Sorprende que George Clooney sea el director de Monuments Men, porque supone un punto y aparte en su comprometida trayectoria como director. Sorprende, aunque en realidad sólo a medias, porque es, aunque de otro modo, el mismo cambio de rumbo que escogió con Ella es el partido tras deslumbrar con Buenas noches, y buena suerte. Y ahora, tras Los idus de marzo, se decanta por lo que no deja de ser un Ocean's Eleven en la Segunda Guerra Mundial, pero en lugar de juntar a una pandilla de ladrones lo hace con una de rescatadores de arte de manos de los nazis. Porque de eso va la película, de un comando del Ejército norteamericano que en los últimos días del conflicto bélico van a Europa a buscar cuadros, retablos y esculturas de los que se habían apropiado los nazis para devolvérselos a sus legítimos dueños. ¿El resultado? Un relato sin mucho ritmo, simplemente llevadero, que divierte en la misma medida en la que se divierten los actores pero que acaba resultando algo flojo.
Viendo el planteamiento de Monuments Men, lo cierto es que se agradece un tono diferente para las películas de la Segunda Guerra Mundial, que no tienen por qué imitar siempre lo que Steven Spielberg alcanzó con La lista de Schindler o Salvar al soldado Ryan, ni por qué ser la caricatura que Tarantino hizo en Malditos bastardos. Pero el error está en que no termina de ser creíble, ni siquiera con esa etiqueta de "basada en hechos reales" con la que arranca el filme. Demasiado frívola en ocasiones, pero sobre todo demasiado deslavazada en su narración, que parece limitarse a acumular escenas, casi sketches en su mayoría, con un tenue hilo común que no llega a sentirse con la necesaria fuerza y en el que las explicaciones brillan por su ausencia. Y las escenas dramáticas, que las tiene, no aportan el alma que necesita la película para que se genere la necesaria empatía entre el público y los integrantes de este escuadrón.
¿Un patinazo entonces en la carrera de George Clooney? Sí y no. Sí, porque la profundidad de sus películas más comprometidas y logradas obliga ya a esperar mejores cosas de su trabajo. Como hace cuando se sienta en la silla de director, se guarda un papel importante, pero no necesariamente el protagonista. Y aún con su habitual carisma, da la impresión de que esta vez no termina de funcionar ese doble papel como actor y director como a él le habría gustado. No es un patinazo porque no deja de ser una película amable y simpática, deudora del tono del cine bélico de hace unas cuantas décadas, mucho más desenfadado y despreocupado del que suele lucir el género en nuestros días. Quizá de ser una película rodada en los años 60 su valoración hoy en día sería diferente y se le podría tener un mayor cariño, pero en estos días desengañados en los que vivimos, en los que el cinismo triunfa por encima de lo agradable, tiene peor encaje. Y más con lo que nos ha enseñado Clooney.
En todo caso, Monuments Men goza de un cartel de actores envidiable, que casi siempre saben sacar partido a lo que les deja el guión coescrito por Clooney y Grant Heslov (ambos autores tanto de Los idus de marzo como de Buenas noches, y buena suerte). John Goodman, Bob Balaan, Bill Murray y Jean Dujardin se quedan los momentos cómicos, Clooney se mueve entre dos aguas junto a Hugh Bonneville, y Matt Damon y Cate Blanchet protagonizan la parte más emotiva. Son ellos, en realidad, los que sustentan la película mucho más que su búsqueda de obras de arte. No deja de ser curioso que sea una película sobre nazis en la que los nazis no tienen prácticamente ningún protagonismo, e incluso que el aspecto más dramático que juega en la historia un oficial alemán no acaba teniendo la importancia que cabía esperar. Para pasar el rato, no está mal, la película se sostiene con relativa facilidad. Pero es verdad que da la impresión de no ser gran cosa gracias a un guión algo soso.
2 comentarios:
No me ha gustado, me aburrió, carece de ritmo y gracia, yo creo que no vale ni como reunión de amigos. Una decepción más del amigo Clooney...
Doctora, no le ha gustado a mucha gente, no... Algunas de las críticas han sido muy contundentes, de hecho.
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