
Un ciudadano ejemplar es una de esas películas de las que no conviene saber mucho antes de entrar a verla (por eso sorprende encontrar en Internet, con suma facilidad, fotografías ¡nada menos que del desenlace del filme!). Basta saber que se trata de un thriller inteligente, con mucho ritmo, violento (crudo en algunas de sus imágenes) y sorprendente. Conseguir esto último acaba siendo la mejor baza de la película, puesto que es imposible disimular la cantidad de influencias de las que bebe. Desde Harry el sucio a El silencio de los corderos, pasando por Heat o El Caballero Oscuro. En realidad, casi cualquier película notable que haya dado el género en las tres últimas décadas podría conectarse con Un ciudadano ejemplar. Y, a pesar de tantas referencias más o menos explícitas, la mezcla funciona a la perfección y mantiene al espectador concentrado en la pantalla y no en su memoria cinematográfica.
Mucho tiene que decir en esto Gerard Butler, un actor al que hay que aplaudir que no haya querido encasillarse en personajes cercanos al Leónidas de 300, el que le dio a conocer. El suyo es un papel que fascina desde la brutal escena inicial hasta el enfrentamiento final, pasando por su magnífica aparición en el juzgado. Y es el que genera todo el debate que surge de esta película. Daría para mucho, pero por desgracia habría que destripar la película para entablarlo. En cualquier caso, no deja de ser curioso que Butler iba a interpretar en principio al otro personaje principal, el que recayó finalmente en Jamie Foxx. No es un actor tan capacitado como algunos le vendieron hace muy poco tiempo (cuando ganó el Oscar por Ray, fue nominado por Collateral o participó en películas como Dreamgirls o Jarhead), pero se mueve como pez en el agua en su papel de ambicioso fiscal.
El resto del reparto es notable y muy adecuado, pero merece la pena destacar la presencia femenina, en un tipo de cine en el que no suelen destacar y en papeles muy diferentes entre sí. Sobresalen Leslie Bibb, ayudante del fiscal, que da a la película una intriga necesaria, una ambigüedad en algunas escenas que enriquece el guión, y Viola Davis (nominada al Oscar por La duda), como la alcadesa de Filadelfia, que aporta presencia y empaque con un papel que pide a gritos más minutos (de las menos de dos horas que dura el filme) en pantalla. Tan notable es su trabajo como el del director, F. Gary Gray, un realizador que sorprendió hace más de una década con la más que interesante Negociador, con Kevin Spacey y Samuel L. Jackson, y que es también responsable del remake de The italian job, que protagonizaron Mark Walhberg y Charlize Theron.
No es fácil creer la evolución que sufre el personaje de Butler y lo que es capaz de hacer para lograr su objetivo, eso es sin duda lo más endeble del planteamiento de Un ciudadano ejemplar. Pero si se aceptan las premisas de la película, si se le da esa pequeña concesión, el resto es un trabajo notable, un thriller atrayente y complejo, muy superior a la media de un género que cada vez está más cerca de ofrecer fotocopias con distintas caras, que hace de la violencia descarnada uno de sus pilares (hay escenas no muy aptas para estómagos o miradas sensibles) pero que encierra muchos más elementos de interés, como por ejemplo el maravilloso montaje paralelo entre una ejecución y un concierto (magníficamente acompañado con la música de Brian Tyler) o los muchos cara a cara que protagonizan Butler y Foxx.
Un ciudadano ejemplar se estrena el próximo 7 de mayo.