martes, enero 14, 2014

'La ladrona de libros', a medio camino

Una película como La ladrona de libros lo tiene todo para convencer. Una historia bonita, un escenario siempre atractivo e inagotable (la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial), una niña como protagonista y muchas dosis de emoción y drama sobre el papel. Pero Brian Percival, que hasta ahora ha desarrollado la práctica totalidad de su carrera en televisión, se queda a medio camino en casi todo lo que toca. La atmósfera, lograda por momentos, parece demasiado blanda en otras. El ritmo, marcado y bien llevado en algunas escenas, decae en otras sin remedio. La épica y la emoción están ahí, pero nunca parecen llegar al grado que promete la historia. Incluso ese sorprendente narrador con el que arranca la película (el del exitoso libro en que está basado), quizá uno de los detalles más originales de esta historia, acaba sabiendo a poco. Se ve con agrado por la empatía que despierta la joven Sophie Nélisse y por el oficio de Geoffrey Rush y Emily Watson, pero le falta magia.

La presencia de Watson, junto con la sencilla pero siempre preciosa música de John Williams, lleva a pensar en Las cenizas de Ángela como referente, pero el tono de ambas películas está muy alejado. Aún teniendo en cuenta que la historia se desarrolla dentro del nazismo y no busca el enfoque en las penurias judías o en la guerra (ambos aspectos se tocan, sin profundizar demasiado en ellos aunque dándoles partes cruciales de la película), La ladrona de libros es una película que marca en exceso los aspectos más ligeros de la historia. Lo que pedía era verla sobrecogido, con el corazón en un puño, y eso no lo termina de conseguir. Ni con el aprendizaje lector de la pequeña Liessel, ni con el riesgo que entraña que la familia oculte en su casa a Max, que son los dos focos centrales de la historia una vez que pasa lo que realmente destaca en el filme, la relación entre Liessel y sus padres adoptivos, en especial con él, con Hans, porque es ahí donde sí se ven las emociones que tanto busca el filme.

Especialmente durante la primera hora, lo que agradece la película son las apariciones de Geoffrey Rush. Por momentos parece que es él quien se va a llevar el filme a su terreno, olvidando por un momento a la ladrona de libros del título, que no es otra que Liessel. Sophie Nélisse, que ya generó atención en la preciosa aunque algo demasiado olvidada Profesor Lazhar, encandila, pero no termina de ser suficiente, aunque crece dentro de la película quizá al mismo ritmo que va adquiriendo protagonismo Emily Watson o, incluso, el pequeño Nico Liersch, que da vida a Rudy, el mejor amigo de Liessel y quizá el mejor exponente de la emoción que podría haber contenido el filme y que no termina de desatarse. No ayuda, de hecho, que el final sea lo más flojo de la película, donde más se notan las carencias, donde se convierte en evidente que la película tiene una escala bastante menor de lo que promete en todos sus aspectos y que los mejores planos parecen pensados para crear un gran trailer pero no del todo una gran película.

A pesar de todo, incluyendo sus 131 minutos que se podrían haber recortado en algo, La ladrona de libros sí consigue enganchar con relativa facilidad desde su brillante y sorprendente escena inicial. Puede que eso no sea tanto mérito de la película como del escenario, de momentos puntuales como el brillante montaje de las escenas en la noche de los cristales rotos, el sobrecogedor efecto que tiene el himno alemán cantado por niños vestidos con símbolos nazis, la puesta en escena de la hoguera de libros, la peligrosa adoración que siente Rudy por el atleta Jesse Owens o el arresto de un judío por parte de oficiales nazis, pero está ahí. Pero acaba sufriendo por los altibajos que tiene en su ritmo, por la indefinición de algunos personajes (el burgomaestre y su esposa podrían haber dado mucho más juego, por ejemplo) y porque se nota demasiado la limitación presupuestaria. Aún así, el emotivo epílogo y los mejores momentos de la película dejan un buen sabor de boca.

3 comentarios:

Doctora dijo...

He leído que se pasa de suave, no sólo en el guión, que viendo a la prota, tan limpia y lozana, parece que esté en una peli de Disney más que en una sobre el holocausto.

Saramaga dijo...

El libro me gustó tanto que tenía muchas ganas de ver la peli. Soy consciente de que una película nunca podrá llenarme tanto como el libro en que se basa, pero he de decir, que la película me encantó.
Me ha sorprendido ver críticas en contra, porque a mí me tuvo pegada al asiento del cine, aún conociendo todos los detalles de la historia.
La sorprendente narradora pierde fuelle con respecto al libro, pero creo que es imposible plasmar en película el ambiente recreado en un libro tan diferente como es el de Markus Zusak.
Tiene sus puntos débiles, pero no creo que sea una historia sobre el nazismo, sino una historia sobre una niña viviendo en el nazismo, y que a veces no ve todo tan cruel como realmente lo era. La escena de la quema de los libros, por ejemplo, refleja bien lo que quiero decir.
Quizá la niña está demasiado "hermosa", para estar sufriendo penurias y hambre, eso es cierto, pero creo que tanto la relación con Max, como con Hans, o con su madre, están bastante bien conseguidas con respecto a la historia inicial.
Salí del cine, y miré las críticas, y de veras que flipé... que si busca el Oscar descaradamente, que si era muy suavecita... no sé. Es que no es la lista de Schindler, o el pianista.. "La ladrona de libros", es otra cosa.
Pero bueno, es que yo últimamente parece que siempre pienso al revés que la mayoría.. (Me dormí con Argo, me aburrí con "Lo imposible", no acabé "El lado bueno de las cosas" y "Los descendientes" me pareció una película entretenida y poco más.

Y menudo rollo acabo de meter, así en un momentillo...

Besos!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, en realidad ni una cosa ni la otra, aunque hay partes en que parece demasiado suave, sí.

Saramaga, ¡siempre encantado de leer lo que tú dices que es un rollo! Del grupo de compañeros que la vimos, la verdad es que yo fui uno de los más benévolos con la película. Yo la disfruté, no me pareció mala en absoluto y es verdad que hay escenas espléndidas (la de la quema de libros que destacas, una de las mejores). Pero me supo a poco. ¡A mí me suelen decir que pienso al revés de la mayoría, así que ya sabes que aquí eres bienvenida siempre!