Las road movies siempre han tenido un encanto especial. Jackie no es una excepción en ese sentido, porque sabe manejar los elementos más habituales del género y, sin necesidad de ofrecer demasiadas innovaciones narrativas o visuales, simplemente dejándose llevar por el talento de sus actrices, se convierte en una película agradable, bien llevada, muy bien interpretada y con unos personajes descritos con algo más de habilidad que el desarrollo de la historia. Porque la premisa, que se resume en un pequeño prólogo, es muy divertida: una pareja de homosexuales holandeses recurrió a una mujer estadounidense para que hiciera de vientre de alquiler. Las dos gemelas que nacieron, ya adultas y muy diferentes entre sí, tendrán que viajar a Estados Unidos para ayudar a su madre biológica, que se ha roto una pierna, no tiene más familiares y tiene que ir a una clínica de rehabilitación. Tres mujeres, tres personalidades casi contrapuestas, encerradas en una autocaravana recorriendo las carreteras de Estados Unidos.
La película no podría funcionar si el reparto no estuviera a la altura. Y ese aspecto es, con seguridad, lo mejor que ofrece Jackie. Holly Hunter, a pesar de lo poco que se deja ver por el cine, sigue siendo una actriz magnífica que lo demuestra cada vez que tiene la ocasión. Y aquí tiene el dulce de la película, una mujer de carácter huraño, que apenas habla y que no para de observar a esas dos hijas que le son necesariamente extrañas. Pero Jackie no habría funcionado si los tres ejes no fueran complementarios y, hasta cierto punto, simétricos. Las hermanas van Houten, Carice (la de Juego de tronos) y Jelka, soportan bastante bien la tarea y conforman un cuadro muy atractivo. Son tres mujeres muy diferentes entre sí, y tanto el guión de Marnie Blok y Karin van Holst Pellekan como la dirección de Antoinette Beumer saben sacar partido de ello, dejando que la evolución de los tres personajes sea muy natural, nada forzada y, por tanto, muy agradable de presenciar.
En realidad, eso es lo que mantiene la película en un punto alto, porque sí es cierto que en el guión hay situaciones forzadas, algo exageradas, haciendo que parezca algo inverosímil que suceda todo lo que sucede en el viaje de estas tres mujeres, cuya razón de ser acaba desapareciendo sin que nadie parezca ser consciente de ello. Hay algún momento en que, aprovechando lo mejor del trabajo de Holly Hunter, se cae en una ligera reiteración, y quizá se eche en falta algún diálogo más que explique algunos de los temas que plantea la película, pero el influjo de las tres actrices protagonistas es tan grande, su química es tan hermosa de contemplar, que éstos acaban siendo fallos menores. Como película de mujeres y como road movie, funciona razonablemente bien, es divertida cuando tiene que serlo y que abraza sin problema el drama, hasta desembocar en un final muy adecuado.
Aún con los defectos que tiene, Jackie no parece estar tan lejos de otras películas que cuentan con el beneplácito de la crítica, otras historias humanas que en el fondo tienen lo mismo o incluso menos que ofrecer que esta película holandesa. Y quizá ese sea el problema, que la evaluación del cine todavía sigue siendo en ocasiones una cuestión de nombres o de países y no de talento. Porque de Jackie saldrá mucha gente alabando a Holly Hunter porque es la actriz más conocida, sin llegar a esa categoría de estrella que había dado al filme el empujón publicitario que necesitaría, pero no hay tanta diferencia con el buen trabajo de las hermanas van Houten. Y quizá Jackie merezca algo más de crédito, por mucho que su procedencia holandesa y los dos años de retraso con los que llega a España con respecto al estreno en su país sigan evidenciando que la maquinaria hollywoodiendse y sus grandes nombres imponen a veces más de lo que realmente ofrecen. Jackie no tiene nada que envidiar a películas así.
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