Dado que el título (tanto el traducido, Objetivo: la Casa Blanca, como el original aunque de forma más sutil, Olympus Has Fallen) no lo disimula de ninguna manera, no hay reparos en decir que esta película va sobre lo que dice: un ataque perfectamente trenzado a la residencia del presidente de los Estados Unidos. Y anta la duda, que esa ya sí puede surgir antes de verla, es una auténtica americanada. Eso, per se, no es bueno ni malo, pero como a mucha gente se le atragantan las banderas americanas, los saludos militares y los "Dios bendiga a América", es bueno advertirlo. Como también que ésta, a diferencia de las moralmente truculentas que había realizado previamente Antoine Fuqua, es una película blanca y simple de buenos y malos. Y los buenos, naturalmente, son los americanos, comandados por un inmaculado presidente, interpretado por Aaron Heckhart, un noble portavoz con el rostro de Morgan Freeman y, sobre todo, un héroe de acción en la piel de Gerard Butler, que no en vano actúa también como productor. La mezcla, tan simple como atractiva.
Tras un arranque largo y lento que en el fondo no es más que una pincelada para matizar el argumento, y cuya música a cargo de Trevor Morris confirma sin venir demasiado a cuento que la película va a estar dominada por un marcadísimo tono patriotero (insisto, no tiene por qué ser negativo), la cinta arranca sin ambages y sin dudas: Objetivo: la Casa Blanca es un thriller de acción, de mucha y muy variada acción, de poca contención en los planteamientos y en la ejecución (incontable el número de muertos que ofrece) y de un entretenimiento sincero y logrado. De eso tiene el mérito, además del escaso respiro que hay en el guión, la firmeza en la dirección de Fuqua. Da ritmo a una historia que, salvo por el escenario (siempre hay una malsana diversión en dinamitar, explosionar, volar o destruir lugares tan emblemáticos), no es ni mucho menos el colmo de la originalidad. Y como hay buenos y malos tan claramente identificables casi desde el principio, la fuerza está en la imagen y en la acción, no en los tópicos, y en algún caso forzadísimos, vericuetos personales de cada personaje.
De hecho, lo único verdaderamente criticable dentro de las intenciones de la película está en un levísimo intento de introducir una especie de protesta social por la crisis y el poder económico. Risible como poco, por el mensaje y por el personaje que lo introduce. Es el único momento en el que la película corre el riesgo de tambalearse. Bastaría, en realidad, con apreciar el carisma de los protagonistas para disfrutar de sus dos horas de metraje. Gerard Butler ofrece un héroe modélico y más grande que la vida, que dicen los americanos y Rick Yune (con la experiencia de Muere otro día) es un malo malísimo de los que gusta ver en pantalla por mucho que no resista comparaciones con otros mejor escritos o desarrollados. Y dan mucho prestigio y nivel las presencias de Aaron Heckhart y Morgan Freeman como protagonistas indiscutibles que añadir a los dos ya mencionados, y un reparto de secundarios plagado de nombres ilustres como Melissa Leo, Angela Bassett o Robert Forster.
Por muy atractivo que sea el reparto, que lo es y además no ofrece fisuras, el plato fuerte de la película está en el ataque a la Casa Blanca. Sin desvelar motivos ni desarrollo, sí se puede destacar que es una larga escena rodada con mucho pulso, espectacular en todas sus fases, aunque quizás le sobra algo de ordenador. Por supuesto, y como era previsible, también es obligado ver la película con una alta dosis de ingenuidad, porque hay elementos que difícilmente se sostienen, no ya en el tan entretenido como descabellado punto de partida de la película, sino incluso en algunas escenas muy concretas (por ejemplo, si se supone que necesitan vivo a..., ¿por qué demonios ametrallan sin piedad la pared que le oculta?). Pero en el fondo el entretenimiento está asegurado. Que nadie espere una historia truculenta a lo Training Day, porque esta es muy cristalina. Los buenos son muy buenos y los malos son muy malos y lo demuestran con frialdad y contundencia a lo largo de película. Sin mucho más que ofrecer aparte del espectáculo, pero fácilmente disfrutable.
2 comentarios:
Tenía pensado verla, pero me da que este mes paso de ir al cine, en junio estrenan varias pelis que quiero ver.
Ya se intuye que es una peli de acción muy simple, en plan "La jungla de cristal", pero chico, los momentos patrióticos que me han comentado me parecen ridículos (¿una rehén cantando de pronto el himno nacional?), y me han quitado las ganas de verla en el cine, creo que me la voy a tomar a cachondeo y no era lo que tenía pensado.
Y fíjate que el argumento ya avisa de la americanada que es, o sea, se trata de rescatar al Presidente en la Casa Blanca, hasta sale la bandera en el poster, en ese aspecto no engaña a nadie, pero...
Doctora, a mí al final me entretuvo, pero no asumir eso, que es una americanada, que los buenos son muy buenos, que el presidente es el tío más grande del mundo, que Gerard Butler es un héroe de acción salvaje y que va a haber banderas americanas por todas partes, garantiza el dolor de cabeza.
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