En el fondo, es una pena que una película como Cuento de invierno lo tenga tan difícil para convencer. El debut como director de Akiva Goldsman es, como dice el título, un cuento. Y como tal es bonito, emotivo, romántico y lleno de fantasía. Es decir, todo lo que no se estila en el cine que triunfa hoy en día, truculento, morboso, cínico y desgarrador con mucha frecuencia. Cuento de invierno está lejos de ser una película perfecta, pero no deja de ser un cine reivindicable precisamente por estar en peligro de extinción y por las feroces críticas que suele recibir cuando asoma la cabeza. Le ha sucedido a este filme, casi ya vapuleado antes incluso de llegar a las pantallas. Y no es un clásico instantáneo, aunque rodado hace 30 años seguro que habría tenido mejor prensa, pero en el fondo es triste que el motivo esencial para la crítica no sea otro que el hecho de que es una historia bonita. Sí, lo es. Ñoña, si se quiere. Pero sincera y mejor llevada de lo que parece, aunque dé la impresión de que le faltan dos o tres explicaciones y un par de retoques de montaje para ser algo mejor.
Cuento de invierno es la historia de Peter Lake (Colin Farrell), un ladrón que trata de escapar de su antiguo jefe mafioso, Pearly Soames (Russell Crowe), y acaba topándose con el amor verdadero encarnado en una joven enferma, Beverly (Jessica Brown Findlay). Hasta ahí, lo creíble sin necesidad de recurrir a la fantasía. El aspecto de cuento llega cuando hablamos de ángeles, demonios y milagros, muy presentes en toda la historia, hasta el punto de definirla. Y dentro de esa definición se acaba convirtiendo, casi desde el principio, en un cine nostálgico, pasado de moda, clásico en sus planteamientos y en su ejecución (deudora de lo que algunos guiones de Goldsman ya mostraron en la pantalla, como Cinderella Man o Tiempo de matar, no sus superespectáculos como Batman Forever, Batman & Robin o Soy leyenda). ¿Es eso algo malo, negativo o que penalice el resultado de la película? En absoluto. ¿Por qué debería?
La película pide a gritos apartar el cinismo contemporáneo para disfrutar de una fábula, en la que los únicos detalles modernos son unos eficientes efectos visuales (que, vinculados a la luz, provocan una sensación onírica muy agradecida). Puestos a censurar, quizá lo menos conseguido de la película (junto al extraño papel de Will Smith, que sólo aparece en dos escenas pero que parecen las más superfluas de la película), sea la pronunciada elipsis temporal que separa en casi un siglo los dos momentos que muestra. Hay en esa elipsis detalles incongruentes (¿cuántos años tiene el personaje al que da vida Eva Marie Saint en el momento temporal?), aunque la eficacia del clímax y sus momentos previos hacen que se olvide con facilidad lo mejorable para quedarse con lo destacable, que es mucho más de lo que parece. La película parte de ideas muy atractivas y su fantasía convence con tanta facilidad como los actores, entre los que destaca la siempre fascinante Jennifer Connelly, el sereno John Hurt y el siempre camaleónico Russell Crowe.
Es paradójico que se sienta la necesidad de advertir que ésta una película es bonita, como si eso fuera un defecto imperdonable. Pero el caso es que lo es. Puede que le falta un poco más de alma para convencer sin reparos, pero su planteamiento, la buena dirección de actores (que no se deja ver sólo en los nombres más populares, sino también las niñas) su guión y algunas de sus escenas son motivos más que suficientes para darle a Cuento de invierno la oportunidad de entretener al público durante casi dos horas con un relato amable y romántico, cargado de elementos de fantasía, una espléndida puesta en escena y una buena banda sonora a cargo del casi siempre genial Hans Zimmer y Harry Gregson-Williams. Y asumo que esta será, probablemente, una de las pocas críticas que no se lance a la yugular de Cuento de inverno. Qué le vamos a hacer. Será que quien la suscribe es un romántico.
3 comentarios:
Me la apunto para verla. Gracias.
Vi el trailer en el cine y ya me pareció un pastel, pero las críticas que he leído han sido aún más duras de lo que imaginaba.
Que una peli sea ñoña ya me echa para atrás, pero si encima es absurda y retorcida pues...
Campanilla, creo que merece la pena, pero ya te digo que le están lloviendo palos, para mí exagerados...
Doctora, es efectivamente un pastel. Yo no la vi absurda y retorcida, me pareció amable y con imaginación. Para mí tiene más cosas positivas que negativas, pero cuando se genera una corriente de opinión no es fácil salir de ella...
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