Soy uno de los privilegiados que ya ha podido ver Spider-Man 3, a pesar de que su estreno no se producirá hasta el día 4 de mayo. Hoy han tenido lugar los pases para la prensa y he estado allí. Antes de nada, quiero avisar a quien esté leyendo esto que no voy a revelar ningún detalle esencial para la historia, así que podéis continuar sin peligro. Sé cuánto molesta que a uno le cuenten cosas de una película que es mejor no saber hasta que uno la ve... Lo primero, la conclusión: Spider-Man 3, aunque para ser justos habría que decir que toda la saga, es la mejor adaptación al cine que se ha hecho nunca de un cómic. Y ahora desgrano...
La base de la película es la historia del traje negro que en el cómic se publicó entre los años 80 y 90. Impresionante ver a Spider-Man con ese atuendo. Impresionante ver a Peter Parker convertido en un ser lleno de odio por su culpa. Impresionante la lucha con el simbionte (que es el nombre que se daba en el cómic y también en la película a la criatura). Impresionante el nacimiento de Venom, el mejor villano contemporáneo del trepamuros. Y muy impresionante la batalla final entre Spider-Man y Venom. Yo he crecido con esos cómics. Y confieso que se me caía la baba viendo las imágenes en pantalla grande.
Comienza esta tercera entrega en el mismo punto donde acaba la segunda. Y completa el círculo. Ahora Peter Parker, y también Spider-Man, es feliz. Las cosas le van bien en la vida. Pero le van bien por un cúmulo de circunstancias que han colocado su vida en un equilibrio muy difícil de mantener. El héroe se engaña, se le sube a la cabeza el éxito. Y la caída es durísima. Tanto que se ve inmerso en una espiral de odio que deja las secuencias más duras y crueles de toda la trilogía del superhéroe arácnido. Ojo, es una película muy violenta aunque no especialmente explícita. No hace falta ver sangre para que lo sea.
Pero si alguien cree que sólo va a ver una peliculita de acción que sólo satisface a los frikis, está más que equivodado. El retrato de los personajes es preciso y complejo en la mayoría de los casos. Quizá el que queda más en el aire es el Hombre de Arena, un personaje que no termina de arrancar en toda la parte dramática de la película, aunque sí en la de acción. Quizá también sepa a poco la presencia de Gwen Satcy y de su padre, el capitán Stacy, aunque ver a Gwen (no deja de ser curioso que para interpretar a una rubia se contrate a la pelirroja Bryce Dallas Howard y para dar vida a la pelirroja Mary Jane se recurra a la rubia Kirsten Dunst; ambas están preciosas y muy metidas en sus papeles) es un viejo sueño de cualquier aficionado a los cómics de Spider-Man. Y tiene un par de escenas muy interesantes en las que sale a relucir la rivalidad con Mary Jane (Kirsten Dunst es una de las mujeres más atractivas que cirula por el cine moderno).
Tobey Maguire está espectacular como Peter Parker y como Spider-Man. Habrá quien piense que una película de este subgénero del cómic de superhéroes no deja margen para el lucimiento, pero aquí se demuestra lo contrario. Maguire ha hecho tan suyo este personaje que ha dejado el listón muy alto para cualquiera que piense en ponerse en el futuro la máscara de Spider-Man. Los momentos dramáticos son buenos y los cómicos también (como en la segunda película, hay un momento cómico-musical, esta vez para ilustrar el paso de Peter Parker al lado oscuro que le brinda su nuevo traje negro: espectacular).
La batalla final es de las que hacen época. Por los efectos especiales. Por lo pensados que están todos los planos y movimientos. Por la resolución de casi todas las historias (digo casi porque hay una que no me termina de convencer; no digo cuál...). Por la espectacularidad y la profundidad del momento. Por el homenaje que tiene a la ciencia ficción de los años 50 y 60, unas décadas irrepetibles en este género. Y, por qué no decirlo, por un final que huele a cierre de una trilogía pero que deja la historia lo suficientemente abierta como para saber que estamos ante un cómic. Ante el mejor cómic que se ha hecho nunca en el cine.
Y si encima uno se muere de risa con las apariciones (sobre todo la primera) de personajes clásicos como J. J. Jameson (un J. K. Simmons tal delirante como en las dos primeras entregas) y esboza una sonrisa de satisfacción al ver el nuevo cameo del creador de Spider-Man, Stan Lee (sí, un solo hombre puede marcar la diferencia...), entonces sólo se puede decir una cosa de esta película: que es una gozada, un entretenimiento difícil, muy difícil de igualar. Un sueño hecho realidad para un amante del cómic como yo.
¿Queréis algún pero? Pues además del ya mencionado de dejar un poco desbibujado a algún personaje (no es fácil plasmar en una película nada menos que un héroes, tres villanos, dos chicas y al menos media docena de secundarios con importancia) queda una duda. No sabría decir muy bien si buena parte de la primera hora de película hubiera encajado mejor en la segunda película. Puede ser también un acierto, porque evidencia que la saga tiene una cohesión envidiable, pero quizá se alarga en exceso la primera aparición de Spider-Man para situar el escenario en el que se va a desenvolver el resto de la película. Detalles de escasa importancia para una película tan entretenida como ésta.
Sam Raimi puede presumir de haber realizado una trilogía inmensa. La primera película era una muy buena introducción al personaje, una más que correcta película de origen que ya se situaba entre las mejores adaptaciones de un personaje de cómic. La segunda era una continuación natural, mucho más espectacular y divertida que la anterior. La tercera es la explosión, es el clímax de todo lo que se ha ido gestando durante las dos primeras películas. Y es que la saga de Spider-Man, como lo fue la de El Señor de los Anillos, ha sido un crescendo impresionante.
Reconozco que me mostré muy escéptico cuando se anunció el nombre del director del primer Spider-Man. ¿Un tipo que ha hecho Posesión infernal (con todo mi respeto a esta película cutre-gore de los años 80, hoy un clásico, pero muy alejado del espíritu de Spider-Man, se mire por donde se mire)?. Eso es lo que me pregunté. Y es curioso. Pensé lo mismo cuando se eligió a Peter Jackson para hacer El Señor de los Anillos. Sólo que su película gore se subtitulaba Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead). Ambos me han dejado sin palabras y entusiasmado. Ahora dicen que quieren hacer otra trilogía de Spider-Man. O si no una trilogía, por lo menos sí llegar a la sexta película. Sam Raimi se ha ganado seguir al frente de esta saga.
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