Dragonheart (en España se subtituló como Corazón de dragón) cuenta la relación entre Bowen, un caballero, el último que sigue el viejo Código de honor y que ha jurado acabar con los dragones, con el último ser de esa noble estirpe. Rob Cohen (XXX, Pánico en el túnel, Stealth: la amenaza invisible) nunca ha conseguido dirigir una película tan entretenida y simpática como ésta, y lo mismo sucede con otros miembros del equipo, sobre todo con Randy Edelman, autor de una banda sonora preciosa, de un tema para mí inmortal (y que en los años siguientes se pudo escuchar en muchos trailers, por ejemplo, si no me falla la memoria en Siete años en el Tibet), a cuya calidad no ha vuelto nunca a aproximarse.
Dennis Quaid, que por aquel entonces (1996 es el año de estreno de esta cinta) llevaba unos cuantos años perdido para el cine, interpreta a Bowen. Y da gusto verle tan metido en un papel que le viene como anillo al dedo. Dina Meyer (Starship troopers, la serie inédita en España Birds of prey) es la actriz de la función. Siempre me ha dado pena que Dina no llegara a ser de verdad una gran estrella. Otras muchas niñas monas con muchísimo menos talento que ella sí lo han conseguido. Pete Postlethwaite (En el nombre del padre, Jurassic Park: El mundo perdido) borda ese fraile metido a poeta, secundario cómico de la película. David Thewlis (ahora más conocido como Remus Lupin en la saga de Harry Potter) tiene el papel más fácil de hacer, el del villano de la función. Y Julie Christie (Doctor Zhivago, Troya) aporta toda la clase que tiene.
Pero el plato fuerte de una película sobre dragones tiene que ser por fuerza el dragón. Sean Connery dobló a Draco en el original. El escocés siempre ha sido de mis actores predilectos, y su voz es impresionante, muy adecuada además para una criatura que se mueve en un entorno medieval como éste. Para la versión española se contó con Paco Rabal, una voz maravillosa también. Personalmente, en todo caso, me quedo con la original. Connery es mucho Connery. Y visualmente el dragón es una delicia, así que ¿qué más se puede pedir para pasar algo más de hora y media de entretenimiento de calidad?
Para siempre, además, queda ese Código de honor que oímos recitar varias veces durante la película, la mejor cuando Bowen lo recuerdo en todo su esplendor en Avalon, junto a la tumba del Rey Arturo.
"Un caballero debe ser valeroso
Su corazón sólo conoce la virtud
Su espada defiende a los desvalidos
Su fuerza sostiene a los débiles
Su palabra sólo dice la verdad
Su ira aniquila al malvado"
2 comentarios:
Me encantó esta película, pero no recuerdo la canción que dices... ¿Sabes el nombre? Muchos besos!
Es un tema instrumental de Randy Edelman. El corte en el que mejor se escucha se llama 'To the stars'. Una delicia...
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