El thriller es un género que todavía se le escapa con cierta frecuencia al cine europeo, en el que no es capaz de mostrar el mismo grado de genialidad que Hollywood (incluso teniendo en cuenta la ironía de que no pocos directores europeos se han hecho cargo de algunos de estos títulos). No obstante, de vez en cuando surgen del Viejo Continente películas de género que sí son capaces de convencer por sí solas. Es el caso de Cuenta atrás, la segunda película como realizador de Fred Cavayé, una historia de intriga de elevado ritmo y factura notable que, eso sí, tiene algunas lagunas, especialmente en su tramo final, cuando la verosimilitud se tambalea en algún momento de forma alarmante. A pesar de sus defectos, se trata de una muy entretenida película, que asume su condición con una duración adecuada que no llega a los 90 minutos y que se mueve con respeto en las convenciones del género.
Cuenta atrás está lejos de la reflexión y la lentitud que se puede achacar, con cierta injusticia como sucede con todos los tópicos y generalizaciones, al cine francés. Ya desde el comienzo, puesto que su primera escena es una persecución en la que no sabemos quién es el bueno, quién el malo o siquiera si se trata de una disputa entre buenos y malos. Primer punto a favor de Cuenta atrás, apenas ha arrancado y ya ha conseguido llamar la atención. Eso es importante en una película que dura apenas 84 minutos y no tiene tiempo que perder. No obstante, sus misterios tardan poco en resolverse o son fácilmente predecibles precisamente por eso, porque no hay margen para buscar caminos en los que perder al espectador. Tal franqueza en la narración puede ser vista como un mérito o como un fallo de esta película. Me inclino por el mérito, habida cuenta del escaso talento para la concisión que hay en el cine moderno, incluso sacrificando ciertas dosis de sorpresa.
El protagonista es un celador que aspira a convertirse en enfermero (detalle trivial, sin especial relevancia en la historia y que tiene cierta intención de relleno) y cuya mujer está embarazada de siete meses (y ese sí es un detalle narrativo importante). Su trabajo le coloca en posición de ser chantajeado con crudeza, y es ahí donde comienza una carrera contra el reloj y por la vida. El planteamiento ya encuentra alguna pega (¿por qué, precisamente, este hombre?) pero se puede pasar perfectamente por alto. Hay quien ha trazado alguna similitud de Cuenta atrás con Frenético (de Roman Polanski, con Harrison Ford y el mismo escenario parisino de fondo), y es innegable, aunque no tiene un factor muy importante de aquella, y es el tener un protagonista extranjero en la tierra en la que le suceden tan dramáticos avatares. En esa línea, quizá sea también comparable a Sin identidad, la película con la que el español afincado en Estados Unidos Jaume Collet-Serra ponía en aprietos a un amnésico Liam Neeson. No es una historia excesivamente original, pero sí engancha desde el primer momento.
Lo mejor que tiene Cuenta atrás es que sabe engarzar las diferentes tramas que plantea, ofrecernos potenciales protagonistas que resultan no serlo y mantener la capacidad de sorpresa hasta mediado su metraje. Ahí, a partir de una secuencia clave en la que casi todas las cartas se ponen sobre la mesa, es donde comienzan a hacerse más evidentes los excesos del guión y que culminan en un final que junta elementos interesantes (lo que mantiene ocupada a la policía) y algunos detalles imposibles de creer y que no procede revelar. La primera película de Cavayé, Pour Elle, fue la que adaptó Paul Hggis en Los próximos tres días. La versión norteamericana y esta Cuenta atrás coinciden en algunos de sus puntos débiles, que todos ellos pivotan en torno a la verosimilitud. Y es una pena porque el trabajo de los actores es mangífico, y lo es precisamente a la hora de mteterse en sus personajes y hacerlos creíbles, desde el protagonista Gilles Lellouche (fuerte y frágil al mismo tiempo, sí da la sensación de ser un hombre desesperado capaz de cualquier cosa) hasta una Elena Anaya (la esposa embarazada) quizá algo más secundaria de lo esperado pero tan interesante como casi siempre.
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