Ante una película como Non-Stop, subtitulada en España como Sin escalas (igual como juego de palabras que haga recordar a Sin identidad, la anterior película de su director, Jaume Collet-Serra), caben dos posibilidades. La primera es dedicarse a triturar la película por los enormes agujeros que hay en su guión, más visibles a medida que van pasando los minutos, la por lo visto inevitable concatenación de casualidades que el thriller moderno ha convertido en indispensables para que las tramas funcionen, e incluso para lamentar que el final no esté a la altura de la propuesta. La segunda es, simplemente, dejarse llevar. Es desde esta segunda concepción como Collet-Serra se muestra como un director espléndido, competente, que acierta casi siempre a la hora de colocar la cámara, que sabe generar tensión y colocar al espectador al filo de la butada. La pregunta es qué no sería capaz de hacer Collet-Serra con un guión redondo, que éste está lejos de serlo. Porque da la impresión de que el español afincado en Estados Unidos podría ser capaz de hacer que funcionase lo que le echen.
Más que hablar de la premisa de la película, lo que corresponde es destacar el escenario en el que transcurre. Casi en su totalidad, Non-Stop se desarrolla dentro de un avión. ¿Original? Puede que no, porque, por ejemplo, Serpientes en el avión o Plan de vuelo: desaparecida optaban por lo mismo para sus historias. Pero ésta acaba mejorando las aspiraciones de aquellas. Y casi es mejor no decir mucho más, porque resulta divertido ir descubriendo poco a poco y al ritmo que marca Collet-Serra cuál es realmente la historia, que introduce con mucha pausa; quién es cada uno de los personajes, empezando por su protagonista, Bill Marks, interpretado por Liam Neeson; y qué les va haciendo sospechosos a casi todos ellos de ser ser quien está detrás de toda la intriga. Y es el que director maneja a la perfección el suspense y se mueve como pez en el agua en un escenario tan reducido, haciendo que absolutamente todo lo que depende de él funcione francamente bien.
Así llegamos al problema esencial del filme: el guión. La premisa es espléndida y algunos de sus giros argumentales son fantásticos porque sirven a la tensión que crea Collet-Serra. Pero es difícil no notar los grandes agujeros que hay en la trama o la concatenación de sucesos casi imposibles para que funcione el plan maestro que quiere estar detrás de todo lo que acontece. Además, quizá se pueda tener la sensación de que algunos personajes están de relleno (se lleva la palma en este sentido la azafata que interpreta la recientemente oscarizada Lupita Nyong'o, precisamente por ser ahora mismo la actriz más reconocible), aunque no termina de ser del todo cierto, y casi todos acaban jugando el papel necesario, aunque es verdad que la tensión, junto con el carisma de Liam Neeson y Julianne Moore, se llevan por delante todo lo demás. Y viendo los defectos de la trama, que devienen en un final casi imposible de asumir si no fuera porque la tensión es espléndida y casi ni se nota, ese protagonismo es una espléndida noticia para el filme.
La conclusión es sencilla. ¿Entretenida? Muchísimo. Efectivamente, es una película que no se detiene, como adelante su título, que tiene picos de tensión espléndidos, que en ningún momento cae en el aburrimiento y que no hay momentos prescindibles en sus 106 minutos. Pero el análisis en frío es más complejo de superar. No es cuestión de derrumbar la película antes de su visionado, pero un espectador medianamente despierto notará que hay detalles absolutamente imposibles en el desarrollo, sobre todo en su segunda mitad, cuando las pistas se van aclarando algo más. Por eso, y aún disfrutando lo suyo este filme, lo que cabe esperar es que a Collet-Serra le llegue un guión que no se preste a buscarle agujeros, por mucho que también tenga bastantes aciertos (difíciles de detallar sin reventar lo que va sucediendo). Sin identidad y Non-Stop le consolidan como un autor muy a tener en cuenta, capaz de hacer creíble lo que después se asume como increíble. Y ya quisieran otras películas con agujeros ser la mitad de vibrantes que ésta.
3 comentarios:
Ahora tengo curiosidad por ver la peli, porque eso de que mantiene la tensión y que no sobran minutos es "música para mis oídos". :D
De todos modos es un fastidio cuando se le encuentran agujeros importantes a la trama. Nos saca de la historia.
En fin, intentaré verla estando prevenido de que tendré que "perdonarle" unas cuantas licencias, pero espero disfrutarla al máximo.
No puede ser peor que "Venganza", ni tener más agujeros, así que...
De todas formas le ha venido bien a Liam Neeson que la carrera de Mel Gibson se fuera al cuerno hace años.
Tarambana, sí, perdonando esas licencias es entretenida porque está muy bien rodada. Pero, claro, hay que perdonarlas...
Doctora, pues sí, la verdad es que ha acumulado unas cuantas películas que en otra vida habría hecho Mel Gibson... Ahora no dejo de imaginármelo...
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