La propuesta de Caminando entre dinosaurios es chocante. Quiere ser una especie de mezcla entre un documental para niños, una versión infantil de la conocida serie documental de la que toma su título, pero al mismo tiempo quiere plantear una aventura de dibujos animados, copiando incluso un modelo utilizado por los estudios más populares de la animación de utilizar un prólogo y un epílogo de acción con un actor conocido, en este caso Karl Urban, como maestro de ceremonias. Se aproxima más a lo primero por un detalle tan original como poco efectivo: los dinosaurios no adquieren rasgos humanos en su imagen pero sí en su voz. Hablan como si fueran personas, pero sus bocas no se mueven al mismo tiempo para pronunciar esas frases. Eso, al menos desde un punto de vista adulto, descoloca bastante pero no impide disfrutar con tanta intensidad del festín visual que supone la película, aún con un 3D que, para no variar, apenas luce en unos pocos planos.
Esa viene a ser la baza central de la película, como lo era de la serie documental: ver a los dinosaurios como nunca antes se habían visto. Pero en el mundo del cine eso topa con dos adversarios complicados. Primero, obviamente, el Parque Jurásico de Steven Spielberg, auténtico punto de inflexión de la presencia de los dinosaurios en la gran pantalla para más de una generación y aún hoy un referente ineludible. Segundo, Dinosaurio, la película de Disney que, aún habiendo transcurrido ya unos cuantos años desde que se estrenara en 2000, se mantiene como un magnífico ejemplo de animación por ordenador. Por eso, lo único que sorprende de Caminando entre dinosaurios, aún admitiendo su excelencia visual, es la elección de los protagonistas, según una norma no escrita que obliga a escoger especies diferentes siempre que se haga una película sobre dinosaurios.
En todo caso, la propuesta visual es muy atractiva. La animación es buena, hasta el punto de que no es fácil discernir el salto de la imagen real del prólogo a la animada de toda la película y de ésta al epílogo. Pero lo que sorprende y complica el visionado de la película es la decisión de dotar a los animales de voces pero no de gestos humanizados. Complica al menos desde un punto de vista adulto. Quizá los más pequeños no presten atención al detalle, pero para un público que sepa apreciar en la animación la sincronización de los labios con los diálogos que está escuchando (lucha que también se da en el debate versión original-doblaje, por cierto) el hecho de que no haya ningún tipo de intento de sincronía es un problema. Y, visto desde un punto de vista industrial, probablemente es una forma de reducir el presupuesto de la película, porque así hay mucho menos que animar.
Caminando entre dinosaurios es, aunque sólo sea por este motivo, una rareza en el panorama de la animación. Que trate de captar la atención de los más pequeños desde un punto de vista más científico y documental es algo sin duda elogiable y parte de lo que hace la película más interesante. Y su historia, sencilla a más no poder, contribuye a que el foco esté puesto en conocer a los dinosaurios, mucho más que a los personajes. Es un curioso equilibro entre el documental y la historia de ficción el que intenta buscar la película, pero quizá precisamente por eso "curioso" es el término que mejor se adapta a la valoración de la cinta. Ni quita el aliento, ni termina de emocionar. Cumple con lo que promete y poco más. Pero, claro, para un niño cualquiera quizá el dinosaurio con el que mejor pueda conectar no sea precisamente el paquirrinosaurio, que es el centro las peripecias de la película. Curioso, sí.
4 comentarios:
Qué cosa más rara...
Cuando oí sobre la peli hace tiempo, pensaba que sería como un capítulo de la serie, un documental extralargo, así que me descolocó saber que los dinosaurios hablaban.
Lo que no sabía es que no estaban sincronizadas las voces con los labios, vaya cutrez...
Me recuerda un poco a "En busca del valle encantado", pero por ordenador y con menos encanto.
Doctora, yo cuando vi el cartel pensé también en el documental, luego vi que era película y después me llevé esta sorpresa. Sí, aunque no lo acabé poniendo, pensé también en 'En busca del valle encantado', película que en su día, de crío, me fascinó.
Pues en lo único que coincido con tu análisis de la película es que, efectivamente se trata de un documental disfrazado de película de animación infantil.
A mí me parece sin duda (desde mi perspectiva de biologo y naturalista, y padre) una buena ocasión para hacer pedagogía de la naturaleza - con niños y no tan niños - del presente y del pasado de nuestro planeta.
En cuanto a lo de hablar y no mover la boca, lo veo muy bien suplido con el lenguaje no verbal (supuesto, basado en parientes vivos), de los animales protagonistas. A mi entender este lenguaje corporal va muy bien sincronizado con el dialogo. Aunque creo que si no se és un avispado observador de la naturaleza, será difícil apreciar este aspecto.
Por otro lado destacar que esta misma técnica (dialogo no hablado) fue empleada en la cinta japonesa titulada: "Las aventuras de Chatran" protagonizada por un gatito y con muy buenos resultados.
Además lleva implicita la moraleja de la superación personal.
Buena película para aprender, tanto para mayores y pequeños, sobre la naturaleza (en este caso del pasado).
Rafa, un placer leer tu opinión. Por supuesto, las películas se pueden ver de muchas maneras diferentes, y la parte educativa que tiene 'Caminando entre dinosaurios' es innegable. Sí, la técnica no es novedosa, pero sí bastante inusual en la animación actual. Yo no vi la voz tan bien sincronizada, en algunas escenas, pocas, incluso me pareció lo contrario.
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