Hay ciertas corrientes de opinión que suelen despreciar algunos tipos de cine, que les atribuyen defectos como un todo y nunca pensando en la individualidad de sus títulos. Le pasa al cine español, al de ciencia ficción, al independiente, al de blanco o negro o al de terror con la misma facilidad. Todos ellos cuentan con detractores que creen saberlo todo sobre este grupo de filmes que lo integran como para ningunearlos sistemáticamente. Y entonces aparece una película que desmonta con tanta facilidad los tópicos que no queda más remedio que levantarse y aplaudir. La cabaña en el bosque viene a cumplir ese cometido con el cine de terror. ¿Un género absurdo, lleno de trampas y sustos previsibles? Pues bien, La cabaña en el bosque es cine inteligente, un homenaje en toda regla a incontables formas de generar miedo en la gran pantalla, es una película divertida por gamberra y original, por ser consecuente hasta el final con una idea tan absurda como gozosa. Un gamberro y maquiavélico entretenimiento, inteligente y de los que marcan una época en el género.
La gracia de La cabaña en el bosque está en que juega con los clichés de incontables películas de terror para convertirlos en algo completamente diferente. Y es en esa originalidad donde todo se convierte en una divertidísima y truculenta sorpresa, desde el mismo arranque de la película que ya indica que se busca una originalidad de la que bien es cierto que adolece buena parte del cine de terror contemporáneo. Porque, ojo, las risas y la diversión están aseguradas a lo largo de la película (cuánto tiene que decir en eso la sobresaliente y aparentemente fácil actuación de Richard Jenkins), cínica y transgresora de principio a fin, pero no deja de ser una película de terror. Ahí, en el respeto a sus influencias, es donde La cabaña en el bosque comienza a hacerse grande. Ahí y en el inevitable punto de valiente locura que muestran sus creadores, Joss Whedon y Drew Goddard, ambos guionistas y el segundo director del filme, su primer largometraje como tal, que se atreven a hacer evolucionar el tópico grupo de amigos jóvenes y físicamente atractivos que van encontrando la muerte en una aislada cabaña a manos de fuerzas oscuras.
¿Cuántas veces se ha visto eso en el cine? Incontables. Pero nunca como aquí. La clave de que estamos ante algo diferente viene ya desde la primera secuencia. Richard Jenkins y Bradley Whitford son dos oficinistas. Sin que sepamos en qué trabajan, ya sabemos que algo es extraño. Y luego pasamos a la historia de esos jóvenes, los guapos Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Anna Hutchison y Jesse Williams, con el cómico de turno en el grupo, Fran Kranz (uno de los actores que Whedon incorpora de Dollhouse, una de sus series). Y a partir de ahí, lo mejor es no saber nada más y dejarse llevar por la ingeniosa paranoia que construyen con una mordaz inteligencia Whedon y Goddard, con un respeto reverencial a los clásicos, pero deconstruyéndolo de una forma que es tan salvaje como deudora de sus logros. Por eso el terror es puro, pero la comedia también. Y por eso, la película es una pequeña maravilla condensada en 95 minutos disfrutables una y mil veces, desde su misterio hasta su insano desenfreno.
La cabaña en el bosque es, efectivamente, una película de terror, pero es en realidad mucho más que eso porque no encuentra límites textuales, narrativos o de género. Las referencias y los homenajes, incontables. El disfrute, máximo en todo momento. Y todo ello llega de una forma tan inesperada como el cameo final, que termina de redondear la gozosa locura en que se convierte la película con cada giro de guión, con cada sorpresa, con cada elemento perturbador. Pero en el fondo, después de haber disfrutado con esta hipnótica locura, lo más perturbador es que la película haya tardado tanto tiempo en llegar a los cines españoles, nada menos que año y medio después de que . Nunca es tarde si la dicha es buena, y pocas veces la dicha será mejor que con La cabaña en el bosque. Decir que es una de las películas del año, cuando en Estados Unidos se estrenó en abril de 2012, queda algo desfasado. Pero es que lo es, es una de las películas del año. De cualquier año.
2 comentarios:
Ojala se hicieran más películas como esta. Inteligentes, bien realizadas y sabiendo lo que es, una gamberrada de principio a fin. Una lástima que con su tardío estreno mucha gente sepa ya que es lo que ocurre en la cabaña, pero esperemos que se hayan olvidado y la disfruten. Brutal!
Christian, totalmente de acuerdo. Que difícil parece que se hagan películas con un mínimo de inteligencia... Pues sí, es una pena que haya tardado tanto en llegar, pero al menos ha llegado. ¡A disfrutarla!
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