Un viejo amigo y un nuevo conocido. Ese es el Robin Hood de Ridley Scott, una película que expande la leyenda del arquero más famoso del cine, ofreciendo la parte de la historia que nunca habíamos visto y, sobre todo, devolviendo al cine moderno uno de sus grandes mitos, uno que no veía una adaptación destacable desde hace casi veinte años. Lo que Scott nos da es, de hecho, la mejor versión que se ha hecho de las andanzas del bandolero de Sherwood desde que Errol Flyn vistiera las mallas allá por 1938, en Robin de los bosques. Ahí es nada. Robin Hood es una película clásica, pero al estilo de Ridley Scott, un entretenimiento magnífico de acción (rodado con una claridad y con una elegancia que ya quisieran directores del género más reputados) con un trasfondo político que eleva el potencial de la película. Con algún pequeño altibajo en su ritmo, sí, pero demostrando que la aventura sigue viva para un público mayor de quince años, que es el único que parece importar al Hollywood de hoy.
Son varios los grandes méritos de Robin Hood. Por un lado, se trata de un personaje sobradamente conocido, que tiene unas características que lo hacen reconocible. Sin embargo, Scott consigue introducir una visión fresca y a la vez adecuada a lo que sabemos de él. No es fácil, es un reto similar al que se enfrentó hace poco Guy Ritchie para hacer la brillante Sherlock Holmes. Lo que Ridley Scott incorpora no es una nueva visión de Robin Hood, sino un pasado, un origen, una historia previa a lo que ya hemos visto en decenas de adaptaciones. De hecho, la película concluye anunciando que justo ahí empieza la leyenda, justo ahí queda el testigo para enlazar con Robin de los bosques, con Robin Hood. Príncipe de los ladrones o con cualquier otra versión de sus aventuras. El guión cumple con esa función a las mil maravillas. No hay traiciones a la esencia, hay aportaciones. Y algunas muy valiosas, como saber de dónde viene su habilidad con el arco.
El segundo gran mérito, éste fácilmente personificable en Ridley Scott, es sumergirnos como lo hace en una época pasada, sea la que sea. Se le acusa de tomarse libertades históricas en sus películas (más acusado era, por ejemplo, en El reino de los cielos), pero lo cierto es que todo lo que enseña encaja. En Robin Hood se ve la Edad Media, se siente, se palpa y se disfruta. Sea o no sea históricamente precisa, porque eso queda en segundo plano. Como parte de este mérito, es obligado destacar que Ridley Scott parece hoy el único director capaz de recrear la guerra más clásica, la de espadas, arcos, caballos y lanzas. Lo hizo en Gladiator, lo repitió en El reino de los cielos y ahora corona esa bella trilogía bélica en Robin Hood con una portentosa escena de batalla final (también digna de mención es, en este sentido, la apertura del filme). Sólo Ridley Scott, excepción hecha de Peter Jackson en El Señor de los Anillos, es capaz de introducir al espectador en un combate así. Y su logro es doble, porque la guerra moderna tampoco se le escapa, como demostró en Black Hawk derribado.
Ridley Scott es un maestro rodando, montando e iluminando sus películas. Por acción propia o por la de sus colaboradores, a los que elige y exige una minuciosidad siempre brillante y siempre diferente. Se ha trazado un paralelismo entre este filme y Gladiator. Y lo hay, claro que lo hay, pero el tercer mérito que presenta Robin Hood es el de mostrarse como un título único, auténtico y diferente con respecto a otras películas de su director. Proeza, además, en la que hay que dar un alto porcentaje de valor al protagonista Russell Crowe. Qué fácil hubiera sido recrear al Máximo de Gladiator. Qué maravilla verle incorporar a otro gran personaje a su filmografía. Crowe es, probablemente, el mejor actor vivo. Es capaz de dar vida a un hombre asustado y a uno valiente, a un padre de familia y a un galán, a otro hombre sedentario y a un héroe de acción. No hay personaje que se le resista. Dicen que es el actor de más edad en dar vida al famoso arquero. Quién lo diría. No me atrevería a proclamar que el suyo es el mejor Robin que se ha hecho, porque convive con Erroyl Flynn, Douglas Fairbanks o Sean Connery, pero es brillante.
Crowe es sólo la piedra angular de otro de los grandes méritos de la película: el reparto. Cate Blanchett, Mark Strong, William Hurt, Max von Sydow, Danny Huston y Oscar Isaac encabezan un elenco no sólo estelar, sino perfecto. Blanchett solventa las dudas que tenía sobre su capacidad de hacer una buena Lady Marian y aporta química con Crowe (es más achacable al guión que a ella la discutible forma en que su papel cumple con la necesidad de contar con una heroína en toda película moderna; al guión también le falta una explicación convincente de esa especia de niños perdidos, más propios de un Peter Pan sombrío que de esta película). Strong, tras maravillar en Sherlock Holmes (antes había colaborado con Ridley Scott en Red de mentiras), demuestra que hay pocos actores que sepan dar presencia tridimensional y real a un villano (atención al maravilloso cara a cara con Hurt en una breve pero poderosísima escena). Huston y Von Sydow dan una elegancia a sus personajes (Ricardo Corazón de León y Sir Walter Loxley) que contrasta con la fuerza y la juventud de Isaac como el príncipe Juan.
La historia comienza en Francia, con el tramo final de la cruzada de Ricardo Corazón de León, y despliega con maestría las aventuras de Robin Hood, pero también todas las intrigas políticas y palaciegas por la corona de Inglaterra. En algún momento, incluso aprece que el héroe es sólo una excusa para hablarnos del antagonismo entre Ricardo y Juan, pero eso, aparte de los mencionados altibajos de ritmo en el tramo central de la película, enriquece el cuadro. El espléndido final, tan abierto a una secuela como a los sueños y la imaginación del espectador, elimina todas las dudas que pueda generar la película: se trata de un Robin Hood adulto, maduro, entretenido y profundo, una muestra más de la maestría de Ridley Scott como cineasta, una delicia que hace renacer las esperanzas de ver un cine de aventuras clásico, alejado de la artificiosidad y jovialidad de títulos como Piratas del Caribe. La aventura, decía, sigue viva. Y Ridley Scott, un director al que se critica con demasiada facilidad, es su principal exponente en el cine moderno.
5 comentarios:
Vaya,deduzco que no te gusta la peli de Kevin Costner,jajajaj
Robin Hood es un personaje muy atractivo porque es más leyenda que otra cosa y claro,eso da muchas libertades.Sea como sea,aunque tu entrada casi da ganas de ir al cine yo no la veré.Más que nada porque,a parte de que no soporto a Cate Blanchett,la idea de ver a Lady Marian en plan Juana de Arco combatiendo cual soldado aguerrido me parece una blasfemia.
Ufff, nosotros la iremos a ver al cine, supongo que la semana que viene. Me gusta la pnta que tiene la peli, y eso que no me llamaba nada la atención "otra" peli sobre Robin Hood, a ver si me gusta!
(la de Kevin Costner... ufff, era para niños prácticamente)
Pues yo suscribo todo tu análisis porque me he quedado con la misma impresión ( incluidos los altibajos de rítmo a la mitad del film y un cierto paralelismo con Gladiator, pero más en la forma de escenificar las batallas que en otra cosa.
A mí me gustaban muchísimo las pelis de capa y espada de la época dorada hollywodiense con Errol Flyn a la cabeza, y creo que Scott ha sabido ofrecernos una versión actualizada pero sin restarle verosimilitud por el abuso de las nuevas tecnologías en el rodaje de batallas, por ejemplo. he disfrutado del film y ahora de leer tus impresiones.
felíz domingo
Valla, excelente entrada.
Un saludo.
Doctora, sí me gustó la de Kevin Costner, pero como simple entretenimiento, nada más... Lo de poner a Lady Marian a combatir es, de largo, la peor idea de esta película...
Sonix, pues ya me contarás que os pareció, ¿eh...? Ridley Scott ha dividido mucho a crítica y público, pero eso ya le pasó con otras que sé que te gustaron como 'El Reino de los Cielos'...
Jo, me alegro mucho de que coincidamos, que tu opinión la valoro mucho en películas que suscitan polémica o división de opiniones... Y gracias por el elogio final, ya sabes que lo agradezco mucho por venir de quien viene...
Paisajes de viajes, muchas gracias.
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