Mis dos últimas compras en DVD me han hecho recordar y reflexionar. Son la película de Robert Wise Ultimátum a la tierra y la serie de dibujos animados Flash Gordon. Es obvio el motivo por el que me han despertado la nostalgia. La película es de 1951, en blanco y negro, todo un clásico de la ciencia ficción; y la serie es de 1979, y la vi por primera vez cuando Telemadrid comenzó sus emisiones, en aquellas tardes de dibujos animados que ya, parece, se han perdido para siempre en las parillas de las cadenas.
Las reflexiones son distintas, pero a la vez convergentes. Con Ultimátum a la tierra, la reflexión es de índole cinematográfica. Dice el libreto que lleva esa maravillosa edición en dos DVDs que ya forma parte de mi colección que "si se pregunta a los aficionados serios cuál es su película de ciencia ficción favorita, muchos responderán sin titubear que es el clásico de Robert Wise Ultimátum a la Tierra". Me ha hecho mucha gracia ese hincapié en lo de "aficionados serios", porque lo cierto es que lo comparto. En el mundo actual, el cine de consumo rápido ha devorado a los clásicos y casi nadie pierde el tiempo en recuperar (o entender) el cine de los años 40, 50 o 60.
Ultimátum a la Tierra deja además imágenes de esas que permanencen en el recuerdo de los "aficionados serios" y que en la memoria del común de los espectadores se están empezando a perder. Como aquella de Charles Chaplin haciendo bailar a unos panecillos con unos tenedores, la de King Kong (el original, no los remakes) subido al Empire State Building o la del monstruo de Frankenstein cogiendo la flor que le ofrece una niña. Como la de Marlon Brando al final de La Ley del silencio o la hemorsa conclusión de Dos hombres y un destino, por citar sólo unas pocas que me vienen ahora mismo a la cabeza sin motivo alguno. Ya no perduran en el recuerdo esas imágenes con las que yo he crecido. ¿Será que me hago mayor?
Y en ese pensamiento confluye la compra de la serie completa en DVD de Flash Gordon. La primera temporada son 16 episodios de una calidad fantástica a todos los niveles (aunque se usaban las mismas secuencias de animación debido a las limitaciones presupuestarias de la época), de un diseño de personajes maravilloso, de unas historias adultas de ciencia ficción y de un movimiento en las naves que pocas series de aquellos años podían igualar. Y la reflexión viene porque casi nadie apreciará hoy en día o en el futuro esta serie, una de las mejores que se han hecho nunca.
Pasa con la animación clásica lo mismo que en el cine en general. Si no hay vertiginosos movimientos de cámara, si no hay un montaje de videoclip, parece que no vale la pena... Y es una pena, porque hay muchas historias, muchas películas, muchas series, que están cayendo en el olvido o quedando como títulos que sólo recordamos unos pocos con la misma admiración con la que los vimos cuando éramos niños. Y ojalá alguien me demuestre lo contrario, pero creo que tanto Ultimátum a la Tierra como este Flash Gordon son pruebas evidentes de ellos...
1 comentario:
No conozco la película pero, por supuesto, sí la serie. Quizá sea pq soy más joven que tú... :p A mi de ciencia ficción me tira más lo escrito, como aquella maravillosa saga de La Fundación de Isaac Asimov que de repente me muero de ganas por releer. Por cierto, yo tb soy periodista :) Besitos
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