martes, febrero 26, 2013

'Blue Valentine', durísimo viaje emocional

Blue Valentine es un viaje emocional durísimo. Es el camino del amor, desde que nace hasta que muere, y todo en un breve lapso de tiempo de pocos años. Contado sin ambages, sin subterfugios y a flor de piel. Con dos actores brutales, Michelle Williams y Ryan Gosling, que son los que hacen que la película impacte, emocione y, sobre todo, duela. Porque la película va sobre eso, sobre el dolor que puede producir el amor cuando las circunstancias de uno y de otro complican una relación de pareja hasta extremos asfixiantes. La película es la sinceridad que desprenden sus actuaciones, que alcanzan tanta profundidad que es imposible escapar de su influjo. Lo que les rodea no siempre es tan atractivo, aunque la película presenta un fantástico montaje alterno entre los dos tiempos que narra el filme, el pasado en el que Cindy y Dean se conocen y se enamoran, y el presente en el que todo está roto, deshecho, y la pareja lucha por sobrevivir emocionalmente, por decidir qué hacer con ese amor roto. Blue Valentine es un puñetazo al estómago. Brillante en muchos aspectos, pero un puñetazo al fin y al cabo.

Williams y Gosling hacen que la película se disfrute en dos niveles completamente diferentes. Impone la dureza que ambos transmiten en las escenas más tardías, aquellas con las que arranca el filme antes de sorprender con el primer flashback, con las escenas en las que se ve a un matrimonio ahogado en la rutina, sin pasión y con una tensión a punto de explotar. Y emociona la belleza de las anteriores, en las que el enamoramiento parece tangible y real, hermoso y espontáneo, nacido de la casualidad y la inocencia. Parecen vidas diferentes pero, al mismo tiempo, los dos actores consiguen que formen parte de una sola. Hay una evolución que se ve, se siente, se palpa, se respira y casi se puede tocar en las escenas en las que el sexo, explícito y directo, ocupa una parte esencial de la historia. Es esa transición lo que hace de Blue Valentine una película muy difícil de contemplar. Mucho, porque llega mucho más lejos que la simple melancolía. No es un amor que se pierde, sino un amor que se rompe en mil pedazos sin que ninguno de los dos sepa cómo remediarlo.

Derek Cianfrance debuta con este título como director y guionista de largometrajes de ficción, después de hacer cortos y documentales. Quizá provenga de ahí su decisión de rodar la película cámara en mano, algo que no siempre beneficia a los actores, aunque les saca muchísimo jugo incluso siendo su debut como realizador. En lo que sí hay un acierto total es en el montaje, que contribuye a crear una mareante sensación de montaña rusa muy similar a la que sienten los protagonistas, especialmente ella. Cianfrance, que tuvo muchísimos problemas para financiar la película, querría haber rodado los dos tiempos de la historia con algunos años de diferencia. Es fácil ver por qué. Ryan Gosling, con algo de maquillaje, marca una clara diferencia, pero no es tan palpable en el personaje de Michelle Williams salvo por su memorable interpretación, por el cambio en su expresión, por la tristeza que añade a su mirada. Puede que ella esté un peldaño por encima, pero las dos actuaciones son dignas de contemplar y analizar por miles de matices que, probablemente, no se captarán a la primera. Enormes los dos.

Y ahora vienen las quejas que, en realidad, nada tienen que ver con Blue Valentine. La película es de 2010. Se estrenó comercialmente en Estados Unidos en diciembre de aquel año, después de que once meses antes, a finales de enero, se pudiera ver en el Festival de Sundance. Michelle Williams recibió por su trabajo una nominación a los Oscars que se entregaron en 2011. Tanto ella como Gosling fueron candidatos a los Globo de Oro que se entregaron, como es costumbre, unas semanas antes. A España ha llegado ahora. ¿Y sabéis lo más gracioso? Que dentro de un mes se estrena en nuestro país la próxima película de su director, The Place Beyond the Pines. Ahora es cuando todos reflexionamos un poco sobre la piratería y cómo se promueve, porque Blue Valentine estaba al acceso de todo el mundo en Internet y, a pesar de tener actores sobradamente reconocidos e incluso una nominación al Oscar, no ha llegado a los cines españolas hasta más de dos años después de su estreno en Estados Unidos. Y la película merece la pena. Lo dicho, pensemos.

4 comentarios:

Juan Roures dijo...

Tienes mucha razón en el comentario final, la verdad es que yo ya creía que nunca la estrenarían. Buena película y muy bien interpretada. Un saludo.

VAN dijo...

Como siempre me ha encantado tu entrada. La película ya la he visto y sí, es una buena película, aunque muy dura... quizá es que últimamente lo que me apetece es ver cosas alegres y que te dejan buen rollo al final...

Juan Rodríguez Millán dijo...

Juan Roures, sobre todo, excepcionalmente interpretada. Lástima de distribución...

Van, muchas gracias. Muy dura, desde luego, por eso lo advertía.

Anónimo dijo...

No me sonaba siquiera :(((

Ellos son dos pedazo de actores, Ryan me pierde :)_ y tu post ha conseguido picarme la curiosidad, gracias!

Tengo que verla :D

Besos!!!