Hay frescura en Las ventajas de ser un marginado a la hora de tratar la adolescencia y todas las cuestiones colaterales que conlleva ese periodo de la vida. Y eso que trata de algo muy manido en la literatura y en el cine más independiente. La película es satisfactoria y está bien construida aunque pasa por encima de algunos elementos de la historia para edulcorar ligeramente la visión de estos jóvenes con un pasado y un presente a su vez problemático. A pesar de ese detalles, más o menos molestos según el nivel de exigencia que se le quiera poner a la película, no se puede achacar ese detalle a que se trata de la adaptación de una novela, pues es el propio autor, Stephen Chbosky, quien ha escrito el guión y dirigido el filme. Por supuesto, no hay nada en ella demasiado original, pues el cine lleva décadas explorando este periodo de aprendizaje y descubrimiento de tantas cosas, pero el conjunto es sumamente entretenido y los personajes captan la atención del espectador casi desde el principio.
Charlie (Logan Norman) comienza el instituto sin tener ni un solo amigo, resignado a que su timidez convierta esos años en una tortura más que un disfrute. Pero, casi por casualidad, se hace amigo de Patrick (Ezra Miller) y Sam (Emma Watson), estudiantes del último curso, que le descubren otra forma de afrontar la vida en el instituto. El reparto es una de las virtudes y uno de los defectos de la película. Lo que muestran es correcto, notable en algunos momentos. Pero sus interpretaciones chocan demasiado a menudo con el trágico trasfondo que tienen sus vidas. Puede que les falte algo de presencia para que se pueda leer entre líneas. Quizá el más notable en este sentido es Miller, el más soso en la primera mitad del filme es Norman y Watson tiene el severo problema de seguir luchando contra la sombra de su papel en la saga de Harry Potter. Nada de esto distrae demasiado y en conjunto firman un buen trabajo, pero con los matices apuntados.
Su labor se ve facilitada por la buena construcción de los personajes que hace Chbosky, lo que desemboca en escenas a ratos divertidas (el profesor de manualidades y el trato que tiene con Patrick) y a ratos amargas (el juego de verdad o atrevimiento) pero casi siempre bien escogidas. Es cierto que durante algunos minutos parece olvidar con demasiada facilidad los aspectos más trágicos, empezando por obviar prácticamente el detonante de los males de Charlie, o cayendo en algún giro bastante previsible (la reacción de Patrick con Charlie en la única escena en la que no está Sam presente). Pero el envoltorio deja un poso bastante sólido. Así ocurre con la relación entre Charlie y su profesor de literatura, el señor Anderson (Paul Rudd), o las socarronas y divertidas apariciones del padre del adolescente (Dylan McDermott), la relación sentimental de su hermana (Nina Dobrev) o las amigas que Patrick y Sam introducen en su vida, especialmente Mary Elizabeth (Mae Whitman). Hay momentos en los que incluso estos aspectos secundarios dan más solidez al relato que el viaje principal de los adolescentes protagonistas.
Las ventajas de ser un marginado entretiene por su frescura y por su sinceridad (que se vislumbra también, de algún modo, en su homenaje a The Rocky Horror Picture Show, inclasificable película de culto), por su retrato de una adolescencia cercana incluso con los duros antecedentes que manifiesta la película. Los de Charlie se dejan sentir especialmente en su segunda mitad y, sobre todo, en el duro tramo final, mientras que los de Patrick y Sam están más equilibrados a lo largo del filme. Los momentos más complejos están muy bien llevados por Chbosky y rodados con mucha elegancia (gran recurso la forma en la que soluciona la escena de la pelea), y gracias a eso el drama no se lleva por delante el buen rollo que preside casi todo su metraje. Por supuesto, es un retrato que generará más identificación entre los espectadores americanos, pero incluso teniendo en cuenta las diferencias culturales realmente sencillo encontrar algún pasaje que conmueva a cada espectador. Eso es, con diferencia, lo mejor de la película y lo que le da su calor. Y es que todos hemos sido adolescentes alguna vez en la vida...
2 comentarios:
Una adaptación excelente de muy buen libro. Los tres actores están perfectos y, si bien admito que algunas partes pueden estar edulcoradas, como dices, el resultado es nostálgico y sincero.
Juan, no he leído el libro, pero la película generalmente convence.
Publicar un comentario