Esta semana se han conocido las nominaciones a los Premios Goya. No hay sorpresas y las cuatro películas más nominadas, las cuatro que lucharán por el premio a la mejor película, son las previstas: Alatriste, Volver, El laberinto del fauno y Salvador. Alatriste me pareció aburrida, a pesar del maravilloso trabajo de dirección artística y vestuario (por algo es la película española más cara de todos los tiempos, eso sí...). Volver me dejó indiferente, como todas las películas de Almodóvar. El laberinto del fauno fue una sorpresa muy agradable, una película deliciosa y muy bien hecha. Y Salvador no he podido verla aún, aunque he escuchado buenas cosas de ella.
Mi favorita, obviamente, es El laberinto del fauno, pero creo que no va a ganar. El amiguismo que suele primar en los premios se hará valer seguramente en la concesión en enero de las estatuillas del cine español. Y Almodóvar parece que tiene ahí las de perder, después de su polémica salida de la Academia y teniendo en cuenta que nunca ha recibido grandes reconocimientos por parte de la industria española (al contrario de lo que le sucede en Estados Unidos y el resto de Europa).
Pero lo que me preocupa de verdad son los datos que publicó El País al día siguiente de conocerse las nominaciones. Según éstos, Alatriste costó 24 millones de euros y ha recaudado 17. Volver tuvo un presupuesto de 8,5 millones y ganó 10 en las taquillas. Para El laberinto del fauno se invirtieron 14 millones de los que en España sólo se han recuperado 7,2. Y Salvador necesitó 6,8 millones, por los 2,8 que ha ingresado. Sólo El laberinto del fauno tiene a la vista una carrera internacional lo suficientemente golosa como para pensar en ganar dinero, y de hecho hay mucha expectación en Estados Unidos, donde todavía no se ha estrenado. Volver, por mucha promoción que consiga en Hollywood, no creo que supere los círculos minoritarios norteamericanos.
¿Conclusión? La industria del cine en España es una ruina, y además es una ruina subvencionada por el Ministerio de Cultura (estoy a favor de las subvenciones en defensa del cine, pero no de los criterios que se utilizan para las adjudicaciones). Si éstas son las mejores películas del año y sólo una tiene unos mínimos beneficios, lo lógico sería empezar a plantearse la producción en nuestro país. Productores y directores dicen que el problema está en las imposiciones de las grandes distribuidoras, que colocan películas norteamericanas por todas partes, pero lo cierto es que cuando en España se han hecho buenos filmes, el público ha respondido. Y yo creo que es en el público donde hay que buscar el problema. En todo caso, una cuestión espinosa.
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