"Yo le maté. Le maté por dinero y por una mujer. Y ni conseguí el dinero ni la mujer". Esta es una de las primeras frases que se pueden oír en Perdición, la obra maestra que Billy Wilder dirigió en 1944. Esa frase es sólo una de las muchas maravillosas líneas de guión de esta película, casi la primera de ellas, la que define esta película como lo que es: una absoluta obra maestra y la primera auténtica gran película de cine negro, un género ya perdido y que tantas horas de buen cine ha dejado, sobre todo en esa década de los 40.
Perdición esta narrada desde el principio como un gran flashback. Walter Neff, agente de seguros, confiesa en una grabación que ha matado a un hombre, como dice en ese diálogo por el dinero de la poliza y por la esposa de la víctima. Fred MacMurray, que después derivó sus pasos hacia la comedia amable, dio vida a Neff. La mujer es una increíblemente sensual Barbara Stanwyck (ya no quedan mujeres así en el mundo del cine). Y el hombre a quien habla Neff en esa grabación es su jefe, Barton Keyes, interpretado por un inolvidable Edward G. Robinson (¡qué pedazo de actor, da igual que sea el bueno o el malo de la película!) que dudó en hacer el papel porque era un secundario. Suyas son las mejores frases de la película y una par de largos monólogos impresionates.
Wilder coescribió el guión con el escritor Raymond Chandler, lo más cercano que encontró al autor de la novela en la que está basada la película, James M. Cain, que no pudo trabajar en el proyecto por estar a sueldo de otro estudio. A pesar de que Wilder y Chandler apenas se soportaban, la clave del éxito de la película nace aquí, en las páginas escritas. Una historia maravillosa, unos personajes definidos con detalle, y unas diálogos sencillamente inolvidables.
La censura no supo interpretar los diálogos de doble sentido que riegan toda la proyección. Y eso que costó mucho que se obtuviera el visto bueno para realizar la película. No hay que olvidar que se trata, ante todo, de la historia de un adulterio que deriva en un asesinato. De hecho, algunos de los actores finalmente escogidos se mostraron reacios a hacerla por la inmoralidad de sus personajes.
El cine negro es esto: una iluminación tenebrosa y plagada de sombras (puede que esta sea la película que con menos luz se rodó en estudio), una voz en off narrando la historia, una femme fatale que se convierte en el motor de la trama, un crimen difícil de resolver, sus autores y la persona que trata de resolverlo, y muchos giros inesperados de guión... Que auténtica maravilla... Hay una nueva y recomendable edición en DVD que tiene un maravilloso documental en el que se explica toda la historia de la creación de este indiscutible clásico.
Esta era la cuarta película como director de Billy Wilder, la que le lanzó al estrellato. Hay quien se queda con las comedias que hizo Wilder. Para mí, su obra maestra es Perdición. La Academia de Hollywood estuvo a punto de reconocerlo, pero se quedó en siete nominaciones a los Oscar. El reconocimiento le llegó un par de años después con Días sin huella. Pero Perdición, la quintaesencia del cine negro, una de los mejores títulos de todos los tiempos, se quedó sin reconocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario