Por grandilocuentes que puedan ser las palabras, no es en absoluto exagerado decir que Gravity es una portentosa experiencia cinematográfica, 90 minutos imprescindibles, bellos, con los mejores planos del espacio que jamás se hayan inmortalizado en una película, los que hubiera querido filmar Stanley Kubrick cuando cambió para siempre las leyes de la ciencia ficción en el cine con la mítica 2001. Una odisea del espacio, los que soñaron centenares de directores que se hayan asomado a la ciencia ficción, género al que en todo caso no pertenece esta película. Gravity es un drama, es un poderosísimo viaje emocional, una historia de supervivencia revestida con imágenes deslumbrantes, con enormes planos secuencia, con un movimiento de cámara que se convierte en sí mismo en un impagable curso de cine y con dos actores, en especial Sandra Bullock, que consiguen un intensidad memorable. Memorable. Ese es otro adjetivo que encaja a la perfección a la hora de explicar lo que es y lo que significa esta extraordinaria película, una de las mejores del año y de muchos años.
Y eso se debe a algo muy sencillo en la teoría pero prácticamente imposible ya en la práctica. Gravity inventa, crea, convierte la pantalla en un escenario en el que envuelve al espectador. Es lo más cerca que estará un espectador de sentir cómo es el espacio. Cuarón destroza los límites que hasta ahora han tenido los cineastas para mostrarlo. Nunca se ha visto como aquí. Nunca. Y no hay palabras que hagan justicia a la fascinación que produce cada una de las largas secuencias con las que nos deleita el realizador mexicano, cuya filmografía no hacía pensar en absoluto que fuera capaz de plasmar estas imágenes con semejante maestría. Se puede alabar el realismo de Y tu mamá también, reivindicar El prisionero de Azkaban como la mejor película de Harry Potter (algo que se lee con cierta frecuencia) o incluso el desolador mundo que plantea en Hijos de los hombres (para mí, una cinta algo sobrevalorada). Pero no hay nada, absolutamente nada que prepare para el portentoso espectáculo visual que plantea en Gravity. Visual y humano. Porque se equivoca quien piense que la película es sólo una colección de imágenes bonitas.
Porque sí es cierto que es un curso brutal de cine, de cómo montar planos secuencia hasta componer una historia vibrante en tiempo ral, de cómo dotar de movimiento a la escena sean cuales sean sus elementos, de integrar en una historia los efectos visuales, de cómo crear una apabullante experiencia sensorial con las imágenes y con el sonido (incluso con la ausencia de éste). Pero todo eso es tan emocionante como la historia que plantea. No sé si mucha gente comprende el Oscar que ganó Sandra Bullock por la anodina The Blind Side (Un sueño posible), pero es aquí donde se convierte de verdad en una actriz, por primera vez en su carrera. Con el complemento de un fantástico George Clooney al que se le podrán reprochar muchas cosas pero nunca que deje de arriesgar en su carrera, Bullock, hilo conductor de la película desde el primer minuto hasta el último, crea un personaje fascinante. Y sobre todo crea un universo compatible con la excelencia visual de Cuarón. No hay absolutamente nada que sobre o que falte en una película que roza la perfección en todos y cada uno de los campos necesarios para realizar la película, que merece dos, tres, cuatro o cuantos visionados sean necesarios para comprender toda su grandeza, asumible pero inabarcable en el primero, en el que manda la excitación emocional y sensorial.
Quien haya leído con atención se habrá dado cuenta de que, en realidad, no he contado de qué va la película. Y es que no pienso decir qué sucede en la pantalla. No creo que sea pertinente ni siquiera leer la más sencilla sinopsis de la película. Creo que destroza una parte, por ínfima que pueda ser, de la memorable experiencia cinematográfica que propone este memorable filme. Con Gravity se evidencia una vez más, quizá de la forma más deslumbrante en años, que lo más bonito del cine es descubrirlo plano a plano, fotograma a fotograma, sentirlo dentro y admirarlo con la vista y el oído. Pero no es ésta la única reivindicación que permite hacer. La versión original es tan imprescindible como la propia película, por el entorno, por el escenario, por el trabajo de los actores y porque alguno ni siquiera aparece más que con su voz (y quien quiera descubrir a quién me refiero tendrá que esperar a los créditos finales). Y hasta el 3D, por primera vez en mucho tiempo, se convierte en algo esencial aunque sea sorprendentemente una película convertida y no rodada en ese formato. Todo junto, algo sencillamente brutal, grabado a fuego en la memoria y casi en las entrañas. Qué maravilla.
6 comentarios:
Si vas a tatuarte el nombre de Sandra Bullock en la espalda igual te hacen descuento si les enseñas esta entrada ;P
No me gusta Sandra Bullock y lo que he leído de la historia ni fu ni fa, pero bueno, después de leer en todos sitios que es muy buena y ver que tampoco es muy larga la veré algún día.
Me imaginaba un plagio de "Enterrado" pero en el espacio, la verdad.
Mari, yo he pensado lo mismo al ver el trailer del filme.
Doctora, no, no, je, je, je... Nunca he sido precisamente fan de Sandra Bullock, pero cuando se sale es justo reconocerlo. Es muy, muy buena, a mí me parece maravillosa.
Mari, puede tener ciertas similitudes, pero los alicientes de una y otra están muy alejados. Aqwuella fascinaba por su sencillez, ésta precisamente por su inmensidad.
Éowyn, pues lo que le decía a Mari... A ver qué me contáis cuando la podáis ver... Sin haberlo visto porque ya prescindo de los trailers, me imagino lo que puede mostrar éste... y no me gusta.
Peliculón.
Octopusmagnificens, coincidimos plenamente.
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