios. Con Lincoln, dos de doce. ¿Era el mejor Spielberg? No, eso está claro. Pero tampoco hablamos del mejor Ang Lee, y creo que en eso incluso estarán de acuerdo hasta muchos de sus seguidores.

Los actores premiados vinieron a hacer justicia a las películas nominadas. Daniel Day-Lewis es el alma de Lincoln, Anne Hathaway es el reconocimiento esencial a Los miserables (que, con todo, se llevó dos premios más, hasta un total de tres, y protagonizó uno de los grandes y más brillantes momentos de la noche, con todo su reparto cantando en el escenario). Y aunque da pena que Bradley Cooper no lograra el mismo reconocimiento, el Oscar a Jennifer Lawrence premia a El lado bueno de las cosas en su conjunto (los premios le sientan mal a esta espléndida actriz; rompió su vestido al subir a recoger el Globo de Oro y se cayó por su bellísimo pero aparatoso vestido cuando iba a buscar el Oscar). Lo que no termino de entender es lo de Christoph Waltz. Hubo ya una cierta injusticia al nominarle como secundario cuando es protagonista de Django desencadenado. Pero es que, además, su papel es un refrito del de Malditos bastardos... que ya le dio el Oscar. Con lo que había nominado en esa categoría, normal que ni se lo creyera cuando subió al escenario. Dos nominaciones, dos premios. Pensar en leyendas que no tienen Oscar hace aún peor este premio.

Otro galardón que tampoco compartí es el de Quentin Tarantino. También me asombra la fascinación por este personaje, que se repite, que bucea lugares comunes, que comete errores evidentes en sus guiones y aún así sigue consiguiendo reconocimiento. No le veo la genialidad, pero la Academia se la reconoció anoche. Eso sí, no tenía rivales de peso en su categoría, porque la Academia no quiso arriesgar. Y es que a veces sucede eso, que no hay ganas de arriesgar. Sucede también, y lleva sucediendo con cierta frecuencia, en el Oscar a la mejor música. La más que previsible banda sonora de Mychael Danna para La vida de Pi se llevó propuestas mucho más originales y significativas. Y no, esta vez no voy a apostar por un John Williams que, con toda su genialidad y mitología, no destaca en Lincoln. Pero me asombra que Alexandre Desplat, con cinco nominaciones en siete años, aún no haya recogido ninguna estatuilla. O que en una noche en la que tanto homenaje se rindió a la música de James Bond, la de Thomas Newman para Skyfall no corriera la misma suerte ganadora que la canción de Adele.

A Michael Haneke era obvio que sólo le iban a compensar con el Oscar al mejor filme de habla no inglesa. Como también parecía obvio que Bestias del sur salvaje fue sólo una rareza de la Academia en las nominaciones que no se iba a llevar ningún premio (la única de las nueve nominadas a mejor película que se marchó de vacío). Y obvio era que La noche más oscura se iba a quedar muy lejos de la suerte que corrió la anterior película de Kathryn Bigelow, la sobrevalorada En tierra hostil. La Academia arriesga poco, sí. No se puede considerar la victoria de Argo como un riesgo, porque lleva dos meses recogiendo todos los premios posibles. Y tampoco hubo riesgo en otra de las decepciones de la noche, el casi obligado Oscar a Pixar. Brave no es la mejor película de animación del año pasado. Pero Disney, al parecer, no está tan bien vista. ¡Rompe Ralph!, ganadora en los Annie, los premios del mundo de la animación, merecía mejor suerte, incluso Frankenweenie. Pixar, geniales casi siempre y yo me sumo a esa consideración, tiene a todo el mundo encandilado hasta extremos ya fanáticos.

¿Y la ceremonia qué tal? Bien, la verdad. Fue muy musical, y creo que eso le da mucho colorido, aunque sea precisamente lo que más ralentiza la entrega de premios. Pero, sinceramente, yo prefiero una gala así, en la que el reparto entero de Los miserables ponga la piel de gallina sobre el escenario, Adele celebre de forma anticipada el Oscar que iba a ganar interpretando Skyfall, Barbra Streisand corone el In memorian realzando la desaparición en el último año de Marvin Hamlisch o el presentador, Seth MacFarlane, arranque su humor desde la música (como, por cierto, hizo Hugh Jackman hace un par de años para convertirse en el mejor presentador de los Oscars de la última década). MacFarlane estuvo menos gamberro de lo que algunos seguramente habrían querido, pero me pregunto si no estamos pidiendo demasiado al presentador de esta gala. Él estuvo correcto, divertido en muchos momentos, ácido en otros. A mí me gustó. Como me gustan los Oscars, esos premios de los que casi todo el mundo habla aunque sea para darles palos. Y como me gusta que Argo sea la ganadora, incluso sin ser la que más premios se llevó.

4 comentarios:

Doctora dijo...

Al final ha sido una de las entregas más repartidas, ninguna peli ha arrasado y más o menos todas se pueden dar por satisfechas.
Algunos premios han sido poco coherentes (ya lo eran las nominaciones), pero bueno, habiendo ganado Daniel Day Lewis todo tiene más o menos sentido.

Por cierto, recuerdo que en su día me decepcionó bastante "Brave", pero joder, después de ver "¡Rompe Ralph!" o "Frankenweenie" yo también le habría dado el oscar.

Celia dijo...

Leyendos a ambos,entrada y comentario, me doy cuenta de lo diferentes que se pueden ver las cosas dependiendo de los gustos y los variados que son los mismos.
Argo me gusto mucho y me parece genial los oscar que se llevo pero no echo demenos ninguno.
La vida de pi me fascino precisamente su fotografia y como historia me parece muy inspiradora.
Y aunque es cierto que tarantino no me cae bien su guión se merece ese oscar y el actor secundario de esta misma también de hecho lo esperaba aunque no sabia que se había llevado el oscar en un trabajo tan similar.
Y para mi rompe ralph le da mil vueltas a brave por ritmo, por argumento original y por el mensaje que da a los mas pequeños mas realista y menos cursi.
En fin que gracias a que los gustos son tan variados todo se vende no?
Besos.

María Alonso dijo...

No puedo estar más de acuerdo contigo. Fue una gala atípica en los premios, estaban más repartidos que las pedreas en Navidad. No he entendido lo de Ben Affleck cuando ha sido el director más premiado del año en Globos de Oro, Sindicato, etc. Eso sí, me alegra que Clooney también sea parte de ese éxito. Lo de Ang Lee (que me disculpen los fans) tampoco lo entiendo y en cuanto a Spielberg... ¿por qué le castigan tanto? Es un hombre que ha dado mucho al cine y se debería reconocer pero claro, en los "amiguismos" de los académicos no nos podemos meter.

A destacar el número del elenco de 'Los Miserables' :) Lo mejor de la gala sin dudar.

¡Muchos besos!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, muy repartido todo, sí... Creo que el hecho de estar tan cantada la victoria de Daniel Day-Lewis hace que no se relacione directamente con el palo a Spielberg, como si no contara como reconocimiento a su película. Sí, ya sabía que no coincidimos en la película de animación, je, je...

Celia, claro que sí, eso es lo bonito del cine, que apela a cada persona de forma diferente y lo que a mí me puede parecer una maravilla a ti te puede encantar, y viceversa. Yo es que soy defensor de que la mejor película, salvo contadísimas excepciones, debe de tener el mejor director. Si no, que sea la mejor película se convierte en una casualidad o en el trabajo de los demás. Por eso sí eché en falta el premio a Ben Affleck.

María, sí, me acordé de ti en el momento 'Los miserables', je, je, je... Lo de Spielberg y la Academia da para hacer un libro, no lo acabo de entender, porque es un tío que ha trabajado con medio Hollywood, que ha montado un estudio, que da trabajo, que hace taquilla... ¿Por qué le mirarán mal algunos de la industria...?