El nombre de Rodrigo Cortés lo tengo anotado desde hace tiempo. Concursante, su primera película, llamaba indudablemente la atención. Buried, la segunda, fue toda una sorpresa. Un tipo que es capaz de mantener la tensión durante hora y media en un escenario tan limitado como un ataúd tiene que merecer la pena... si lo confirma en sus siguientes trabajos. Llega su tercera película, Luces rojas, y es de esas que quieres que te gusten. Y hay muchos motivos para que así sea. También otros para que no se pueda considerar una obra redonda, ni tampoco mejor que su predecesora. Pero Cortés exhibe trazos de un cineasta que acabará confirmándose si mantiene el crecimiento y que ya, desde la imperfección, deja elementos de sumo interés a nivel narrativo y a nivel cinematográfico. No redondea bien del todo la película, y eso obedece a las explicaciones que da y a las que no da, pero cuenta con un espléndido reparto. Y con un Robert de Niro que mejora buena parte de sus trabajos de los últimos años.
Es evidente que hay ambición detrás de Luces rojas. Sólo con leer los nombres que conforman el reparto, esa percepción cobra fuerza. Pero va más allá. Rodrigo Cortés, autor también del guión, construye un mundo apasionante (subrayado, como en Buried, con otra maravillosa overtura musical de Víctor Reyes) y unos personajes espléndidamente bien definidos a través de los pequeños detalles. Pero la ambición y la calidad que ofrece en muchos aspectos no bastan para hacer de Luces rojas una película ejemplar y redonda. No terminan de convencer determinados elementos y, sobre todo, las explicaciones. No tanto las que da, que en realidad se pueden llegar a entender como previsibles, sino las que no da. Hay una cierta irregularidad difícil de entender en ese sentido, aunque queda compensada con la creación de una espléndida atmósfera, que engancha con inusitada facilidad.
Cillian Murphy (camaleónico) y Sigourney Weaver (precisa) interpretan a dos profesores universitarios que se dedican a desenmascarar a los farsantes que dicen tener poderes paranormales. Una de sus alumnas, Elizabeth Olsen (encantadora... y no por físico o belleza, sino en un sentido más amplio), se unirá a ellos. Robert de Niro da vida a un psíquico que se retiró de la vida pública hace décadas tras un inquietante suceso y que ahora regresa. Los caminos de todos ellos, obviamente, se van a cruzar. Hay un mimo especial en despertar sensaciones directas, basadas en el momento, en el aquí y el ahora. Y ahí, por supuesto, destaca De Niro. En los últimos años, ha sido un actor engullido por su leyenda, lejos de la capacidad artística que tiene y que ha mostrado en tantos papeles, convertido casi en una caricatura de sí mismo (es inevitable, en cierto sentido, hilar esto con la gloriosa caricatura del actor que ofrece Eugenio Mira interpretando a un joven De Niro). Y aquí De niro vuelve a ser un actor inquietante. Se convierte en su personaje. transmite emociones y tensión. No está obviamente, al nivel de sus inolvidables trabajos mayores, pero engancha.
En realidad, engancha como lo hace todo el reparto, al que Rodrigo Cortés sabe administrar con inteligencia para ofrecer una variadísima gama de sensaciones y motivaciones, en pantalla y en la historia, pero también fuera de ellas. Ese es el verdadero mérito de Luces rojas, además, insisto, de la construcción de una atmósfera notable en la que todo parece creíble. Por supuesto, es un thriller sobrenatural que está muy supeditado a la resolución final (y, quizá también aunque eso queda más a la interpretación de cada espectador, a un escueto plano final tras los títulos de crédito que el director, según me confesó, considera "una puerta"). No es ésta una película tramposa y, cuando la historia comienza a cerrarse, un simple repaso a lo visto (repaso que, además, ofrece en pantalla en una concesión al espectador menos concentrado) lo confirma sin atisbo de dudas. No quiere decir esto que Luces rojas sea una película impermeable. Al contrario, hay ideas inteligentes y muchos caminos abiertos. Caminos que marcan los personajes (es también obligado hacer mención a un desatado Leonardo Sbaraglia del que quedan ganas de saber más o al simple creíble Toby Jones) y su acertadísima composición.
Luces rojas da algo menos de lo que prometía, a diferencia de Buried, que era mejor película de lo que parecía que iba a ser. Pero es una apuesta valiente de un director interesante. No tiene un guión perfecto, pero sí están contenidas en él buenas intenciones y algunos resultados más que notables, espléndidamente refrendados por un grupo de actores formidables. Ver tan vulnerable a un Cillian Muprhy inquietante en los Batman de Christopher Nolan es una gozada, y hacerlo con el contrapunto de la prometedora Elizabeth Olsen, por escasa que pueda parecer su intervención, hace crecer su personaje mucho más. Contemplar a una Sigourney Weaver tan segura de su trabajo siempre es una gozada. Y ver de nuevo a Robert de Niro creyéndose su personaje es, simplemente, impagable para quienes llevamos años sufriendo con su declive. Quizá Rodrigo Cortés tenga razón y su tercera película sea una de esas que crece en un segundo visionado. En el primero se atisban sus aciertos y sus errores. Y se intuye un buen debate entre espectadores inquietos. No es poco, no.
Entrevista con el director, Rodrigo Cortés.
Fotografías de la presentación en Madrid, con Rodrigo Cortés y Cillian Muprhy.
5 comentarios:
La tenía apuntada. Me alegra saber que, sin ser perfecta, merece la pena de todos modos. Me hace especial ilusión ver a Cillian Murphy.
Saludos!
Habrá que verla! Un beso!
Sonix, sí que tiene cosas que hacen que verla merezca la pena... Y haber charlado con su director, a mí me ha hecho tenerle un poquitín más de cariño...
Van, merece la pena, ya me dirás...
Me ha pasado igual que a ti... sobre todo, viendo la peli me hacían falta explicaciones. Cosas en plan ¿ahora dónde estamos? ¿quién es esa gente? Una pena, porque podría haber sido un peliculón. Pero bueno, aun así, me ha gustado.
Key, es justo eso, una buena película que mantiene en vilo pero que podría haber sido un peliculón. En todo caso, yo le doy mi voto de confianza al director para su próxima película, eso seguro, porque tiene buena pinta...
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