The Spirit es un despropósito. Punto. Creo que así dejo bien claro el humor con el que salí del cine tras ver la primera película como director en solitario de Frank Miller, antaño un revolucionario de la escena del cómic y hoy un tipo al que uno no sabe muy bien cómo agarrar. The Spirit es una de esas películas que uno no acaba de entender cómo se han podido realizar así, cómo una productora ha invertido dinero en ella y cómo los actores no han sido capaces de alertar al director o a sí mismos del ridículo en el que estaban cayendo. The Spirit es, sobre todo, una mala película, pero también, según dicen casi todas las referencias que he podido encontrar, una muy mala adaptación de una obra que se considera precursora del cómic moderno. En definitva, y como decía, un despropósito.
Frank Miller, como hizo Will Eisner en los años 40 con The Spirit, revolucionó el cómic en los años 80 con su visión de Daredevil y Batman (Año uno sigue siendo para mí la mejor visión del personaje, por encima incluso de la otra obra visionaria de Miller, El regreso del Señor de la Noche). La lástima es que aquel genio sigue viviendo de aquellos éxitos y publicando historias cuya calidad sí encuentra discusión entre los fans. Hay quien le sigue viendo como un creador inimitable, hay quien piensa que es un lunático. Entre las obras de esos años posteriores a su cumbre se encuentra Sin City, que él mismo se encargó de llevar al cine junto con Robert Rodríguez. Sin City fue una película curiosa por su particular traslación de las viñetas a imágenes en movimiento, por un singular uso del color y la luz y por un reparto fascinante. Pero tampoco era una obra de arte, para qué nos vamos a engañar.
Sin City, eso sí, debió espolear a Miller, que decidió lanzarse en solitario a dirigir una película. Y la elegida fue la adaptación de The Spirit. Una elección obvia, pues Miller tuvo una gran amistad con Eisner, al que siempre consideró su maestro. Eso llevó a muchos a pensar que, si bien Miller no era un director experto, al menos trataría el material con un respeto reverencial. Pues no. No hay nadie que conozca el cómic que haya hablado bien de la película. Por desgracia, aún no he podido hacerme con material del personaje de Eisner, así que ésta es una comparación que yo personalmente no puedo hacer. Pero el hecho de leer a tanta gente poniendo el grito en el cielo al comentar la película de Miller no puede ser nada bueno para valorarla. Pero sí es, en cambio, un argumento más para acercarme al cómic y, en su caso, valorarlo más.
Y como yo no puedo establecer esa comparación, me limito a expresar una opinión sobre The Spirit como película. Y después de verla, ésta sólo puede ser tremendamente negativa. Sería fácil decir que Miller se vuelca en el aspecto visual de la película en detrimento del desarrollo de los personajes o la historia. En realidad, no deja de ser un eufemismo para ocultar que el guión es lamentablemente ridículo y los personajes inexistentes. Eso deriva, como no podía ser de otra forma, en un desinterés absoluto por el complot (¿complot?) del villano o las motivaciones (¿motivaciones?) del héroe. Todo es un galimatías sin sentido y, eso sí, realizado con muy poco sentido del ridículo. Colorines, muchos y variados, en un intento, imagino, de profundizar en el catálogo visual que Miller nos mostró en Sin City (a pesar de que no tengan nada que ver el ambiente de una y otra serie en el cómic). Una apuesta por el cómic más cómico y menos serio y adulto. Pero absolutamente nada más.
La película es una exaltación de la estupidez (la de absolutamente todos los personajes) y también de la mujer objeto. Sí, en The Spirit, el cómic, aparecen sensuales mujeres fatales. Pero confundir eso con mostrar un pantalla un catálogo de piernas, traseros y escotes (nada más, no nos engañemos por los nombres) es triste. Esto último es lo que hace Miller, sobre todo con Eva Mendes, que para eso tiene el papel femenino principal, pero también con el resto de personajes femeninos, desde Paz Vega hasta Scarlett Johansson (que empiezo a pensar que ya tiene más interés en mostrarse que en actuar), pasando por Jamie King o Stana Katic. Todas las actrices salvo Sarah Paulson (la única que aparece sin un vestuario provocativo) y Seychelle Gabriel, de largo la actriz con más carisma y talento de la película, a pesar de su cortísimo papel (es Sam Saref, el papel de Eva Mendes, en los flashbacks de la película) y de ser la más joven de todo el reparto. Es la única mujer que muestra carisma en la película y es lo único que se me ha quedado en la memoria, la cara y el trabajo de esta adolescente debutante de la que espero saber algo más en el futuro.
En el lado masculino, Gabriel Macht (a quien sólo conozco, pero realmente no recuerdo, de El buen pastor) interpreta al héroe, a Spirit. Y hace lo que puede, pero no es demasiado, ya que el personaje se diluye entre tanto fuego de artificio, tanta frase absurda que el guión le atribuye, una inútil, prescindible y reiterativa voz en off, y el galimatías general que supone la película. Pero puestos a sonrojarse, quien mayor vergüenza ajena provoca es Samuel L. Jackson. Desenfrenado, incontrolado, inverosímil y bastante ridículo su papel como Octopus, el archienemigo de Spirit. Cuesta entender qué le pasaba por la cabeza al actor a la hora de desplegar su arsenal de gritos y gestos exagerados. Eso es lo que algunos creen que es un villano de cómic. Menos mal que nos sigue quedando el propio cómic para descubrir que eso no es cierto.
Desde que se vieron las primeras imágenes y los primeros trailers, el mundo del cómic, los aficionados del noveno arte en general y del personaje en particular, pusieron el grito en el cielo. Y sus malos augurios, por desgracia, se han cumplido. Es más, diría que se han quedado cortos. El nefasto recibimiento en taquilla a la película es sobradamente merecido. Cuando yo fui a verla, hubo una persona que no llegó ni a la hora de proyección y se salió de la sala. De no tener la costumbre de permanecer hasta el final, por malo que sea lo que estoy viendo, creo que yo también me habría marchado. The Spirit no es sólo una mala película y una explicación de por qué muchos espectadores no pueden tomarse en serio películas que tengan su origen en el mundo del cómic. Es, sobre todo, una pérdida de tiempo.
2 comentarios:
Pues me ahorras los 6 € del cine, jeje, poruqe pensaba ir a verla.
un besito
No la he visto, y por eso sólo he leído los primeros párrafos jejeje Juan, últimamente no encontramos ni una peli buena eh??? Hay que ver! :P
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