Pensando en el cine como motor de emociones, Intocable es una película más que recomendable. Es vitalista, emotiva, agradable y divertida. Parte de una situación dramática y dos personajes opuestos para construir una historia de buenos sentimientos que en todo momento elude la sensiblería fácil. Es una película que funciona en la misma medida que funcionan sus dos protagonistas, Omar Sy y François Cluzet, y especialmente el primero. Y es una película que se sostiene por sí sola. No creo que se merezca que el análisis dependa del gran éxito que ha cosechado en Francia (y ahora en España), del interés de Hollywood en hacer un remake o de que parta de una historia real que los directores descubrieron en un documental (y cuyos protagonistas aparecen en el cierre del filme para darle ese toque de realidad que tampoco es precisamente imprescindible). Intocable apela directamente al espíritu y cumple sobradamente su objetivo, haciendo disfrutar de una manera sana y seguramente más profunda de lo que muchos reconocerán.
Olivier Nakache y Eric Toledano son guionistas y directores de la película, cuarto trabajo juntos de este dúo de realizadores que ahora saltan al primer plano de la actualidad en todo el mundo con Intocable. Y parece evidente que ponen buena parte de su talento en la primera de las tareas, porque el filme crece en las páginas del guión, en sus diálogos, en la construcción de los dos personajes protagonistas. Omar Sy da vida a Driss, un tipo conflictivo de origen senegalés que se gana la vida cobrando el paro y en negocios poco honorables. François Cluzet es Philippe, millonario y tetrapléjico. Casi por casualidad, el primero empezará a trabajar para el segundo y, al mismo tiempo, le contagiará sus ganas de vivir. El planteamiento invita a dos formas de encarar la película. Podría ser una historia dura, triste, sensiblera. O podría ser un relato alegre, que potencia la amistad entre sus dos protagonistas y apele directamente a la empatía del espectador. Su camino es el segundo y supone un acierto ya desde su escena inicial.
Ahí es donde entra en juego la desbordante vitalidad de Omar Sy, dueño y señor de la película en todo momento (y ganador del César al mejor actor por este papel y por delante de Jean Dujardin, que ganó el Oscar por la para mí sobrevaloradísima The Artist). Sus chistes, su lenguaje directo, su radical interpretación de la vida encajan a la perfección en lo que quiere transmitir la película. Él, bien acompañado por un prácticamente inmóvil Cluzet pero cuya expresión facial habla con elocuencia, crea el tono desde el comienzo. Es, en el fondo, una tragicomedia que tiene más momentos divertidos (desde esa persecución que abre la película hasta la escena casi al final del afeitado, pasando por el momento de la enseñanza musical o de las virtudes pictóricas de Driss) que dramáticos (aunque no los rehuye, aunque sea con diálogo y no con imágenes), pero que no deja de lado en ningún momento el aspecto más profundo de la historia. Incluso los personajes secundarios, femeninos en su mayoría, encuentran un encaje adecuado en la historia, que gira inevitablemente en torno a los dos principales pero que sabe construir también un mundo en el que se puedan desenvolver.
Intocable no deja una sensación de película perfecta, tampoco es imprescindible ni mucho menos que así sea, entre otras cosas por lo que supone a la parte formal el acierto en el guión. Y es que no hay muchas virtudes inherentemente cinematográficas, no se aprecia un trabajo notable de dirección, simplemente correcto, y el montaje no añade mucho valor añadido (ni siquiera colocando la escena del coche al principio, aunque sirva como perfecta introducción al tono del filme). Nakache y Toledano simplemente colocan a sus actores en cámara y dejan que su carisma y su química llenen la escena. No es tampoco una mala elección a la vista del resultado, porque Intocable es una película fresca y agradable que mezcla una historia aparentemente sencilla, con toques muy hábiles en el desarrollo de los personajes y un debate humano fascinante sobre cómo las relaciones personales pueden ayudar a cambiar la vida de los demás, por muy hundida en la miseria que pueda estar. Vitalismo en estado puro y toda una inyección de buenas intenciones llevada con acierto y de una forma nada manipuladora, Intocable es una película pensada para disfrutar y ese objetivo lo consigue con creces. Incluso va más allá.
5 comentarios:
Sin duda es la peli del momento, porque esta debe ser la novena entrada que leo recomendándola.
Esperaré a que esté en DVD, aunque con tanta alabanza no sé si me defraudará después. Leí que es una mezcla entre "Paseando a Miss Daisy" y "EL discurso del rey"... la primera no la he visto y la segunda me decepcionó un poco, así que...
La he visto hace poco (de hecho debo ser uno de los 9 blogs comentándola de los que habla Doctora xD) y me encantó. Si bien es cierto que la vi con 0 expectativas.
Parece que el cine francés está dando mucho de sí este año.
Doctora, no me parece tan cercana a ninguna de las dos, más allá de que es una película con dos protagonistas y sobre su relación. Aunque si te sirve de referencia, ambas me gustan mucho.
Utopía, bueno, yo no sabría decirte con qué expectativas fui, intento no hacerme mucho caso sobre esas cosas, pero conecté con la película muy rápida y fácilmente. Me parece divertida y humana, además de no caer en sensiblerías fáciles que podrían haberse cargado el resultado final.
Fui este fin de semana, y entre a la sala sin saber muy bien de que trataba la pelicula. Y sali encantada de mi eleccion. Me rei y emocione muchisimo. Creo que es la mejor pelicula que he visto este año.
Fui este fin de semana, y entre a la sala sin saber muy bien de que trataba la pelicula. Y sali encantada de mi eleccion. Me rei y emocione muchisimo. Creo que es la mejor pelicula que he visto este año.
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