La caza es una espléndida película por muchas razones. Esta historia sobre el aislamiento social al que se ve sometido un hombre acusado de abusos sexuales a menores en el parvulario en el que trabaja tiene ya un tema poderoso que incita al debate y a la reflexión por sí solo, sin necesidad de verse respaldado por una buena película. Pero es buena, muy buena, porque la mirada de Thomas Vinterberg, uno de los directores que se hizo famoso a caballo de aquel más que discutbile movimiento que se autodenominó Dogma, juega con mucho acierto sus cartas. La principal es un Mads Mikkelsen formidable, que lleva el peso de la película pero no la acapara. Ese es el segundo acierto, una mirada plural a un drama tan personal. Y el tercero y fundamental es que tras su aparente sencillez se esconde cine del bueno, del que sabe dónde poner la cámara y donde cortar el plano, el que despierta emociones y sensaciones, el que busca que el espectador sea el que tome las decisiones, a pesar de que el final podría haber sido aún más redondo en ese sentido.
Mikkelsen ganó el premio al mejor actor en el Festival de Cannes y el guión se llevó al reconocimiento en los pasados Premios del Cine Europeo. Esas dos son ya razones de peso para ver La caza con muchas expectativas, a pesar de su aséptico cartel (sólo la inclusión de la frase "una mentira puede destruir a un inocente" indica algo más que el protagonismo de Mikkelsen). Hay muchas más. Su exposición es pausada, sosegada, meditada y casi redonda. La caza no tiene prisa y sí mucha inteligencia. Hay que conocer a los protagonistas, sus circunstancias y su entorno antes de presentar el detonante de la caza de la que habla su título, porque si no las escenas de la segunda mitad de la película no tendrían el mismo impacto emocional, que es enorme. Si el vínculo afectivo entre Lucas (Mikkelsen), su amigo Theo (Thomas Bo Larsen) y la pequeña Klara (Annika Wedderkopp) no es asimilado, el poder de la historia se difuminaría. Y su fuerza es inmensa. Es acierto del guión, coescrito por Vinterberg y Tobias Lindholm, pero también de la sencilla dirección del primero.
Precisamente por lo intimista y personal que es el guión, lo esencial de la película está en sus actuaciones. El de Mikkelsen será el rostro más conocido de entre este elenco danés por su aparición en el Casino Royale en el que Daniel Craig debutó como James Bond y por su papel en la serie Hannibal. Aquí, deslumbra. Muchísimo. La tortura que vive su personaje se refleja en sus ojos. Pero la fuerza que tiene todo el reparto es descomunal, y la forma en la que Vinterberg rueda a la pequeña Annika Wedderkopp es exquisita, con unos planos tan sinceros como hermosos. Son ellos los que hacen que las palabras del guión cobren vida, que la angustia por el caso que relata sea auténtica, que las sensaciones que provoca sean tan fuertes. Y el impacto está en que, aún teniendo toda la información en la película, el espectador entiende a todos los personajes. A los que aciertan, a los que se equivocan y a los que dudan. La empatía es un poderoso aliado para el cine y esta película juega a su antojo con ella.
Si acaso se le puede poner un pero a La caza es que pierde la ocasión de tener uno de los finales más desgarradores e impactantes del cine actual, uno que recuerde al de Una historia de violencia (para mí, sin duda, una de las más grandes conclusiones del séptimo arte contemporáneo), pero opta por otro camino diferente. No uno equivocado, no, pero sí algo más convencional. Es, de hecho, lo único convencional que tiene un filme que consigue eludir el excesivo protagonismo de un único actor, por brillante que esté, y sabe jugar con diferentes puntos de vista (su jefa, su hijo, su amigo, la niña...) para enriquecer el resultado final. La caza es una película danesa y eso seguramente echará para atrás a algunos espectadores. Craso error. España es todavía un país en el que vende mucho más cualquier producción norteamericana que un filme como éste. Por eso parece necesario reivindicar este otro cine, tan cine como el anterior, pero que no suele gozar de la misma atención. La caza es una grandísima película y se merece mucho más que una oportunidad.
2 comentarios:
Ostras por un lado la pintas tan bien que me apetece mucho verla.
Por otro lado el tema me afecta un poco , y no se si sera muy duro verla.
Pero nombras una historia de violencia que me gusto bastante sobre todo el final.
Aysss! la vera va! la veré jajajaja
Celia, a mí desde luego me encantó, y creo que la crítica la está recibiendo bastante bien. Es dura, más bien algo agobiante a ratos, pero merece la pena. Ya me cuentas qué tal si caes...
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