viernes, septiembre 20, 2013

'Rush', la Fórmula 1 también luce en el cine

Vendiéndose la Fórmula 1 como lo hace, como uno de los mayores espectáculos del mundo, era raro que el cine no hubiera inmortalizado ya alguno de los míticos duelos que hay a lo largo de su historia. Pues bien, esa deuda queda más que satisfecha con Rush, la visión de Ron Howard sobre el mítico enfrentamiento entre Niki Lauda y James Hunt en el año 1976. La película es vibrante de principio a fin y muestra mucha categoría, aunque se queda a un peldaño de ser verdaderamente extraordinaria en su conjunto porque no presta atención a algunos detalles. Tan pendiente está de ser un retrato preciso de la rivalidad entre Lauda y Hunt que se olvida de algunas cosas por el camino. Que el tercer nombre del reparto, tras Daniel Brühl y Chris Hemsworth, sea el de Olivia Wilde, que tiene un papel muy reducido, evidencia que el interés de Howard no estaba más allá de sus dos pilotos. Pero lo que es indudable es que su apuesta dentro del cine deportivo es muy gozosa y que sabe arrancar carismáticas interpretaciones de sus dos protagonistas.

Lo que más se puede agradecer a Howard es que no ha querido ofrecer una retransmisión deportiva dramatizada. La espectacularidad de la Fórmula 1, vista además con los ojos de un espectador contemporáneo, se prestaba a esa solución: nitidez absoluta, cámaras superlentas, control absoluto sobre la imagen. Y, en cambio, lo que hace el director es llevar al espectador a las mismas sensaciones con las que se seguía un gran premio en 1976, las que tiene que provocar la Fórmula 1 vista desde el interior de un coche. Para ello, busca confusión, sensaciones más que información, planos cortos de diferentes partes del monoplaza, el casco del piloto, la carretera siempre en movimiento. Hasta llegar al año que centra la película, sí es verdad que Howard da algunas muestras de no saber transmitir del todo bien el funcionamiento de las carreras y los mundiales. Pero cuando llega 1976, la cosa cambia. Y se agradece que no se haya limitado a dar las dos pinceladas que le interesaban dramáticamente, aunque es verdad que el conocedor de la historia real puede echar de menos algunos detalles.

Eso sí, lo ideal para disfrutar de la apuesta cinematográfica es no acudir presto a Wikipedia para saber qué ocurrió en 1976, qué hace relevante para Howard la historia de Lauda y Hunt y dónde van a estar sus puntos álgidos. Lo mejor es dejarse llevar por la historia, sorprenderse con los giros que informativamente tanto impactaron en su época, y admirar la buena construcción de sus personajes que hacen Brühl y Hemsworth, sobre todo en su faceta como pilotos. La personal, por supuesto, forma parte esencial de Rush pero ahí es donde, quizá por no alargar más el metraje, no alcanza la cúspide que busca salvo en contados momentos, en los que todos los actores consiguen despuntar. No sólo los dos protagonistas, sino también sus contrapartidas femeninas, una Olivia Wilde fascinante y una Alexandra Maria Lara profunda. Ojalá ambas hubieran tenido papeles más extensos. Esos detalles se olvidan durante el intenso, emocionante y espectacular clímax de la película y, sobre todo, durante su soberbia preparación, secuencia magníficamente acompañada por la música de Hans Zimmer.

La presencia de Zimmer es otro de los detalles que a priori podían llevar a pensar que Rush sería una versión algo más seria y en la Fórmula 1 de Días de trueno, retrato del mundo de la Nascar. Y es evidente que ese homenaje está muy presente (incluso suena una de las canciones de aquel filme), pero también que los intereses de Tony Scott y Ron Howard no son los mismos. Días de trueno apostaba por hacer del amor y la amistad temas fundamentales de su trama de rivalidad deportiva. Rush apuesta claramente por esa rivalidad. Y lo borda con todas y cada una de sus escenas. Las de carreras, por supuesto, pero también los varios diálogos que mantienen Hunt y Lauda a lo largo de la película. No es fácil dilucidar dónde acaba el mérito de Howard y dónde empieza el de Hemsworth y Brühl, sobre todo después de ver la fusión final entre las imágenes de los actores y las de los pilotos reales. Pero lo que sí es fácil de decir es que Rush ofrece dos horas fantásticas, gran cine deportivo y más que deportivo, aunque los focos sobre las estrellas hacen que se pierda alguna que otra oportunidad de hacer que brillen más todavía.

3 comentarios:

Tarambana dijo...

No tenía esta peli en mi punto de mira (no me llamaba mucho la atención a priori), pero tu crítica me ha provocado curiosidad. A lo mejor acabo picando... :)

Juan Rodríguez Millán dijo...

Tarambana, yo a Ron Howard casi siempre le miro con esperanzas. Me alegro de haber despertado tu curiosidad, a ver qué te parece si la ves.

Celia dijo...

Me gusto mucho la pelicula, si no fuera por esta critica que la lei antes de salir a casa para ir a verla hubiera ido de muy mala gana.
Pero en cambio me gusto mucho como esta hecha no se hace pesada para nada aunque no te guste la formula 1 y en cambio me encanto la relación y la comparación entre los dos pilotos.
Es bonito ver como lo que parece envidia o rivalidad es en el fondo admiración de ambos entre si.
Me llamo la atención lo bien que hace el papel el actor que encarna a Niki lauda. No me extraña que el propio Niki laura lo felicitara.