La ambiciosa y fantasiosa reinterpretación que Darren Aronofsky hace de la historia de Noé y el arca con la que hizo frente al diluvio universal es uno de los títulos más esperados del año, por el tema que trata, por el nombre de su (para mí sobrevalorado) director y por su espléndido reparto. Por desgracia, el resultado final hace que tanta expectación sea exagerada. No es un fiasco, e incluso se deja ver con más facilidad de lo esperado, Aronofsky sale indemne de su descabellada visión de la historia bíblica gracias a los aciertos que acumula en la creación de los personajes, algo a lo que ayuda notablemente el reparto, y en algunos momentos dramáticos en la segunda mitad de su largo metraje, que llega hasta los 138 minutos. Pero se le escapa por completo lo que debía marcar una diferencia desde el principio, los aspectos más fantásticos, lo más visual e imaginativo de la película, incluso detalles de la historia muy mal resueltos. Todo ello sufre por el trabajo de su director, por una dirección artística dudosa y por un decepcionante uso de los efectos visuales.
Lo peor de todo es que esta vez se puede comprobar que los defectos son de la película, porque Aronofsky, en vista de los problemas que tenía para reunir la financiación necesaria para el filme, había realizado previamente su historia en un cómic que acaba de ser publicado en España y que acabó de convencer a Paramount de ponerse detrás del filme. Ahí se ve que muchos de los errores que comete el autor en la pantalla no aparecen en las viñetas. Así que cabe preguntarse qué ha pasado para que caiga en tantas simplezas, ingenuidades y abiertos errores a la hora de cerrar su historia para el cine. Y no es una cuestión de medios, porque para la película ha dispuesto de ellos y no los ha sabido usar demasiado bien, por defectos (demasiados planos por ordenador fácilmente identificables; el de las dos palomas volando con el fondo cambiante es toda una invitación a dudar de todo el trabajo digital) o por elecciones (sorprendente y mareante el uso de imágenes en movimiento, durante la escena del génesis y en las elipsis).
Si hay algo que acaba salvando la película es que, incluso con menos emoción de la que sería deseable, Aronofsky sí consigue crear unos personajes atractivos, empezando por el propio Noé. Y va de menos a más, porque en la primera mitad falta fuerza y en la segunda sí hay sobradas escenas que inciden en ese aspecto más personal. Noé se convierte entonces en el personaje radical y decidido que debía ser desde el principio, y no un héroe al que adorar como casi parece que es en el arranque. Aunque parece que Russell Crowe es un actor al que cada vez parece más fácil criticar, lo cierto es que sigue siendo un sensacional intérprete, que domina perfectamente los diferentes estados emocionales de Noé. Jennifer Connelly, como siempre, está impresionante. Y por eso algunas de las mejores escenas de la película tienen a estos dos actores en pantalla. Con ellos, el reparto se convierte en uno de los mejores argumentos de Noé, aunque ni Emma Watson ni Douglas Booth destaquen especialmente en sus papeles, cruciales en la historia.
Quizá lo más negativo de Noé es que, con tantos medios a su alcance, no es capaz de superar las clásicas películas bíblicas que basaban su fuerza visuales en prehistóricos efectos visuales y enormes cantidades de extras. Es obvio que no estaba entre los objetivos de Aronofsky realizan una historia tan canónica como aquellas de La Biblia o Los diez mandamientos, pero si lo peor de Noé está precisamente en aquello en lo que pretendía innovar (al menos no hay engaño, porque eso se ve desde el principio sobre todo con los Vigilantes de piedra que introduce) se puede comprender perfectamente que la película deje cierto halo de decepción, aunque lo más probable es que los fans de su director le encuentren elementos suficientemente atractivos como para disfrutar del filme. Pero lo que ofrece Aronofsky es escaso. Visible, lejos del fracaso en que podría haber quedado enterrado por su desmedida ambición e incluso disfrutable por momentos, pero demasiado equivocado en otros muchos como para merecer el aplauso.
2 comentarios:
A mí me ha gustado, no es para tirar cohetes, pero está bien.
Me ha sorprendido el cambio de Noé, su despiadado fanatismo casi le convierte en el villano de la peli, un personaje bastante odioso hacia el final. Eso y que los animales casi no tienen protagonismo.
Emma Watson sí me ha gustado.
Doctora, todo lo bueno que tiene la película está mejor explicado en el cómic, incluyendo el protagonismo (necesario) de los animales. A mí es que esa muchacha no me dice nada...
Publicar un comentario