¡Piratas! es el ejemplo perfecto para explicar por qué la animación no termina de ser tomada en serio por los espectadores. No es un debate sobre la calidad de la película, ese viene luego y hay que colocarlo al margen de esta primera discusión, sino sobre lo que se hace con los dibujos animados. El márketing se ha apoderado de estas películas y se siente capaz de hacer con ellas cualquier cosa. Que Andrés Iniesta, jugador del Fútbol Club Barcelona y de la selección española, doble a uno de los personajes secundarios es algo que no se consideraría digno en ningún otro tipo de película. ¿Por qué en una de animación sí? Si se sabe que Iniesta pone voz a uno de los piratas, es muy difícil entrar en la película. Pero incluso si no se sabe es evidente que algo chirría en las voces. En cualquier caso, ¡Piratas! no está entre las mejores películas de Aardman, pero seguro que a los más pequeños les hace pasar un buen rato. A los adultos sólo les ofrece algún que otro momento lúcidamente divertido, pero el conjunto es algo flojo. Y poco pirata para llamarse así la película.
Toda la simpatía que pueda despertar una película como ¡Piratas! se derrumba cual castillo de naipes al escuchar a Iniesta gritar, en la película, su conocido "viva Fuentealbilla", nombre de su pueblo natal. Esa sencilla frase, que despierta sentimientos totalmente opuestos en otro contexto, es aquí una aberración, un signo de descarada comercialidad que se busca y un desagradable triunfo del márketing sobre el cine. Da igual que la película sea buena o mala, ese grito produce una mala leche instantánea y justificada. Como en su día, por citar otro ejemplo, la transformación del protagonista de El espantatiburones de un negro con marcado acento al personaje televisivo de Fernando Tejero. En España se opta por colocar famosos en los repartos de las películas de animación sin ton ni son. Y seguro que el hecho de poner el nombre de Iniesta en el póster de la película lleva a algunos niños al cine (o induce a sus padres a pagarles la entrada), pero a mí me da pena ver que eso es lo que el trabajo de doblaje significa para la industria española.
No hay más que mirar el reparto original de la película. Hugh Grant, Martin Freeman, Brendan Gleeson, Brian Blessed, David Tennant, Imelda Staunton... Actores todos ellos. En la industria anglosajona, las voces se cuidan, forman parte del trabajo de un actor completo. En España, no creo que haya que ocultarlo o negarlo, nunca se ha prestado demasiada atención a ese detalle en la industria cinematográfica más allá del gremio de los dobladores. Aunque ahora el doblaje español no es tan bueno como hace algunos años, es evidente que hay profesionales en este terreno. Iniesta no lo es. Pero ni siquiera José Coronado, que pone la voz al protagonista y que también chirría bastante. Al ver la película, apenas se reconoce a ninguno de los dos. Si no se tiene la información, no sacan al espectador de la historia por ser quienes son, pero sí porque suenan raro, diferente. No forman parte del mismo universo de ficción que el resto de personajes. Son una excepcionalidad. Y una, además, que tendría que molestar más de lo que lo hace. Pero el márketing gana la partida al cine, eso está claro.
Al margen de las voces, y con el temor de que con el doblaje se hayan alterado más cosas de las que uno puede suponer con respecto al producto original, ¡Piratas! tampoco termina de convencer. No es que sea una mala película, no. Tiene momentos divertidos, algunos golpes de humor muy logrados y algún personaje secundario realmente conseguido (sobre todo Míster Bobo, un mono mudo que se comunica con carteles.. que aún así tampoco parece del todo original), pero la historia en su conjunto parece floja y convencional. Es una forma de recuperar el cine de piratas, y eso siempre se agradece, pero le falta esplendor y épica para poder considerarse como un auténtico homenaje a ese género. Hay mucho exceso rocambolesco en torno a las partes más divertidas de la historia y falta un villano de importancia, algo que una desquiciada Reina Victoria no termina de ser. La animación de plastilina, mezclada con los gráficos por ordenador, sí está bastante lograda casi siempre, aunque en los planos más generales no se consigue el mismo éxito que en los más cercanos.
La gracia de la película está en el entorno, en colocar a Charles Darwin, el padre de la teoría evolutiva, en el centro de una historia de piratas. Muchos de los mejores chistes, o al menos los más elaborados, acaban girando en torno a este personaje. Peter Lord dirige la película, después de doce años sin ponerse detrás de las cámaras, precisamente con uno de los grandes éxitos de la factoria Aardman, Chicken run. Evasión en la granja. El resultado es una película decente para niños y muy olvidable para adultos, que se llama ¡Piratas! pero cuyos protagonistas son, en realidad, maestros del disfraz antes que piratas. Es la primera película en 3D de Aardman y eso añade un nuevo elemento que no cumple las expectativas. Salvo en contadísimas excepciones, el 3D sigue siendo un engañabobos. Muy pocas películas desarrollan las posibilidades que tiene este sistema y ¡Piratas! no es una de ellas. Tampoco tiene mucho sentido que la animación de Aardman recurra a esta técnica. Pero aquí también el márketing gana la partida. Y así nos va a los que seguimos pensando que el cine de animación es, o al menos puede ser, tan cine como cualquier otro.
2 comentarios:
Hace tiempo vi un reportaje en el que Antonio Esquivias (actor de doblaje que puso voz a Frasier) decía que una de las cosas que más le jodían era cuando algún famoso doblaba a un personaje y lo anunciaban en los carteles (exactamente lo que han hecho aquí con Iniesta) porque daba la sensación de que el resto de actores de doblaje, los realmente profesionales, eran robots.
Dejando de lado este tema (que como dices ya es capaz de joderte una peli por sí solo, como me pasa a mí con "Ted") la peli esta de "Piratas" se ve que es de esas pensadas exclusivamente para niños. Siempre que sale una peli de animación dicen que es "para niños y adultos", pero no engañan a nadie, se ve a la legua cuando no es así.
Además, el sistema este de los muñecos nunca me ha molado. Y encima es muy engorroso. Ayer dijeron que para hacer esta peli tenían que trabajar una semana para rodar cinco segundos...
Doctora, pues evidentemente estoy con Antonio Esquivias... Toda la animación lleva un trabajo brutal, pero esta técnica y el stop motion de películas como Pesadilla antes de Navidad tienen para mí un mérito increíble... Sí, quizá sólo para niños. Pero incluso a los niños les podrían ofrecer una película de piratas de verdad...
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