lunes, octubre 28, 2013

'El camino de vuelta', lo de siempre, pero delicioso

El camino de vuelta es una película típica, de eso no cabe duda. Por su temática, por su enfoque, por su reparto, por su historia... Pero es de esas películas que, aún siendo típicas, son deliciosas, que dejan un buen rollo impresionante, que se disfrutan de principio a fin, en la que hay siempre personajes con los que sentir una empatía especial. E incluso, a pesar de la distancia geográfica y cultural, la identificación es tan sencilla que es imposible no sentir cariño por el filme. Es una historia bien escrita, pero sobre todo bien interpretada y dirigida por los debutantes Nat Faxon y Jim Rash, que se reservan además dos divertidos papeles secundarios. Y sí, puede que sea lo de siempre, la historia del chaval tímido e introvertido al que se le avecina un verano horrible y que en realidad está a punto de empezar a descubrir su sitio en la vida. Pero tiene gracia, simpatía e inteligencia, algo que en una comedia dramática siempre se agradece. Eso y actores que encajen. Aquí, todos, desde los jóvenes Liam James y AnnaSophia Robb a los conocidos.

Duncan (Liam James) tiene 14 años. Su madre (Toni Collette) tiene un nuevo novio, Trent (Steve Carrell), que a su vez tiene una hija, Steph. Todos juntos van de vacaciones a una casa que él tiene junto a la playa. Por supuesto, Duncan se siente el ser más desgraciado y asilado del mundo. Pero allí empezará a encontrar su sitio junto a un tipo que conoce por casualidad, Owen (Sam Rockwell), que le ofrece un lugar tremendamente divertido en el que olvidar todos sus problemas y ser él mismo, y Susanna (AnnaSophia Robb, una de las niñas de Charlie y la fábrica de chocolate), la hija de la alocada vecina, que parece ser la única persona casi de su edad (es algo mayor que él) que comprende por lo que está pasando. Sencillo y tópico. Pero sumamente efectivo ya desde la primera escena, una conversación entre Duncan y Trent rodada con bastante buen criterio para interesar desde el principio.

La primera media hora deja la impresión de que la película va a dejar un buen recuerdo gracias a sus personajes más extravagantes, especialmente los de Owen y Betty (la madre de Susanna, una siempre divertida Allison Janney), pero poco a poco la película va creciendo, ganando en otros muchos aspectos, y acaba siendo un magnífico y agridulce retrato sobre la madurez y los diferentes momentos de la vida y las muy variadas situaciones en las que ésta puede llegar. Y siendo como es un relato vital y realista, en el que todos los personajes son usados con mucho acierto, es imposible no encontrar elementos de interés en las situaciones más cotidianas y no sólo en las extravagancias. Incluso viendo cómo uno de esos dos personajes extravagantes, el de Owen, es el que va conduciendo las sensaciones de la película. Rockwell es un espléndido actor y la forma en la que hace evolucionar a su personaje es una hermosa muestra.

Si hay algo por lo que destaca El camino de vuelta es por el buen rollo que transmite, incluso asumiendo que buena parte de sus escenas apuestan por el drama de una forma evidente sin perder por ello la oportunidad de sacar risas y sonrisas en muchos momentos. Y una película que transmite buen rollo es difícil que sea mala. Muy buena la carta de presentación como directores de Faxon y Rash, que han manejado con inteligencia una historia que en el fondo está llena de situaciones una y mil veces vistas, pero que han suplido la reiteración temática con una espléndida dirección de actores y unas muy sinceras ganas de que el público pase un rato agradable delante de la pantalla. Mucho más si encima se disfruta con los diálogos (grandes las conversaciones entre Duncan y Owen, con diferencia las más vivas y divertidas) y con los actores. Y con 103 minutos de duración, algo perfecto para que no se note su sencillez con un metraje más ambicioso ni se haga artificial por excesivamente corta. Una película muy agradable.

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