Esperada era la versión de Tim Burton del cuento de Alicia en el País de las Maravillas y ésta, como a menudo sucede cuando hay expectación, ha acabado por decepcionar. Quizá sea la película menos completa de Burton, la que menos deja en el recuerdo, la que apenas cuenta con elementos sobresalientes (que están presentes incluso en los títulos menos apreciables de este genial director). El exceso digital no le ha sentado bien a la película, que parece mucho más pendiente de eso que del guión. Y los efectos visuales tan masivos como aquí ya no sorprenden tanto como hace algunos años, ahora la creación de mundos virtuales es algo al alcance de cualquiera, y no pueden enmascarar ya la falta de ritmo o la endeblez de la amplia mayoría de los personajes que desfilan por la pantalla, por muy bien que se lo hayan podido pasar sus intérpretes en el rodaje. Tim Burton decepciona. Una lástima, porque el material ofrecía muchos puntos de interés.
El primer fallo de Burton está en no haber sabido contraponer con imaginación y acierto, como en él es habitual (no hay más que recordar, por ejemplo, Big fish, o incluso, retrocediendo aún más en su filmografía, Bitelchús), el mundo real con el mundo de fantasía. Lo más flojo de esta película, gracias a este detalle, está en el prólogo y en la conclusión, ambas ancladas en nuestra realidad, ambas frías, sin alma, irreales, carentes de interés y en buena medida culpables de que el espectador tarde en entrar en el filme y salga de la sala con un sabor de boca extraño. Y eso que es precisamente ahí donde Alicia podría haber cobrado una fuerza que habría podido sustentar todo el esqueleto de la película, ahí, en esa escena de la pequeña Alicia con su padre, hablando del País de las Maravillas como un sueño de la niña. Pero su anclaje en la realidad es torpe, escaso, desdibujado. Por eso no actúa como catalizador del personaje central, una Alicia de 19 años, sino como una breve molestia antes de llegar a lo que verdaderamente parece importar a su director: el País de las Maravillas.
Ahí es donde Burton da lo mejor de sí mismo, y aunque hay momentos en que parece que sí, que la cosa arranca y convence, que su universo de fantasía puede contar con un apreciable título más, la cosa se desinfla poco a poco, hasta llegar a un clímax muy suave y muy poco épico para lo que prometía. Da la sensación de que Burton no se siente cómodo en un universo tan digital como éste, que echa de menos los trucos de toda la vida que disparen la imaginación del cineasta por encima de la del dibujante. Da la sensación de que el ordenador se ha llevado la magia. Una cosa es introducir elementos fantásticos con elaborados programas informáticos, cosa que sí sabe hacer muy bien, y otra muy distinta que todo parezca irreal en la pantalla a excepción de un actor. Eso es lo que ofrece Alicia. No hay que confundir eso con que los efectos no sean los adecuados, no. Es que no desprenden magia. Algo de eso sí hay en el Gato de Cheshire, el mejor personaje digital del filme, pero la balanza entre lo real y lo ficticio, también en los efectos especiales, no estaba demasiado bien equilibrada.
Puede que ese exceso digital sea lo que resta interés a algunas de las interpretaciones. Quizá el Sombrerero Loco de Johnny Depp hubiera sido mejor que se creara también en el ordenador, o al menos que se retocara como la Reina Roja de Helena Bonham Carter. Los dos parecen disfrutar como niños pequeños con sus actuaciones, pero mientras el primero hace ya tiempo que dejó de sorprender con sus poses histriónicas (que, eso sí, le han convertido en un actor taquillero e incluso nominado al Oscar gracias a Piratas del Caribe) la segunda sí ofrece algo de interés. Le falta algo de humor negro, algo de la crueldad que uno espera de la villana de la función, pero funciona mejor que la mayoría de los personajes. Alicia está interpretada por Mia Wasikowska, una joven actriz que parece ir a contracorriente en la película: cuanto menos emociona el filme, más adecuada parece para el papel, y viceversa. Anne Hatthaway compone una extraña Reina Blanca, y quizá el más completo es Crispin Glover como Stayne, el fiel caballero de la Reina Roja.
No es esta Alicia una adaptación fiel de las novelas de Lewis Carroll, ni tampoco un remake de las versiones ya conocidas (sobre todo, la de dibujos animados de Disney, que también produce ésta). Es, más bien, un intento de imaginar que habría sucedido trece años después de los cuentos de Carroll. Y la idea no es mala, ofrece posibilidades, pero se diluyen en casi todos sus aspectos y se queda en una excusa para contar con una actriz joven en lugar de infantil. La película, decía, decepciona, porque se convierte en un conjunto de episodios más o menos logrados, no del todo bien hilvanados y que esconden por completo el desarrollo de unos personajes planos y perdidos en un exceso digital, plagado de colorismo pero carente del espíritu que ha hecho grande a Tim Burton.
Hay quien ha querido ver en este filme un declive de su realizador, pero no es verdad. Es una película irregular, carente de chispa, de humor, de ingenio y de genialidad. Pero no forma parte de una tendencia. De hecho, Tim Burton siempre ha sido irregular, ha enlazado grandes películas con otras bastante menos memorables. Lo que pasa es que siempre dejaba algo notable y aquí se echa en falta. En Mars attacks! estaba el sentido del humor. En El planeta de los simios, un ritmo trepidante. Aquí no queda mucho. Se ve y se olvida con demasiada facilidad. No sorprende, no engancha, no emociona. Y por eso no encaja en la filmografía de Burton. Una decepción, pero también porque venía de una maravilla como Sweeney Todd. ¿Pero no fue Charlie y la fabrica de chocolate un bajón tras la inolvidable Big fish? ¿No lo fue Mars attacks! tras la espléndida Ed Wood? Tim Burton es irregular, pero aquí no ha puesto su toque mágico. Lo recuperará con Frankenweenie, adaptación de uno de sus muy recomendables cortos. Y, si no, lo hará en su siguiente filme. No tengo dudas.
5 comentarios:
Pues estamos totalmente de acuerdo Juan, en todo: tremenda decepción, y no porque las espectativas fueran muy altas, que sí lo eran sino porque a pesar de que Burton posee una filmografía irregular, esperaba su toque de magia y no lo encontré, así que tuve que contentarme con disfrutar esclusivamente de su estilo visual, aunque tampoco me sorprendiera mucho.El problema empieza en el guión, continúa con una falta absoluta de rítmo, con unos personajes que podían dar mucho de sí y que desaprovecha por completo, y con un clímax que te deja indiferente.
Una verdadera lástima. A ver si, como dices, hace algo notable con la adaptación de ese corto que, desde mi punto de vista, es de lo que más me gusta de su obra.
jo, no debería haber leído esto sin haber visto la peli, ahora voy a ir un poco condicionada...
en fin, menos mal que aún tardaré un par de semanas en verla
besitos
Yo también estoy de acuerdo, Juan. Ya comentaré extensamente contigo mis impresiones, porque ahora tengo los ojos vigilantes de mi profesora posados en mi frente... Pero me temo que cuando crucé el umbral de la puerta después de ver la peli, ya casi la había olvidado.
Buena crítica. Me gustó.
Buen comentario el de Jo también.
Saludos y besos para los dos.
(y para muchachadeojostristes, que también está por aquí... :) )
Jo, ya verás como sí remonta, que ya ha demostrado muchas veces que sabe lo que hace. No hay magia aquí, claro que no...
Muchacha, bueno, ya sabes que para gustos los colores. Quizá la ves y le encuentras cosas que yo no supe ver...
Raquel, es cierto, a mí me pasó lo mismo. Y es una pena, porque hay pocas cosas más tristes para una película de la que uno espera tanto que olvidarla sin más en cuanto se sale del cine...
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