De una forma inconsciente y quizá limitando su alcance a la promoción de la temporada de premios, La gran estafa americana remite a El lobo de Wall Street. Pero es una referencia equivocada. No tienen nada que ver, aunque el subconsciente empuja a compararlas. Quizá porque son las dos grandes películas de los Oscars que se entregarán en unas semanas que se centran en granujas, en ambientes delictivos de cierto guante blanco. Pero no, olvidemos esa comparación porque no procede y asimilemos la última película de David O. Russell como la sobresaliente obra que es. Lo que ofrece La gran estafa americana es una historia de embaucadores maravillosos que poco a poco se confirma como una película sensacional en casi todos los campos en los que puede sobresalir el cine. En uno de ellos alcanza lo memorable: la interpretación. Russell es un espectacular director de actores que aquí ha conseguido ensamblar un reparto descomunal. Se les podría ir dando uno a uno la estatuilla y nadie podría rechistar. Si fuera lo único sensacional de la película, ya sería un título enorme, pero es que hay más. Mucho más.
Lo verdaderamente atractivo de La gran estafa americana es la extraordinaria definición que hay en sus personajes y en la forma en que la película nos va contando cómo es cada uno de ellos. Eso tiene culpables delante y detrás de la cámara. En el primero de esos terrenos, la película explica la imposibilidad de medir con tablar humanas el talento que derrochan Christan Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y Jeremy Renner, encabezando un reparto sensacional (del que también cabría destacar un mínimo papel de un grande del que es mejor no desvelar su nombre; consideraos afortunados los que veáis la película sin saber de quién se trata). Por tiempo en pantalla, es inevitable asombrarse un poco más con Bale, al que el adjetivo camaleónico se le queda corto y que adquiere maneras cercanas a las de Robert DeNiro en su impresionante trabajo, y Adams, cuyo nivel de registros es tan inmenso que el espectador deja de ser consciente de la herramienta que está usando para transmitir, su es cuerpo, su boca, sus ojos, su voz o todo a la vez.
Pero esa maestría cuenta además con el apoyo de David O. Russell, cuya brillantez con el reparto es una marca que estalló a lo grande en El lado bueno de las cosas. No sólo brinda su apoyo como el extraordinario director de actores que es, sino con su aportación a que la película sea valiente y atrevida, a que cada escena esté pensada y meditada para hacer crecer a uno o más personajes al mismo tiempo, para que no sobre ni uno solo de sus espléndidos 138 minutos y no cesen los momentos memorables por distintos motivos. Tiene un montaje magnífico, que juega a su gusto con el tiempo y con la narración en off, que se mueve con la misma brillantez en la comedia y en el drama, en el thriller e incluso en la parodia (a eso ayuda que la película esté ambientada en 1978, con lo que eso supone en el vestuario y en los peinados, no sólo como elementos visuales sino como parte de esa mencionada construcción de los personajes) y que emplea la música con un gusto exquisito. Es verdaderamente complicado encontrarle un pero a la película, que también destaca en su mordaz guión, quizá un pelín complaciente en su tramo final, forzando la crítica y por encontrarlo algo que no sobresalga.
Y es que La gran estafa americana es una delicia que merece ser vista una y otra vez, que con su moderna forma de hacer cine vuelve al mismo tiempo a lo más básico, a los personajes, a su construcción y a su desarrollo, a los diálogos y a la transmisión de emociones más primaria y conseguida. No es sólo la historia de un timador, interpretado por Bale, que encuentra a la pareja perfecta para llevar a cabo sus planes, el personaje de Amy Adams, y se ven envueltos en una empresa mayor de lo que pueden digerir. Es, por encima de todo, un memorable estudio de personajes contado en un entorno que no hace más que engrandecer su historia, que no habría sido tan divertida ambientada en otro momento, que no habría sido tan memorable con otro reparto y que, probablemente, en manos de algún otro director, habría sido un quiero y no puedo aspirante a película del año. Y así, de la forma en que ha acabado siendo es, indudablemente, uno de los más serios contendientes para lograr ese título. Es, a todos los niveles, una absoluta gozada.
4 comentarios:
En vista de esta crítica, tendré que ver la peli. Tengo ganas de una buena peli de timos de este tipo, y parece que esta no decepciona.
Me apetece verla! caerá pronto...
Ahora me haces dudar, porque habia escuchado una critica que decia que comenzaba muy bien pero que a media peli la cosa se disdibujaba bastante y que no valía la pena.
Así que decidí que iría este miércoles a ver la de tom hanks (no recuerdo ahora el nombre pero seguro que sabes de cual te hablo)
Pero como confió mucho en tu criterio ... no se si ver esta y el siguiente miércoles esta...
ayss desde que esta la oferta de 3,90 los miércoles... ya solo voy ese dia al cine vale la pena!
Tarambana, he leído alguna crítica que no la pone demasiado bien, pero a mí me ha fascinado. A mí no es que no me decepcionara, es que me encantó.
Van, pues ya me contarás... ¡Yo, un fan!
Celia, lo que decía, alguna crítica se ha cebado con ella, y de críticos 'importantes'. No estoy de acuerdo. Ahora bien, 'Al encuentro de Mr. Banks', la de Tom Hanks, también me tiene loco, acabo de subir la crítica, así que si esas son tus opciones... ¡no te vas a equivocar! Y sí, 3,90 son 3,90.
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