Que en Hollywood es donde se hacen los mejores espectáculos cinematográficos es algo que está fuera de toda duda y Al filo del mañana viene a cumplir esa norma. La última película de Doug Liman es un blockbuster veraniego en toda regla, con una apasionante historia de ciencia ficción, protagonizada con mucho carisma por Tom Cruise, que sigue siendo el perfecto héroe de acción, y Emily Blunt, que encaja a la perfección en la historia. Pero Hollywood, además de dominar las claves de ese cine espectáculo, también sabe cómo arruinarlo con cierta facilidad. El final de Al filo del mañana lo hace en una medida bastante importante porque le falta alguna que otra explicación que dé coherencia al conjunto y por la manía de hacer guiones y películas bien en base a estudios de opinión o bien con la autocensura de los autores derivada de años de conocimiento de la industria. Al filo del mañana necesitaba algo diferente de lo que se ofrece en la conclusión, y lo más probable es que todo el mundo implicado lo sepa. Cosas de Hollywood.
Y eso que durante la práctica totalidad de las algo menos de dos horas que dura la película (de la que, una vez más, es mejor no saber absolutamente nada ni ver los trailers) las sensaciones no podrían ser mejores. El guión, basado en una novela de Hiroshi Sakurzsaka, parte de una premisa muy atractiva, Liman rueda con mucha eficacia las escenas de acción y sitúa el relato en un efectivo entorno militarista de ciencia ficción, y Cruise y Blunt realizan la mencionada labor de dar carisma a dos personajes atractivos. El filme incluso tiene unas agradecidas dosis de valentía narrativa, de sorpresas en su desarrollo y de un sentido del humor que encaja a la perfección en la propuesta. Pero redondear las películas es algo que no termina de salir bien en la sumamente atractiva ciencia ficción contemporánea que nos llega de Hollywood. No se trata de estropear buenas ideas, no es ese el caso de Al filo del mañana, pero sí de cerrar la película de una forma harto predecible y difícilmente explicable. Tal y como acaba, la película pierde personalidad y, sobre todo, minimiza el efecto de lo que había conseguido hasta ese momento.
Obviando ese desacierto en el remate, la película cumple con creces porque sabe encontrar el tono adecuado para casi todo. Las influencias que recibe son incontables y las mezcla todas con mucha habilidad, creando una notable historia. No hacen falta muchas explicaciones o un prólogo épico para que, sin haber visto nada en realidad, sea totalmente creíble el escenario de guerra que se plantea, con un invasor alienígena como amenaza. Y, en realidad, como amenaza latente. El poco tiempo que aparecen en pantalla, una vez asumido que va a ser difícil captar su forma por una velocidad excesiva en su movimiento, es muy adecuado. Y el resto no parece, como en tantas otras películas, un intento de enmascarar la falta de presupuesto. No, todo encaja con mucha fluidez, la historia más épica, la que encarna el personaje de Blunt como héroe de guerra, e incluso la descabellada travesía del personaje de Cruise para acabar en el campo de batalla, con muy agradecidas intervenciones de actores igualmente notables como Bill Paxton (que no parece aceptar un papel en el que no se lo pase rematadamente bien) o Brendan Gleeson.
Todo ello, además, no se come en ningún momento a los personajes. Al contrario. Como en la mejor ciencia ficción espectáculo de los últimos años, se ven las motivaciones de los protagonistas, sus caracteres evolucionan en función de lo que sucede, enriqueciendo el resultado final, y su interrelación dice muchas cosas. Todo eso sucede en Al filo del mañana. Pero entonces, cuando el clímax es ya un ligero descenso en los méritos de la película porque no es lo más espectacular de la película (eso sucede en las varias escenas de la playa), llega ese discutible final. Y hay que incidir en ese adjetivo, discutible, porque es bastante probable que no todo el mundo lo perciba como algo negativo para el resultado final del filme. Pero toda la historia pedía a gritos algo diferente y Liman no lo da. El arrollador carisma de Tom Cruise (película tras película, no dejo de preguntarme qué se le puede reprochar como estrella hollywoodiense que es para que tantos críticos le tengan tan enfilado) hace el resto. Pero no se va la sensación de que con un final a la altura esta película podría haber sido mucho mejor de lo que ya es.
2 comentarios:
A mí me ha encantado, pero sí, el final queda raro, no para cargarse la peli, pero raro. Y no sólo la culminación, todo el desenlace en Francia no me gustó. Y la explicación de la conexión entre él y los aliens la encontré retorcidilla, pero bueno, por lo demás es una peli estupenda.
Quizá me hubiese gustado más si en vez de hacerla en el futuro contra esos bichos chungos se hubiera desarrollado en la Segunda Guerra Mundial, pero bueno, aún así está muy bien.
Doctora, a mí igual, me estaba encantando, me lo pasaba en grande... pero el final me dejo un poco chafado. A mi creo que más el final que toda la escena de París. Uf, me encanta tu planteamiento... Habría sido una gozada ver algo así...
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