Cuando Joss Whedon estreno Los Vengadores en 2012 se ganó todos los elogios posible, y con razón. En aquel momento era imposible hacer algo más grande, más satisfactorio para el aficionado y más espectacular. Han pasado tres años y llega Vengadores. La era de Ultrón, colofón a la fase dos del universo cinematográfico de Marvel, y las sensaciones son las mismas. Por imposible que parezca, Joss Whedon lo ha vuelto a hacer. Ha filmado el mayor espectáculo superheroico de la historia, por segunda vez en su carrera. La era de Ultrón es un filme gozoso de principio a fin, casi un clímax continuo con unos niveles de épica extraordinarios, con un desarrollo increíblemente sutil no ya de sus personajes, construidos con mimo, sino de todo ese universo que se ha ido tejiendo desde que Iron Man abrió esta singular y pionera aventura cinematográfica de la que Whedon ha sacado lo más grande con una categoría extraordinaria y un conocimiento sublime de los personajes y de lo que podía sacar de cada uno de ellos.
Resulta inevitable preguntarse cuál de las dos películas de los Vengadores es mejor, y la respuesta más acertada sería que ninguna. Lo que consigue La era de Ultrón es recrear las mismas sensaciones de emoción que generó el filme original, pero en espectadores con tres años más de experiencia en este riquísimo universo. Todo lo bueno de Los Vengadores está en La era de Ultrón, incluyendo un clímax memorable cuyo único enemigo es el marketing que ha desvelado demasiado en los trailers. Y todo lo malo de la primera entrega se intenta corregir. Eso puede provocar defectos nuevos, no es cuestión de decir que estamos ante una película perfecta (y que no lo es se puede ver, por ejemplo, en un personaje secundario presentado previamente y que tiene un indudable sabor a decepción, o en la forma en la que se prescinde del final de una de las películas de este universo), pero el sentido del entretenimiento y de la diversión que exprime Whedon en cada secuencia es tan memorable que cualquier pequeño fallo se disculpa con facilidad.
Whedon es quien más partido ha sacado de un reparto que ya funcionaba a la perfección en las películas individuales. Por ejemplo, La era de Ultrón es, por segunda vez, el filme definitivo de Hulk sin que el alter ego verdoso de Bruce Banner sea su protagonista. Pero sabe tanto Whedon de Marvel y también de cine que al mismo tiempo la introducción de los nuevos personajes es magnífica. Ultrón es un villano a la altura, pero la función se la llevan la Bruja Escarlata que interpreta Elizabeth Olsen y la Visión de un físicamente muy sorprendente Paul Bettany. ¿Cuántas películas basadas en cómics han tenido resultados nefastos por no saber administrar un número de personajes elevados? Pues La Era de Ultrón tiene nada menos que una docena de personajes centrales, más de una quincena de personajes Marvel con los que hay que satisfacer al aficionado y, al mismo tiempo, crear una historia coherente. Incluso Thor, que tiene aquí menos protagonismo que en la entrega anterior, está sensacionalmente descrito con elementos puramente narrativos y nunca de cara a la galería, plantando semillas que, seguro, se verán nacer en Thor. Ragnarok.
El festival de efectos especiales tiene algún momento demasiado digital, sobre todo en la brillante escena inicial (recordatorio, por cierto, de uno de los grandes momentos del clímax de Los Vengadores), pero la acción está tan increíblemente bien orquestada que acaba dando igual. La historia, escrita con sutileza, deja incontables guiños para el aficionado, bien de esta serie cinematográfica o bien de los tebeos (por supuesto, entre ellos está un memorable cameo más de Stan Lee, o la inevitable escena que aparece tras los primeros créditos, de nuevo para poner los dientes largos), y Whedon deja su sello tanto en la bellísima construcción de los personajes como en el constante humor que introduce y que no entorpece en absoluto el drama que hay en el filme. Porque son superhéroes, y su objetivo es entretener al público, pero también están ahí para salvar el mundo y contarlo de una forma humanamente realista como ha hecho Whedon exige una capacidad emocional muy intensa. Así, lo peor de La era de Ultrón no es otra cosa que saber que Whedon no estará para Infinity War, la tercera película del grupo. Porque estas dos son bestiales.
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