miércoles, mayo 09, 2012

'Battleship', infumable remedo de 'Transformers', 'Independence Day'... y un juego de mesa

Esto es lo que pasa cuando tienen el éxito que tienen películas como Transformers, y sus secuelas, cada una peor que la anterior y todavía amenaza Michael Bay con una cuarta entrega. ¿Y qué pasa? Pues que siempre sale algún entendido en marketing que se cree que ha encontrado la gallina de los huevos de oro y quiere fotocopiarla para seguir ganando dinero. Battleship es heredera directa de Transformers, en su ¿estilo? y en su ¿historia? Pero, es además, una mezcla de varios centenares de tópicos, de películas como Independence Day (vapuleada en su día pero que ahora, casi dos décadas después, igual ya se puede decir que era la más honesta y divertida de todas estas megasuperproducciones infantiloides) y, lo que faltaba por oír, de un juego de mesa. Pásmense los que no lo sepan todavía, Battleship es la adaptación a la gran pantalla de lo que en España se conoce como hundir la flota. Eso sí, el modo en el que los guionistas logran incluir las características del juego en la película es algo digno de ver.

Ver una película como Battleship sin tener claro de antemano que se va a ver un filme malo de solemnidad es un craso error. La clave para salir más o menos cabreado de su visionado es directamente proporcional a las vueltas que le queramos dar a la cabeza con este subproducto multimillonario. Será que me puede la ingenuidad, pero sigo convencido de que es posible hacer un cine épico y espectacular que no tome al espectador por un imbécil descerebrado, que es lo que hace Battleship desde el principio hasta el final, desde el facilón homenaje patriotero a los veteranos de guerra a la imprescindible inclusión de personajes tan variopintos como la rubia ex modelo de prominente escote y camiseta de tirantes (Brooklyn Dekker), el secundario cómico supuestamente inteligente, el protagonista bueno para nada que acaba salvando al universo y ganándose el reconocimiento del mundo entero (Taylor Kitsch), o el negro de turno (aquí encima con el añadido de no tener piernas, lo que añade una segunda minoría a contentar). Como los tiempos cambian, ya es necesario dar un toque de globalización y amistad entre razas y naciones.

Llama la atención que Battleship haya tenido un razonable éxito de taquilla, sobre todo si tenemos en cuenta que el otro gran vehículo de acción que protagoniza este año Taylor Kitsch, John Carter, ha sido un rotundo fracaso tanto de crítica como de público. Y, la verdad, las aventuras del héroe de Edgar Rice Burroghs en Marte son infinitamente más entretenidas que las de este combate de hundir la flota. Kirsch sigue siendo un actor que no transmite carisma a sus personajes, ni siquiera aunque aquí Peter Berg se tome una larguísima media hora en presentarle, con todas sus torpezas y debilidades para que al final nos asombremos aún más de sus hazañas. Battleship también confirma que este tipo de cine debe de dar mucho dinero a sus intérpretes. Si no, es imposible entender la presencia de Liam Neeson. O la de Rihanna, a la que le vendría mucho mejor volcarse en una carrera artística suficientemente satisfactoria con la música que tener papeles tan lamentables (y multiusos, sabe hacer de todo) como éste.

Visualmente sí es una película medianamente digna. Los efectos, al nivel de lo esperado, cumplen razonablemente bien. Pero ni las naves ni las criaturas aportan algo novedoso o arriesgado. Tanto se parece todo a Transformers que, en realidad, parece un intento de Hasbro de continuar al éxito de los robots transformables sin necesidad de depender de Michael Bay. Reconozco que encontré memorable un detalle: la forma en la que han adaptado los pivotes con los que marcábamos los tocados en nuestros barcos. Ese "memorable" seguramente se puede tomar por el lado más irónico, para qué nos vamos a engañar. Sobre todo si tenemos en cuenta que el lamentable guión de Jon y Erich Hoeber (no es extraño que su anterior trabajo sea RED) deja una historia mediocre y unos diálogos lamentables, que van desde el trilladísimo "no me alisté para esta mierda" que suelta el militar de turno hasta el "esta es una idea estúpida" que se convierte en el mejor resumen posible de esta película, insisto, adaptación al cine de hundir la flota. Con eso está todo dicho.

2 comentarios:

Doctora dijo...

Yo ya he decidido tomar cartas en el asunto y he comenzado a recoger firmas para que Rihanna no vuelva a trabajar en ninguna peli.
Todos los que quieran apoyar la iniciativa o asistir a alguna conferencia pueden consultar la web "www.salvemoslacarreradehalleberry.com". Perdona que aproveche tu blog para promocionarme, pero creo que es un tema del que todos debemos tomar parte. Si no nos movilizamos para protestar por estas cosas el mundo no cambiará nunca.
Por cierto, ¿eso de "No me alisté para esta mierda" no es el lema de la marina norteamericana?.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, pues igual no es mala idea, no... Si no es ya el lema de la marina norteamericana, debería serlo...