La pantalla se ilumina con el talento de Al Pacino y Christopher Walken. Es imposible que no se produzca algo grande cuando se cruzan. Por si faltara algo, se añade el de Alan Arkin como el secundario de lujo en que le han convertido sus éxitos más recientes. Pero Tipos legales, que es lapelícula en la que se juntan, no funciona como debería cuando se cuenta con tres monstruos de semejante categoría, sorteando la autoparodia en que parece derivar el filme en demasiados momentos. No tiene un guión a la altura, no sabe sacar provecho de la historia que maneja y encierra a los actores en una película plagada de situaciones absurdas. De vez en cuando, el talento sobresale y quedan conversaciones memorables, casi reales, nostálgicas del cine que protagonizaron Pacino y Walken hace muchos años. Atisbos de auténtica genialidad cinematográfica. Pero no llega para llenar una película a la que sus ajustados 95 minutos se le hacen largos. Eso sí, por muy desaprovechado que quede ese talento en esta película, es imposible no disfrutar con esta clase magistral de interpretación
Val (Al Pacino) y Doc (Christopher Walken) son amigos desde hace años. El primero sale de la cárcel después de pasar encerrado casi tres décadas. El segundo, compañero suyo en trabajos al margen de la ley, va a buscarle. Y juntos viven una noche inolvidable en muchos sentidos. Esa es la premisa de Tipos legales. Parece atractiva. Lo es en bastantes momentos, pero en otros muchos cae en un humor soez y simplón, impropio de los actores que maneja Fisher Stevens (debuta como realizador de largometrajes; una curiosidad, es el actor que interpreta al científico de las dos entregas de Cortocircuito), y causa de una cierta congoja al ver a qué se ven reducidas auténticas leyendas del cine en el séptimo arte de nuestros días. Son peajes algo tristes pero parece ser que necesarios. Pero también hay que decir que son compensados con creces incluso dentro de esta misma película, gracias a momentos memorables de los tres actores protagonistas. Ellos son el alma, el corazón y el cuerpo de Tipos legales. Que pasen y aprendan las nuevas generaciones.
La película arranca francamente bien porque sus actores arrancan francamente bien. Como decía, lo son todo en Tipos legales. Pero en cuanto queda claro de qué va realmente esta noche que estamos viendo, el "trabajo más duro" que se anuncia en el cartel de la película, hay un claro bajón. Demasiados detalles al margen del trabajo interpretativo empiezan a no tener sentido. La película sufre altibajos severos. Y entonces aparece Alan Arkin dando vida al tercer amigo pero en un papel secundario (el cartel engaña, no tiene el mismo protagonismo), y la cosa vuelve a mejorar mucho, pero de nuevo hay una recaída hasta llegar a un final que se encuentra entre la noble poesía de un clímax de western y una indecisión sobre qué hacer con los personajes llegados a ese punto. Mientras tanto, sólo luce la aparición de la joven Addison Timlin, dando vida a una dulce camarera. La sonrisa de Timlin parece lo más sincero de la película porque muestra ante Pacino y Walken, la misma fascinación que está casi obligado a mostrar el espectador, por lo que la empatía con su personaje es total en las pocas escenas que tiene.
Aún siendo consciente de sus muchas flaquezas y de que es una película que pide a gritos una reescritura o dos del guión para darle la trascendencia crespuscular a la que aspira, hay que admitir que Tipos legales no es un desengaño total. Pondrían haberle puesto cualquier cosa a estos tres actorazos y le habrían sacado partido. Lo hacen. Y se merecen una reverencia por ello. Sí, hay escenas risibles (que no divertidas), agujeros en el guión y un ritmo muy mal llevado. Pero hay otros momentos especialeses. Desde el primer encuentro entre Pacino y Walken hasta la conversación a solas que el primero mantiene con Timlin, pasando por el baile en la discoteca (evoca de forma evidente al del propio Pacino en Esencia de mujer) o la hilarante persecución por la autopista. Pensar en la película obliga a lamentar que tanto talento no encuentre películas dignas del mismo, pero al mismo tiempo es tan grande lo que pueden hacer tipos como éstos delante de una cámara que dan ganas de olvidarse de todo lo demás y, sencillamente, disfrutar con ellos. Es difícil abstraerse tanto. Pero a veces lo consiguen, porque eso es lo que hacen los genios.
3 comentarios:
No sé qué pasa con las pelis de repartos súper mega estelares, que casi siempre la acaban pifiando, con lo fácil que parecen tenerlo en un principio. Una pena, la verdad.
Key, parece que están tan, tan, tan convencidos de que los actores bastan para convencer al público que lo demás les importa poco. No sé si has visto el cartel (aquí han puesto unos cuantos en el Metro) y pone que es de "la liga de Tarantino y Scorsese". Y tan anchos.
Pues cuando vi el trailer , pensé ostia esta puede ser buenísima.
Pero al finalizar y eso que solo se escuchan 3 frases me dio la sensación de que no era tan buena como podía serlo con esos actores...
Ahora ya veo porque.
Aunque igualmente quiero verla.
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