viernes, marzo 01, 2013

'Hansel y Gretel. Cazadores de brujas', un repetititvo y sin chispa más de lo mismo

Cuando uno se sienta a ver una película como Hansel y Gretel. Cazadores de brujas, sabe lo que va a ver. Corrijo, tendría que saber lo que va a ver, que parece lo mismo pero añade un matiz que ahora desarrollo. Ese conocimiento permite que no haya tomaduras de pelo posibles en cuanto a lo que propone el filme. Pero eso también admite valoraciones, y es ahí donde entra en juego ese matiz. Sabemos lo que vamos a ver, ¿pero es bueno? Esta Hansel y Gretel tiene que llevarse una valoración necesariamente negativa. Por poco original en su planteamiento (visto una y mil veces especialmente desde que en 2005 Terry Gilliam estrenara El secreto de los hermanos Grimm), por repetitiva en su desarrollo (¿cuántas veces vemos exactamente la misma pelea?), por la absoluta ausencia de diálogos certeros que acentúen la pretendida comicidad de su punto de partida y por lo descafeinado que resulta el producto final. Es más de lo mismo, pero sin la chispa necesaria como para enganchar y sin un guión que permite el disfrute mínimo exigible a una producción como ésta.

Cuando se emiten juicios severos acerca de películas como ésta, se suele responder que no engañan a nadie. Eso es cierto. De una determinada manera, no hay engaño posible. En esta película hay personajes de cuento, brujas, armas anacrónicamente inverosímiles, ropa de cuero, peleas, disparos, explosiones y sangre. No hay engaño, no. Pero eso se puede hacer mejor o peor. Y Hansel y Gretel se mete de lleno en la segunda categoría porque todo parte de un guión terriblemente simple en el que los personajes no ofrecen ningún ángulo interesante y, si lo tienen, los actores evidencian que no lo han necesitado para hacer su trabajo y han preferido centrarse en lo que más se ve, en su imagen y en sus peleas. Porque, y aquí está otro problema de base, la película la protagonizan, mejor ella que él, Jeremy Renner y Gemma Arterton como lo podrían haber hecho otros dos actores cualesquiera. Ni carisma, ni química, ni chispa. Sólo vestiduras de cuero negro, más señoriales en el caso de él y más ceñidas en el caso de ella, con detallitos que las hagan pasar por medievales. Lo mismo de siempre.

Y es lo mismo de siempre porque hay un punto de originalidad en el personaje de cuento que adquiere un foco más o menos adulto y gamberro. Lo hemos visto en la mencionada El secreto de los hermanos Grimm, en las distintas versiones de Blancanieves que llegaron el año pasado desde Hollywood, en Van Helsing (quizá la referencia más directa, aunque ésta tiene menos efectos por ordenador) o, aunque sea un personaje histórico y no de fábula, en Abraham Lincoln. Cazador de vampiros. Lo que sí es digno de alabar de Hansel y Gretel es que, consciente de que en realidad no tiene mucho que contar más allá de las batallitas y las peleas, la película se detiene en los 88 minutos, una vez que se ha resuelto el enfrentamiento entre los dos hermanos (que también podrían ser pareja o perfectos desconocidos) y la mala de turno, una bruja interpretada por Famke Janssen, sin duda la actriz más entregada al propósito de la película, con y sin maquillaje.

Tommy Wirkola, responsable de Zombis nazis, no presta demasiada atención al trabajo de los actores, demasiado preocupado en las escenas de acción que se acaban convirtiendo en la repetición una y otra vez de la misma pelea, en la que los dos protagonistas son siempre convenientemente apaleados pero sin consecuencias. En esas, a Wirkola, director y guionista de la película, se le olvida que es necesario dar algo de profundidad a su historia o a sus personajes, que no basta con unos maquillajes logrados, unas coreografías de lucha que habrían sido solventes de seguirse con mayor claridad (una vez más, pecado del cine de acción) o un escenario creíble. Y es que, ya en la labor directa del escritor y realizador, conviene hacer algo más que acumular papeles con alguna frase de guión, tan tópicos como el que le cae a la finlandesa Pihla Vitala (ojo a la reacción de Hansel en la última escena que comparten; lo dice todo sobre la profundidad dramática que quiere adquirir el filme) o al de vez en cuando estimulante Peter Stormare, que vienen a cumplir tópicos (machistas en el caso de ella, cómicos en el de él) pero no mucho más.

A Hansel y Gretel. Cazadores de brujas le falta sentido del humor para ser una película disfrutable dentro de su propuesta. Le falta un guión decente, algunas frases memorables más allá del chiste fácil. Le falta carisma en sus intérpretes y, sobre todo, le falta originalidad en el resultado final. Y es que, por mucho que parezca inevitable la sensación de que el estudio querrá hacer franquicia de este filme, no hay nada en él que no hayamos visto ya antes en alguna producción similar, nada que se quede en la memoria del espectador de una forma especial, nada que rompa estereotipos ya demasiado trillados en el cine de los últimos años. Ni siquiera dentro del tópico se puede decir que sea una película que funcione especialmente bien, aunque el hecho de ser lo que es, y de no pretender ser otra cosa, quizá haga que encuentre su público. Yo no creo estar entre él.

2 comentarios:

Doctora dijo...

Cuando oí hablar de esta peli primero me pareció absurda y luego me recordó a "El secreto de los hermanos Grimm" (es imposible no encontrar semejanzas, porque el argumento es prácticamente el mismo), pero es que el otro día vi el trailer y me dio la sensación de que han usado hasta los mismos escenarios, los mismos extras y han calcado hasta alguna escena. Lo cojonudo es que seguramente se pondrá número 1.

"Tommy Wirkola, responsable de Zombis nazis..." es que la frase ya suena de coña, como esas noticias absurdas que da Kent Brockman en "Los Simpson".

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, ya, yo pensé lo mismo al ver la filmografía del amigo Wirkola... Es refrito de refrito y aunque hubo gente a la que le gustó en el pase, a mí nada de nada...

Félix, muchas gracias por tu invitación, intentaré echarle un vistazo a la asociación y os digo algo, ¿de acuerdo?