Al poco de iniciar la andadura de este blog, me quejaba amargamente de que Robert De Niro había desaparecido del cine de verdad. Me quejaba de que ahora sólo haciera comedias lamentables (pero que triunfan en taquilla) y de que sus papeles en películas como Taxi Driver, El Padrino II, La misión y tantas otras empezaran a quedar ya en el olvido. Me acuerdo que escribí todo eso a propósito de Heat, una de sus últimas películas de verdad. Y es de 1996. Hace nada menos que once años.
Pues De Niro ha vuelto y lo ha hecho a lo grande, aunque es obligado destacarle más como director que como actor. Ha vuelto con El buen pastor, película en la que aparece en un breve papel secundario (más que correcto, como cabe esperar de uno de los mejores actores de las últimas décadas) pero que, sobre todo, dirige con mano maestra. Bien es verdad que ha aprendido de los mejores, sobre todo de un por fin oscarizado Martin Scorsese.
No era un material fácil de dirigir. Es una historia sobre los inicios de la CIA (que se extiende por cuatro décadas y numerosas localizaciones), los inicios de un agente secreto que tiene que elegir entre su vida personal con una mujer a la que nunca quiso (interpretada por Angelina Jolie; tengo que reconocer que me sigue pareciendo una actriz bastante limitada...) y el hijo que tiene con ella y su trabajo para defender a su país. No voy a desvelar las conclusiones a las que llega después de más de dos horas y media de película porque merece la pena recorrerlas junto a De Niro.
El actor y director demuestra con esta película que el cine de calidad y el de los grandes estudios no están reñidos en absoluto. Pero se ha encontrado con el escollo que suele hacer imposible este tipo de cine: el público. La película no ha recaudado en Estados Unidos ni siquiera lo que ha costado. Ojalá el mercado europeo ponga en el sitio que merece a esta película, ya ignorada por la Academia de Hollywood. Peliculón con mayúsculas, insisto.
El papel de Matt Damon (cada vez más interesante; cuando debutó no me caía especialmente bien, pero con ésta y con Infiltrados se ha ganado oportunidades futuras) iba a ser interpretado por Leonardo DiCaprio. El reparto en general está excepcional, sobre todo un Joe Pesci recuperado por fin para el cine (no aparecía en una película desde 1998, desde Arma letal 4). Quien no me convence, como casi nunca me ha convencido, es Angelina Jolie. Será todo lo guapa que quiera el mundo entero, pero como actriz deja mucho que desear. Y bien rodeada, se nota mucho más...
Después de ver La vida de los otros, esa excepcional película alemana que le arrebató el Oscar a la mejor cinta extranjera a El laberinto del fauno, me interesó mucho más ver El buen pastor. Otro historia de espías, pero con un tono y una historia muy distintos, en momentos históricos y países diferentes. Y ahora descubro que ambas películas tienen un nexo de unión: la actriz Martina Gedeck, protagonista de La vida de los otros y secundaria de El buen pastor. Y no desvelo más coincidencias que existen para no destripar ninguna de las dos películas a quienes no las hayáis visto...
Quien tenga la oportunidad de ver esta película y comprobar el genial director que es Robert De Niro, no puede perderse su primera cinta como director, Una historia del Bronx. Casi nadie se acuerda ya de ese título y eso que es un filme más que apreciable. Yo guardo un gran recuerdo de él. Como aquí, De Niro se reservaba un papel (en aquella mucho más extenso que el de El buen pastor). ¿Por qué demonios no se prodigará más detrás de la cámara...? El caso es que De Niro ha vuelto. ¡Viva De Niro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario