Cuando se usa el término blockbuster suele asociarse a una idea bastante negativa de hacer cine. Y sin embargo todos los años llegan títulos que evidencia que los blockbusters también se pueden hacer bien o hacer mal. J. J. Abrams se ha convertido en una especie de deidad entre quienes los hacen bien. Rematadamente bien. Si Star Trek en 2009 ya fue una pequeña gran maravilla del cine espectáculo, Star Trek. En la oscuridad es la confirmación de que no hay límites cuando hay talento. Y es que, siendo sinceros, Star Trek es una saga que nunca ha tenido tanto tirón entre demasiados grupos de espectadores. No me cuento entre ellos, porque siempre he tenido algo de alma trekkie y he disfrutado siempre con el toque humanista de esta franquicia de ciencia ficción, pero es de nota encontrar por ahí a alguien que, por ejemplo, recuerde algo de Star Trek VI. Aquel país desconocido (que en España incluso se estrenó sin mención a Stark Trek). Y lo que ha hecho Abrams es dar a la saga un carácter universal y actual, sin dejar de lado su esencia, para generar ya dos blockbusters tan modélicos como gozosos. Sobre todo, gozosos.
En esto último está la clave para que esta nueva Star Trek funcione de verdad y a tantos niveles. En que sigue siendo el Star Trek que conocimos con William Shatner y Leonard Nimoy pero, al mismo tiempo, es una saga enteramente nueva. En que se ven detalles que automáticamente remiten a la serie clásica y a las seis películas que protagonizó la tripulación original del Enterprise, algo esencial para los aficionados más veteranos, pero también se apuesta por encontrar un público nuevo, diferente y más contemporáneo (es asombroso que las sosegadas batallas estelares de Star Trek, con las naves en posición fija, puedan seguir generando hoy la misma tensión narrativa que hace treinta años). Tiene que haber mucha genialidad de por medio para que vehículos como ese mítico Enterprise, pensados hace tantas décadas, sigan siendo epicentro de escenas de acción del siglo XXI sin que parezcan antiguallas. Y para que conceptos nacidos en otra época sigan teniendo una vigencia como la que muestra esta segunda entrega de la reinvención de la franquicia.
La parte del éxito derivada de la primera película que se puede ver en la secuela está en el excepcional trabajo de cásting. No es fácil poner nuevas caras a personajes con los que el espectador ha convivido durante décadas y Chris Pine como Kirk, Zachary Quinto como Spock, Zoe Saldana como Uhura, Karl Urban como McCoy, John Cho como Sulu (el que menos papel tienen esta segunda entrega), Anton Yelchin como Chekov o Simon Pegg como Scotty (tan cómico como en la primera parte, pero menos chirriante aquí) han hecho suyos los papeles, respetando lo existente pero con matices diferentes. Y mientras muchos se han detenido en el debate absurdo del desnudo de Alice Eve (sí, gratuito en cierta medida, pero no tanto como se ha dicho), su incorporación es buena y podría perdurar en la saga, y se ha ignorado injustamente la interesante aportación de Peter Weller. Pero sobre todo hay algo que ayuda a que En la oscuridad sea tan espectacularmente entretenida: Benedict Cumberbatch. Es un tópico decir que lo mejor de estas películas está en el villano, pero es radicalmente cierto en esta ocasión. Y, ojo, porque el resto es excepcional, pero Cumberbatch consigue una intensidad impresionante, sobre todo con un impresionante trabajo de voz que exige ver esta película, todas en realidad, en versión original.
Volvamos a lo anterior, a eso de que el resto es excepcional. Acción, aventura, humor, drama, amor... Entretenimiento de calidad, puro y duro, sin complejos, mezclando incontables elementos para hacer reír, llorar y temblar en la butaca. Sí, es Star Trek. Pero es que Star Trek, una saga de la que tanta gente desconoce tantas cosas, tiene esas capacidades, como toda gran franquicia de ficción. Y Abrams lo que hace es revestir eso que parece tan fácil de hacer pero en lo que tantos fracasan con un envoltorio lujoso y visualmente impactante. Quizá con un exceso de esos brillos lumínicos con los que tanto le gusta jugar y que aquí pueden llegar a ser algo molestos, pero creando imágenes formidables sacadas de un sencillo pero imaginativo guión. Escenas propias de una película de ciencia ficción, pero también con momentos tan impresionantes como la presentación del personaje de Cumberbatch, acompañado por un delicado tema de un Michael Giacchino en estado de gracia que se confirma como el gran compositor cinematográfico sinfónico de la actualidad, digno heredero de John Williams.
Star Trek. En la oscuridad es un triple salto mortal en una saga que muchos siempre han tenido por anticuada (incluso sin haber visto ninguna de sus películas) y que Abrams ha sabido revitalizar desde el respeto y desde su adoración a tantas y tan diversas fuentes (incluyendo Star Wars; viene a ser tan irónico como lógico que haya sido el elegido para rodar el futuro Episodio VII). Y, sobre todo, ha conseguido algo formidable: esta nueva saga de Star Trek es una reformulación de los tiempos ya vividos. No olvidemos que el villano de la anterior entrega, Nero, viajaba al pasado y alteraba las vidas de la tripulación del Enteprise y la vida entera de la Flota Estelar. Por eso es tan bonito para el viejo trekkie ver cómo los acontecimientos se van reordenando y los guiños son tan concretos como estudiados, hasta el punto de encontrar una simetría inversa bastante atractiva. Pero Star Trek y Star Trek. En la oscuridad no son sólo películas para trekkies. Son películas para todo aquel que quiera disfrutar con un par de horas de entretenimiento sin límites. Una gozada que, ojalá y como diría un vulcano, sea larga y próspera. ¿Cuándo llega la tercera entrega?
Aquí, otra crítica de la película en Suite 101.
2 comentarios:
Vi el trailer de esta peli cuando vi "El hombre de acero" y me gustó tanto que me hice con la primera parte a ver qué tal.
Me gustó mucho, nunca había visto nada de Star Trek, pero como dices, la peli logró interesarme, y en cierto modo creo que se disfruta más si no comparas con la serie.
Lo que menos me gustó fue Eric Bana, creo que el villano era muy tópico y tenía poco protagonismo, algo que parecen haber arreglado aquí.
Con que me guste igual que la primera me vale.
Doctora, me alegro de que te llevara a ver la primera entrega de este reinicio. Comparar casi siempre es malo, y además creo que hay diferencias muy notables entre el Star Trek clásico y éste, aún siendo respetuoso con aquel. Creo que sí, que si te gustó la primera también te gustará ésta, precisamente porque si en algo avanza (y aunque a mí me gustó Eric Bana) es en el villano.
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