domingo, marzo 18, 2012

'Tan fuerte, tan cerca', tan hermosa y manipuladora

Tan fuerte, tan cerca es una película tan hermosa como manipuladora. De esta manera, el filme es, en sí mismo, un oximorón de los que se habla en su guión, una figura retórica que une dos conceptos opuestos. No creo que se pueda sentenciar mucho sobre ella en este sentido y decidir de forma categórica cuál de las dos características se impone a la otra, eso queda en manos de cada espectador y de cómo y cuánto le llegue la película. Pero tiene ambas cualidades. Como tiene maestría y confusión. Porque le sobra talento, contiene grandes momentos en un número muy elevado, pero también es ciertamente pretenciosa y emocionalmente concluyente. Si tengo que elegir, y por encima de los defectos que sí tiene, me quedo con que es un filme hermoso y lleno de talento. Es una de esas historias que merece la pena, una de esas películas inspiradoras y que hacen sentir con fuerza al espectador. Es un caudal de sensaciones, a veces contradictorias, pero casi siempre satisfactorias.

Viendo la película se respira la sensación de que está hecha pensando en el Oscar. No deja de ser curioso porque, precisamente, su nominación como mejor película que recibió fue una sorpresa, a pesar de que Daldry ya ha llevado otras de sus películas, todas en realidad (Billy Elliot, Las horasEl lector), muy lejos en la carrera por las estatuillas. La película no cosechó buenas críticas en su estreno en Estados Unidos. Su inusual aproximación al 11-S y sus consecuencias más íntimas y personales no ha sido del agrado de todo el mundo. Y es cierto que Stephen Daldry, basándose en un guión de Eric Roth, no ha escogido un enfoque sencillo para un evento que genera tanta sensibilidad en su público objetivo. No le ha ayudado, seguramente, un montaje temporal un tanto confuso en algunas partes del filme, especialmente en su primera mitad. Pero no creo, sinceramente, que contar como trasfondo con los atentados a las Torres Gemelas pueda suponer una variación en cómo recibir la película. Puede que se pueda ver como algo pretencioso (arriesgadísima su comparación entre el derrumbe físico de las Torres y el emocional de su protagonista), pero es también valiente.

La película vuelve a dar a Daldry la oportunidad de colocar a un niño como protagonista, pero no estamos en absoluto ante un remedo de Billy Elliot. Oskar (Thomas Horn) es un niño curioso, diferente, al que le cuesta expresar sus emociones de forma normal y que tiene que hacer frente a la muerte de su padre (Tom Hanks) sin estar en realidad preparado para vivir en el mundo real (el columpio es una metáfora preciosa de este concepto). ¿Cómo lo hace? Embarcándose en una búsqueda singular en la que una llave que encuentra en el armario de su padre es la clave, una búsqueda en la que se siente solo e incapaz de compartir sus secretos con nadie (hasta que no puede más), de la que aparta a su madre (Sandra Bullock). En su búsqueda encontrará un extraño aliado, un anciano (Max von Sydow) que vive en una habitación del piso de su abuela, que no pronuncia palabra alguna y que se comunica con mensajes escritos. Daldry saca petróleo de las relaciones personales que se tejen entre estos personajes y de cómo, flyendo con ellos, va desvelando la información precisa para resolver el misterio que mueve a Osker, con un adecuado cuentagotas que fluye con absoluta naturalidad.

Y es que la película lo que cuenta es cómo un niño le va perdiendo el miedo a la vida. Perdido el amparo de su padre, y precisamente buscando imposibles explicaciones racionales a su pérdida, se irá dando cuenta de qué aquel pretendía con sus enseñanzas. Eso se disfruta escena a escena con el trabajo del debutante Thomas Horn, cuya única experiencia en el mundo del espectáculo fue ganar un concurso televisivo de preguntas y respuestas. Max von Sydow le apoya de una forma sencillamente impecable y demostrando que las emociones se pueden conseguir en el cine de muchas maneras, aunque su personaje sea, precisamente, la llave de las inconsistencias que hay presentes en Tan fuerte, tan cerca. Las hay, porque no siempre es fácil entender el porqué de la entrada y la salida de ciertos personajes, aunque también es verdad que hacia el final Daldry da algunas respuestas que tratan de redondear la película. Lo consigue, de hecho, en algunos aspectos, más por ejemplo con respecto al personaje de Sandra Bullock que, precisamente, al de Max von Sydow.

Tan fuerte, tan cerca (horrenda traducción de Extremely Loud & Incredibly Close, título que tiene su razón de ser y que se ve claramente en la película) busca conmover y conmigo lo ha conseguido. En su visión del 11-S (emocionante el momento en el que el chico descubre lo que ha sucedido ese día, casi tanto como la conversación por teléfono en la que Sandra Bullock despunta mucho más que en la actuación que le dio el Oscar en la previsible Un sueño posible), en la forma de tratar la relación entre un hijo y sus padres como dos personas completamente diferentes, en cómo dos desconocidos (formidables Viola Davis y Jeffrey Wright) pueden ofrecer a determinadas personas en algunas situaciones mayor consuelo que una madre. Todo ello conmueve. ¿Trampas emocionales? Alguna que otra. Pero cuando una película te agarra el corazón con tanta fuerza y consigue que sus latidos vayan al compás que marca, algo bueno tiene que tener. Y Tan fuerte, tan cerca, lo consigue. Emociona y conmueve. Y por eso, convence. Con sus fallos, pero convence.

4 comentarios:

Doctora dijo...

Creo que voy a dejar de fiarme de tus críticas cuando hablas de dramas, porque me da la sensación de que eres un sensiblero ;P

Sonix dijo...

Yo cuando la vi también era consciente de todos esos palos que se había llevado por sensiblera y por buscar el Oscar. Pero bueno, que como dices, tiene elementos, diálogos y personajes bien trabajados, y el resultado final convence bastante. Yo hasta me emocioné y todo. Hay cosas que me chirriaron en el argumento, pero en conjunto no quedé tan insatisfecha como esperaba.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, ¿y quién lo ha negado, je, je, je...? Me gusta las buenas historias bonitas, sí...

C., la verdad es que la película se ha llevado palos por todas partes, soy de los pocos a los que parece haberle gustado. Y eso que a mí Sandra Bullock no me dice nada...

Sonix, vale, también a ti te ha gustado, je, je, je... Creo que consigue emocionar, aunque es verdad que algunas cosas chirrían. Pero está francamente bien la película...

Unknown dijo...

Me gusta la historia que maneja la película, especial por la actuación y presencia que tiene el personaje de Oskar, la vi hace poco en en línea y me dejó un buen sabor de boca, es una buena opción para ver en familia y disfrutarla.