martes, febrero 22, 2011

'Valor de ley', remake no, fotocopia oscura y mala

Los hermanos Coen son para mí un misterio. Gustándome más o menos, hasta 1998, hasta El gran Lebowski, eran unos cineastas reconocibles e interesantes, con un pequeño defecto: a excepción de la epopeya del Nota (mítico Jeff Bridges), sus películas no permanecían mucho tiempo en la memoria aunque fueran buenas (ejemplo perfecto, Muerte entre las flores). Pero algo les pasó después de aquel filme, porque desde entonces no me generan el más mínimo interés. Nada de lo que han hecho me ha gustado, me han parecido sobrevalorados hasta el exceso (ejemplo perfecto, No es país para viejos) y alguno que otro de sus productos me han llegado a irritar (ejemplo perfecto, Un hombre serio). Pero han conseguido por fin superar su principal defecto. Valor de ley será la película que se quede para siempre en mi memoria. Eso sí, los Coen han adquirido otra importante rémora que anula por completo su mérito: esta película ya la he visto. Se han limitado a fotocopiar el Valor de ley que hizo en 1969 Henry Hathaway con John Wayne. Les ha salido una fotocopia oscura (de tono y de resultado), pero fotocopia al fin y al cabo. Y, sí, me acordaré de diálogos y escenas. Pero con otros rostros. Mejores rostros, por cierto.

Desconozco y no he leído el libro en que están basadas tanto la película de Hathaway como la de los Coen, así que no sé decir qué partes son fieles al original literario y cuáles son hallazgos cinematográficos. Pero lo que sí está claro es que todos menos uno pertenecen a la primera versión cinematográfica. Los Coen sólo introducen dos grandes cambios en su película, una maravillosa escena de apertura, oscura, intrigante y bien narrada, y un final que casi se puede entender como un efecto del tiempo. El canto triunfal de un John Wayne vitalista no tendría mucho sentido aquí con Jeff Bridges. Aquel western ya es pasado, el nuevo western requiere otro tono. Luego hay alguna cosilla más, algún episodio intrascendente que se cuela a mitad de metraje y algún diálogo cambiado de escena. Pero ya está. Y por esto los Coen han conseguido nada menos que diez nominaciones a los Oscars. La más asombrosa es la que han recibido al mejor guión adaptado. Desde luego adaptado es, pero el grado de adaptación es sonrojante, porque, insisto, es una fotocopia del original. Las mismas frases, las mismas secuencias, los mismos personajes. Y, lo que tiene más delito, todo suena peor que en el original.

Estéticamente se podrá decir que es una película bien rodada. Difícil de discutir. Pero lo único novedoso es que se oscurece la paleta de colores. El pañuelo rojo de John Wayne ya no encaja en un western del siglo XXI, no desde que Clint Eastwood cerrara con maestría un ciclo en Sin perdón. Aquí hay grises, marrones y negros. No hay concesiones a la alegría en los tonos. Y seguramente es un acierto, porque de lo contrario la fotocopia habría sido perfecta, por mucho que Jeff Bridges lleve el parche en el ojo contrario al que John Wayne tenía tapado o Josh Brolin tenga la quemadura en la cara en la mejilla opuesta a Jeff Corey. Grandes cambios de los Coen, sí señor. Casi parece un mensaje subliminal al espectador, advirtiéndole de que están ahí las grandes modificaciones con respecto al primer Valor de ley. Ver las dos películas seguidas es un sanísimo ejercicio que desmonta la pretenciosa labor de los Coen en el cine moderno. Cuando iban de transgresores tenían su punto. Ahora que van de artistas han quedado retratados. Mejor dicho, tendría que haber quedado retratados, pero no es así. Entre las loas exageradas al Javier Bardem de No es país para viejos y este refrito del oeste da la impresión de que estamos antes unos verdaderos genios del cine. Para mí no, desde luego.

Y es que todo en este Valor de ley suena menos auténtico que en el original. La historia, para quien no la conozca, es sencilla, tan sencilla como era la de casi cualquier western de mediados del siglo XX. Un hombre muere asesinado, y la hija de éste contrata a un agente federal valiente pero demasiado aficionado a la bebida para darle caza. Y por el camino se les une otro hombre, que quiere capturar al asesino pero llevarlo a otro estado para ser ahorcado por otro asesinato, lo que no gusta a la niña, que quiere su venganza y no la de otros. John Wayne era ese agente borracho. Y John Wayne siempre será John Wayne. Jeff Bridges es, de largo, el mejor actor de esta versión, pero suena a ya visto, quizá incluso a un negativo más oscuro del Nota, menos divertido y más patético (y dicho ésto como halago a su trabajo). Matt Damon está de lo más insulso, Josh Brolin directamente desaprovechado y la joven Hailee Steinfeld, que tantos halagos ha cosechado, no pasa de correcta y muy lejos del carisma que derrochó en la versión original Kim Darby. Y si ya recordamos los impresionantes papeles secundarios en la original de Robert Duvall y Dennis Hopper es cuando nos damos cuenta de que el reparto de los Coen raya a una altura muy menor.

La primera impresión que deja Valor de ley es asombro. No sé si es que todo el mundo se ha olvidado de la película de Henry Hathaway o si es que hay que alabar a los Coen hagan lo que hagan. Y por eso la segunda impresión es todavía más negativa, es casi de enfado. Porque uno siente que le han tomado el pelo. Da rabia que en otros remakes más audaces haya tanto crítico que lo desprecia como una muestra de la falta de ideas en Hollywood y luego llegue un producto como éste y reciba alabanzas y premios por doquier. Ojalá con los años este Valor de ley ocupe el lugar que merece, es decir, el más absoluto de los olvidos. Me dará pena por algunos de los actores, a los que admiro y respeto. Pero a los Coen ya no. Los Coen terminaron su carrera cinematográfica con El gran Lebowski y dejaron películas interesantes como Fargo, Muerte entre las flores, El gran salto (qué cosas, la única de sus películas que cosechó feroces críticas porque, dijeron entonces, fue una concesión a Hollywood) o Barton Fink (y no cito Arizona Baby, aunque sé que a muchos les gusta, porque a mí no me dijo tanto). Lo que vino después es inenarrable, asombroso y, como esta vez, irritante.

6 comentarios:

lamotta dijo...

Estoy de acuerdo en todo acerca de la película. Vi la primera versión días antes, y es insultante. Le haría más o menos las mismas críticas, además de haber despojado de carisma a la niña (antes era hombruna y audaz, ahora es una niñata con lágrima fácil, y guapetona), y de haber creado con Josh Brolin un personaje mucho más plano que el original. Remake absurdo.
También estoy de acuerdo en lo que dices de los Coen, salvo en que yo pondría ese punto de inflexión en la siguiente a Lebowski, o sea, El hombre que nunca estuvo allí. Lo demás, de lo más prescindible.
Saludos

Sonix dijo...

Pues esta vez no coincido mucho contigo, pero quizá solo sea porque no vi la peli original. Sí leí el libro unas semanas antes de ver la película y esta es muy fiel, también en el final, supongo (no sé como termina la otra). No me parece la mejor de las que se han hecho en el género western de los últimos años, y tiene momentos flojos, pero a mí me gustó.
Besos!

Doctora dijo...

Si es que hacer remakes de pelis buenas es siempre sinónimo de cagada.Tanto si haces una copia calcada como si pones cosas diferentes acabas decepcionando.
Aún así no me pareció peor que "Appaloosa" o "El tren de las 3:10".

VAN dijo...

Tenía muchas ganas de ver esta película pero ya he oído de varias personas comentarios negativos y si ahora leo esto... me temo que al cine no iré. La dejaré para ver en DVD cuando salga. Como siempre, bravo por tu crítica! Un besote

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lamotta, me alegro de que coincidamos en lo absurdo de este remake. A mí 'El hombre que nunca estuvo allí' no me terminó de convencer, pero es verdad que es mejor que tonterías como 'Ladykillers' (por cierto, otro remake fallido de los Coen...).

Sonix, si ves la película original entenderás por qué considero este remake una tomadura de pelo. Es lo que digo, bien hecha está... pero es que ya la hicieron antes, escenar por escena.

Doctora, no siempre. Pero insisto en que no me parece un remake, sino una fotocopia, lo que me parece muy cutre, además de la mano de unos cineastas que se las dan de creadores. Para mí no hay color, 'El tren de las 3.10' es la mejor y 'Appaloosa' me parece mucho más digna que ésta, pero para gustos los colores...

Van, muchas gracias como siempre por tus palabras. Lamento haberte desanimado, pero es que lo que pongo es lo que creo que merecía el nulo esfuerzo creativo de los Coen. Y más con tanta alabanza que han recibido.

Cineztesia dijo...

De acuerdo. Eso sí no creo que esten sobrevalorados, más bien, así lo siento, es que dada la valoración que se tiene de ellas, esta película, más alla de su predecesora original, no convence, como western, sino más bien como cuento de hadas, es un western disney. Y como diria Manolo Lama, no me vale que al final salga la protagonista: solterona, sin brazo y sola. Eso no cambia nada, porque los Cohen le metieron sucarina y mucha a un western. Además es que casí muy pocos conocemos el original, la verdad poco me interesa verlo. Pero sí conocemos otros western como Los Imperdonables por ejemplo, y digo algo ¿Para que tomar el mismo tema y genero sino vas a decir nada nuevo, original o que complemente lo que Eastwood dijo ahí? Eso es quedar en evidencia de gusto y gana.