Disney vivió años de esplendor en los años 90, comenzó una auténtica época dorada. La Sirenita abrió el camino, La Bella y la Bestia (siempre será mi favorita junto con el clásico que es y siempre será Bambi) se convirtió en todo un hito al convertirse en la primera película de animación que pudo ganar el Oscar al mejor filme, Aladdin y El Rey León destrozaron las taquillas... Y muy poca gente se acuerda de que una de las siguientes películas que hizo Disney, quizá su última obra maestra de ese periodo (con permiso de Tarzan, que veo como una película injustamente infravalorada) fue El jorobado de Notre Dame. A pesar de que no es uno de los títulos más conocidos y reconocidos, siempre he pensado que es una de las mejores películas que salió del estudio, unas de las más ricas y completas.
Los seis primeros minutos de la película son simplemente magistrales, uno de los mejores prólogos que se han visto nunca en una película de animación. Sí, El jorobado es una película de dibujos animados. Sí, es un musical. Sí, tiene secundarios cómicos para que disfruten los más pequeños. Pero la historia, basada en la espectacular, oscura y dramática obra de Víctor Hugo, no podía reflejarse en una película sólo para niños. Ese prólogo es oscuro, duro, violento y dramático, seis minutos perfectos, vibrantes y brillantes. Contado como un cuento para niños, descubrimos el origen de Quasimodo, el campanero de la magnífica Notre Dame, cómo llegó allí y quién es el responsable.
Y en esa escena conocemos a uno de los mejores villanos modernos de Disney: el juez Frollo. Víctor Hugo retrató a un mandatario eclesiástico, pero Disney optó por convertirlo en magistrado y darle el poder en París. El estudio esgrimió ese motivo para justificar el cambio, pero es obvio que hubiera habido protestas si ese comportamiento lo mostrara un cura en una película de dibujos animados. Y es que hay dos motores en esta película para explicar las motivaciones de los personajes. El primero, muy habitual en Disney, el amor. Quasimodo y Febo se enamoran de Esmeralda, y ella siente cariño por el primero y amor por el segundo.
Pero Frollo es otra historia. La lujuria es lo que le mueve. Y hay que ser muy valiente para expresar eso es una película de dibujos animados. Es sencillamente espectacular ver cómo la canción de amor de Quasimodo se transforma, temática y visualmente, en el grito lujurioso de un Frollo que clama ante la atenta mirada de unos ficticios inquisidores que parecen salidos del mismísimo infierno. Este es uno de los mejores números musicales que jamás ha metido Disney en sus películas (por cierto, en castellano es Constantino Romero quien dobla a Frollo y quien canta sus canciones).
Tan adulto estaba quedando el contenido visual de este filme, que esta escena llamó la atención de la asociación norteamericana que se encarga de calificar las películas y le llevó a pedir que las líneas de la ropa de la Esmeralda que Frollo ve bailando en el fuego quedaran mejor definidas, para que no diera la impresión de que la gitana está desnuda. Y es que El jorobado de Notre Dame puede ser el primer filme Disney que utiliza de una forma tan abierta y expresa el deseo sexual. Ese uso es tanto visual (el baile de Esmeralda en el Festival de los Locos es, como poco, sugerente) como narrativo.
La animación es de las más conseguidas de la época y, si no me falla la memoria, fue el primer título de este género que utilizó el ordenador para generar escenas de masas. Los paisajes de París y de Notre Dame, ya desde el excepcional comienzo de la película (Notre Dame observada por encima de las nubes en un travelling que acaba en las calles de la capital francesa), son el marco perfecto para la historia.
Y como colofón, cuenta con la mejor banda sonora escrita por Alan Menken (no encuentro otra partitura que haya sabido utilizar los coros de una forma tan maestra como la de El jorobado), quien fue dueño de los Oscar musicales durante tantos años con su trabajo para Disney y que, curiosamente, se quedó sin estatuilla por este título (siempre he pensado que este es uno de los premios más esquizofrénicos de la Academia, en el que casi nunca estoy de acuerdo; aquel año el ganador fue Gabriel Yared por su correcta música para El paciente inglés).
El jorobado es una joya de Disney. Una joya que muchos no han descubierto todavía y, sin duda, el mejor camino para conocer la obra de Víctor Hugo si todavía no la habéis leído.
1 comentario:
Sí que es una joya, se sale de los prototipos de disney y, sinceramente, creo que es una película espectacular. Bien por promocionarla juan!!! besos mil!
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