Las dificultades inherentes al deseo de llevar al cine obras literarias de las consideradas grandes se multiplican si el responsable de realizar la adaptación es alguien con un estilo visual tan marcado que suele llevarse por delante la historia en favor de la fuerza visual. Eso es lo que le sucede a Baz Luhrman, un narrador de historias más que limitado, al acometer El gran Gatsby. Su exagerado estilo visual, anclado en los logros (si es que los tuvo, que eso forma parte de un debate apasionante pero diferente) de Moulin Rouge, encallan en una primera hora de película bastante aburrida en la que no pasa absolutamente nada, y una segunda... y algo más, hasta llegar a los 142 minutos, en la que, pese a que hay una evidente mejora que hay que vincular al buen trabajo interpretativo de sus protagonistas, las emociones no terminan de captura al espectador. Y teniendo en cuenta que estamos ante una potente e incluso desgarradora historia de amor, la ausencia absoluta de emoción sólo se puede entender como un fracaso de Luhrman y su apuesta estética.
Las dudas arrancan con la misma decisión de que sea Luhrman el que acometa esta adaptación de la novela de F. Scott Fitzgerald. No parece el director apropiado porque en sus anteriores trabajos realmente nunca ha sabido encontrar el ritmo, más que en momentos puntuales, y siempre se ha servido de otros elementos distintos de la misma historia para enganchar al espectador, esencialmente la música extemporánea que pone a sus historias (claros ejemplos son las en diferente medida sobrevaloradas Romeo y Julieta y Moulin Rouge) o un recargado y excesivo estilo visual, firma definitiva del realizador. Así, como uno de los números cabareteros de Moulin Rouge pero sin llegar a lo mejor de aquellos, representa Luhrman las fiestas en la mansión de Gatsby, y lo más curioso es que ni siquiera hacen justicia a lo que cabía esperar. Son frías, desde luego, pero ni siquiera alcanzan el grado de desenfreno o de protagonismo musical (no sólo hay música moderna, se mezcla con la del compositor de jazz George Gershwin) que cabía esperar vistos los precedentes y cómo se está vendiendo la cinta.
Hay momentos en los que parece que la película va a coger la fuerza que se le presupone, derivada de la novela, pero son espejismos que no proceden de la película o del trabajo de su director y coguionista, sino del esfuerzo individual y colectivo de sus protagonistas. Leonardo DiCaprio es un Gatsby espléndido, en imagen y en ademanes, que encaja en el personaje de maravilla, que lo hace suyo, y al que lo que más perjudica es el artificial intento de Luhrman de presentarle como una sombra desconocida para todos (algo de lo que parece arrepentirse después), cuando todo el público ha visto ya trailers y fotografías de la película. Esa forma de rodar ya no funciona conjuntada con esta forma de promocionar. No tiene sentido y no aporta nada. Lo bueno es que en estos minutos Tobey Maguire se ha hecho sin problemas con la narración de la película y Carey Mulligan ya ha conseguido que funcione esa encantadora aura angelical que se le presupone a su personaje. Lo mejor, sin duda, los actores.
Y es que Luhrman, cegado en sus obsesiones visuales como principal motor de su cine, no se da cuenta de que hay planos tan pensados para el 3D que vistos en 2D resultan insulsos o que alguna de las recreaciones digitales de esa Nueva York de los años 20, con sus excesivos y mal planificados movimientos de cámara, parecen casi dibujos animados, mucho más cuando inserta vehículos en ellos, que dan la impresión de estar más próximos a los de Speed Racer que a los de una película de época, por actualizada que se quiera presentar. El segundo motor del cine de Luhrman es la música. Y aquí, contra pronóstico, tiene menos protagonismo del que se intuía y mucha menos fuerza de lo que cabía esperar. Los excesos se limitan a la primera mitad de la película y no sobresalen especialmente, no dan lustre al producto y, finalmente, ni siquiera se convierten en lo que perdura en la memoria, cosa que sí podía pasar, por ejemplo, en Moulin Rouge.
El gran Gatsby visto por Baz Luhrman es una película sin alma, que desaprovecha un acertadísimo cásting en un festival de luz, color y sonido que ofrece más frialdad que grandilocuencia, y que deja más decepción que cualquier otra cosa, precisamente porque no presta atención a las emociones que se le suponen a la historia y a los personajes. Por eso, entrar en la comparación con la novela, sea o no el espectador conocedor o apasionado de la misma, es casi una pérdida de tiempo. Para eso, la película tendría que funcionar por sí sola y no lo hace, presa de las obsesiones estéticas de su director. No parece tampoco justo decir que El gran Gatsby es una mala película de una forma rotunda. Simplemente es una mezcla desacertada, en la que sobresale una figura de DiCaprio llena de encanto y atractivo, espléndidamente secundada por Maguire y Mulligan, pero que ve enterradas sus posibilidades en sus pretensiones de hacer algo diferente con algo que tendría que sonar más clásico, sobre todo emocionalmente.
4 comentarios:
Estaba esperando tu critica de la película.
Y ooooohhh!! Tenía muchas ganas de verla porque el trailer me gusta mucho pero veo que es de los que engañan.
No he conseguido jamas ver entera, me duermo antes de pasar la hora esa que comentas y no sabia que era del mismo director...
Me leí el libro hace poco (no me gustó mucho...) y la peli me apetecía pero ahora... no sé yo...
Celia, a mí me atrae mucho la mística del personaje, y creo que eso DiCaprio lo captura muy bien. El reparto me gusta mucho. Pero el resto me deja frío, frío... Ya me contarás qué te ha parecido.
Van, bueno, tú échale un vistazo, que igual con Baz Luhrman soy un poco extremo, je, je... Hay gente a la que le ha encantado.
¡¡Perdona pero Romeo+Julieta y Moulin Rouge son LO MÁS!! Pero esta peli es un truño. En serio, me encanta el director y me encanta DiCaprio, pero esta peli no hay por dónde cogerla. Estoy de acuerdo en todo lo que has dicho menos en lo de la chica; me ha parecido una floja de mucho cuidado. Jo, con lo que prometía, y qué manera de perder el tiempo :(
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