Manteniendo su ritmo de película por año, Woody Allen sigue sin sorprender en su nuevo filme. Blue Jasmine, que así se titula la cinta de este 2013, encaja perfectamente en la filmografía del cineasta, sobre todo en la más reciente. Y eso quiere decir que, siguiendo su trayectoria, prácticamente se puede anticipar si a cada espectador le va a gustar o no este título. Después de años sin descubrir nada sorprendentes, desde Match Point (2005), estas líneas no van a ser especialmente elogiosas. Y es que el problema esencial de Blue Jasmine es que no muestra una idea clara de lo que realmente quiere contar y no deja nada realmente digno de recordar. Ni frío ni calor. No es frío porque el reparto, como casi siempre en las películas de Woody Allen, entretiene lo suficiente. Pero no es calor porque se olvida con la misma facilidad con la que han pasado sus 98 minutos. Otra más de Woody Allen, de la que, como el cartel ya anticipa, sólo se recordará que la protagonizó Cate Blanchett.
Y es que la actriz está francamente bien en la película, pero su personaje viene con el lastre habitual, es el protagonista woodyallenizado que tiene que tener por fuerza una película de Woody Allen. Habrá quien piense que esa es la firma del autor, como lo es la idéntica música de jazz (que parece bastante mal utilizada en la película, de una forma aleatoria y sin demasiado significado) o estos títulos de créditos iniciales sobre fondo negro que se repiten filme tras filme. Pero es una fórmula que hace ya mucho tiempo que sobrepasó los límites del agotamiento. Blanchett, de forma individual, sensacional, pero dentro de la filmografía de su aquí director, una más con características muy semejantes. El reparto, en todo caso, viene a ser lo mejor de la película, a pesar de que Alec Baldwin está más frío que de costumbre, pero sobre todo gracias al buen trabajo de Sally Hawkins, que interpreta a la hermanastra pobre de Blanchett.
Jasmine es la esposa de un hombre de negocios (Alec Baldwin) que, de repente, se ve sin dinero y sin los lujos que tenía en su anterior vida, y tiene que irse a vivir con su hermana (Hawkins) y sus dos hijos, lidiando con el novio de ésta (Bobby Cannavale) y buscando cómo ganarse la vida de ahí en adelante. En realidad, otro de los problemas de Blue Jasmine está en que, por momento, parece mucho más atractiva la historia de esa hermanastra que la de la que finalmente escoge Allen para llevar el peso del filme. El contraste entre los diferentes mundos de los que proceden se diluye como una vía descartada por la película, que se limita a abrazar los indudables méritos de su actriz protagonista. Ella es la que se lleva las miradas y los elogios, ella es todo lo que en realidad tiene que ofrecer la película para marcar una diferencia. Y ella está fantástica. Es el envoltorio lo que no ofrece nada nuevo.
Pasan los minutos y Blue Jasmine no deja de caminar de forma errática, hasta el punto de que no se sabe a dónde ha conducido ni siquiera cuando acaba la historia. Y eso no deja de ser un aspecto frustrante porque hay momentos en los que la película parece que va a despegar, tanto formal (con una doble narración que finalmente se desinfla bastante) como argumentalmente (cuando más directamente se enlazan las vidas de las dos hermanas), pero acaba cerrándose sin muchas conclusiones (más, insisto, en la historia de la hermana). Ni frío ni calor, otro filme más de Woody Allen que encaja en lo que ha venido haciendo en los recientes y nada espectaculares años de su carrera, incluso a pesar de que ciertos sectores de crítica y público hayan encontrado ahí algunas obras maestras. Lo que sí se le agradece siempre a Woody Allen es que nunca se le desmadra la duración de sus películas. En esta, con dos líneas temporales, tiene algo más de mérito. Pero la película es Cate Blanchett. Magnífica. Pero nada más.
2 comentarios:
Ups, nuevamente no coincidimos. Me encantó, quizás no esté a la altura de las grande del director, pero la disfruté mucho. Está claro que Cate es lo mejor, pero los secundarios, los diálogos, la banda sonora. Allen en estado puro, al menos así lo veo yo. Un beso!
Meg, Woody Allen me provoca muchas veces enconados enfrentamientos, je, je, je... Puede que no te falte razón en que sea Woody Allen en estado puro, pero me da que es ahí donde no conectamos. ¡Siempre me encanta leer opiniones, más incluso si no estamos de acuerdo! Besos.
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