Cada vez parece más evidente que el thriller se estanca como género. Proliferan las películas, inundan la cartelera todas las semanas, pero muy pocas terminan de calar. Apenas unas elegidas se quedan en la memoria del espectador y las fórmulas parecen estar más que agotadas. No es así, claro, pero esa es la sensación que dejan películas como Sin rastro, vehículo para el lucimiento de una estrella que ahora mismo tiene apariencia de pasajera como Amanda Seyfried. El único argumento con el que parece contar la película, además de su protagonista, es la polémica que pueda suscitar su resolución, que por supuesto no desvelaré. No es que sea transgresora, no lo es, pero sí parece pensada para dejar en el espectador una sensación diferente. Pero no lo consigue porque, a pesar de lo chocante que pueda ser o de las conversaciones que genere tras la película, no oculta un pobre desarrollo de los personajes y lo rutinario de su planteamiento.
Parece cada vez más evidente que el thriller se ha convertido, por encima de la fantasía o la ciencia ficción, el género que más esfuerzos de ingenuidad exige del espectador. En Sin rastro, tenemos a una joven camarera, interpretada por Amanda Seyfried, que se convierte en la única persona capaz de solucionar un secuestro, que da esquinazo a la policía con una facilidad que ya quisieran los criminales, que va encontrando pistas que no podrían ser más evidentes como si sólo ella fuera capaz de verlas. Hay que dar demasiadas cosas por sentado, confiar demasiado en su sensación de realismo, como para que sea creíble. Sin rastro tiene muchos errores de planteamiento, incluso en la misma premisa del secuestro inicial. Seyfried se ha instalado en un cómodo papel de heroína capaz de todo (el mismo que hacía en la aburrida Caperucita Roja y la desaprovechada In time), pero necesitaría un cambio de registro ya si no quiere formar parte del panteón de jóvenes atractivas y olvidadas de Hollywood. ¿Los miserables que ya está haciendoTom Hooper? Veremos.
Sin rastro se construye en torno a Seyfried, dándole la práctica totalidad de escenas y planos de la película, lo que no da mucho margen para encontrar tablas de salvación para el filme lejos de su personaje. Incluso se permite el lujo de desaprovechar secundarios, de introducirlos y no volverlos a usar, a pesar de que podrían haber dado mucho juego. Es el caso del agente de policía al que da vida Wes Bentley. En los primeros veinte minutos parece que va a ser un personaje destacado pero se acaba quedando, como todos los demás, en una simple figura decorativa. Ningún personaje sobresale. No hay secundarios interesantes y no hay, craso error, un villano de altura. Solía ser una premisa básica del thriller, un antagonista desasosegante, pero en el cine más reciente se apuesta por no mostrar absolutamente nada del malo. Sin rastro abusa de ese recurso hasta el punto de que no es misterio, sino simple dejadez lo que hay en su retrato.
Heitor Dhalia, director brasileño que da el salto a Hollywood con esta película, no es capaz de ofrecer algo diferente con Sin rastro. Se contenta con filmar con cierta solvencia las escenas y con pasear a sus personajes por la pantalla. Con pocas expectativas, le queda un producto simplemente cumplidor. Si se quiere sacar punta a cada cosa que sucede en la pantalla, Sin rastro es un filón. Y una vez hecho eso, sólo queda el debate final que genera la resolución de la trama. La polémica que, evidentemente, quiere suscitar. El problema social sobre el que quiere discutir, siquiera superficialmente, la película. Pero la controversia no puede sustituir nunca a la calidad cinematográfica, y aquí no lo consigue. No es que haya mucho de lo primero, la verdad, en el fondo sólo un instante que pasa fugazmente, casi desaprovechado, pero de lo que seguro no hay casi nada es de lo segundo. Un thriller rutinario.
2 comentarios:
Amanda Seyfried me hizo mucha gracia haciendo de tonta en "Chicas malas", borda el papel y se lleva algunos de los momentos más graciosos, pero nunca llegué a imaginar que terminase protagonizando este tipo de pelis.
La veía más en comedias románticas, pero se ve que es un género que evita. Se presentó para hacer de hija de George Clooney en "Los descendientes", pero no la cogieron, ya veremos los giros que da su carrera, pero no sé dónde estará a los 35.
La peli esta tiene pinta de telefilme de secuestradas.
Doctora, no la he visto en 'Chicas malas', pero me lo apunto, porque sí parece tener esa chica aptitudes para la comedia. Desde luego, por el camino que va se convierte en una cara olvidable y olvidada... Defines la película perfectamente, ya lo creo.
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