A Sex Tape hay que reconocerle, en primer lugar, su sinceridad. La comedia moderna está basada de una forma absoluta en bromas sexuales, incluso en películas que podrían sustentarse de otra forma, pero la película de Jake Kasdan al menos no lo oculta y coloca la palabra "sex" en su título. Ya está, no hay engaño posible. Vamos a ver una película sobre una pareja que gozaba enormemente del sexo hasta que tuvieron hijos y ahora ya ni si acuerdan de aquellos tiempos, por lo que deciden romper la monotonía grabándose a sí mismos y ese vídeo empieza a circular sin control. Directos al grano, sin duda. Y ahí, en ese escenario, el gag funciona con razonable frecuencia (aunque, curiosamente, los mejores de la cinta no son los más sexuales). ¿La historia? Eso sí que no. Aunque despierte risas, lógicas porque estamos ante una comedia y eso es lo que busca, la película no está bien construida, hay tramas que no importan, hay personajes que sobran y al final, en realidad, la cosa no es para tanto y ofrece poca chicha. Desde luego, nada escandaloso.
El gran problema de Sex Tape es que sacrifica todo lo que cuenta en favor del gag y llega un momento muy claro en el que la película se sale de madre. Empieza como algo creíble y acaba siendo algo inverosímil. Juguetea en su primer tercio con las consecuencias en la vida sexual de la pareja tras tener hijos, para pasar olímpicamente de este tema cuando el desmadre se apodera de la película (lo del pastor alemán viene a ser la muestra de que cualquier posibilidad de verismo se desvanece). Y, la verdad, cuando el espectador acaba por ver partes del famoso vídeo porno que graba la pareja protagonista se disipa todo el efecto que trata de sostener la película. Mucho fuego de artificio, mucho primer plano, mucha espalda y trasero, pero poco en realidad de la sex tape que anuncia el título. Obvio, ya que en el fondo no deja de ser una película que busca un público amplio.
Y aunque la pareja protagonista, la que forman Cameron Diaz y Jason Segel como Annie y Jay, tiene cierto carisma, acaba siendo insuficiente. Incluso siguiendo uno de los diálogos de la película en los que Segel afirma que en una película porno nadie ve a los tíos, probablemente Sex Tape pase a la historia por ese plano de Cameron Diaz como patinadora sexy o por mostrar el trasero. La paradoja que define la película a la perfección está en que una de las subtramas más completamente innecesarias (la empresa que quiere comprar a Annie su blog sobre la maternidad y del que sólo conocemos una entrada referida... al sexo) acaba ofreciendo lo más divertido de la película, el personaje de Rob Lowe en una sorprendente doble faceta. Y atención a los momentos Disney. Eso sí que es enormemente divertido. Eso, y para quien guste de la comedia más disparatada, algo del desmadre, pero poco más.
No es que Jake Kasdan sea un director del que haya que esperar demasiado (Bad Teacher, su anterior película, no era especialmente divertida), y la pareja protagonista está lejos de ofrecer sorpresas con su trabajo, especialmente en el caso de una Cameron Diaz encasillada ya en la comedia disparatada y no precisamente en títulos de gran calidad. Tampoco se trata de despedazar la película, como parece que ha hecho la crítica norteamericana, porque el gag lo usa con la suficiente habilidad como para que haya momentos divertidos. Pero es igualmente obvio que no aspira a mucho más, y por eso se olvida de tramas (ojo a la forma en la que acaba completamente desinflado el motivo por el que el matrimonio protagonista se lanza a su búsqueda del vídeo o la irrelevancia de la cantidad de dinero que aparece) y apuesta por el impacto puntual. En grupo y sin pretensiones, hasta se le puede encontrar el punto, pero siempre teniendo claro que no hay mucho de donde tirar.
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