Hay quien piensa que las expectativas, sobre todo cuando son muy elevadas, son un mal compañero de butaca en el cine. Que si se piensa que lo que vamos a ver es grandioso, nada de lo que se nos ofrezca estará a la altura de lo que deseamos ver. Si tú, amigo lector, piensas así cuando vas a ver una película y te fías, aunque sea mínimamente, de las opiniones que suelo plasmar aquí, igual no te conviene seguir leyendo lo que tengo que decir de Los Vengadores. Porque, y ya lo dejo claro desde el principio, estamos ante el mayor espectáculo de superhéroes que se ha realizado nunca y ante una de esas películas que se convierten en un modelo a seguir durante décadas, como en su momento lo fue el Superman de Richard Donner para contar el origen de un héroe de cómic o El Caballero Oscuro para narrar su vertiente más oscura y realista. Los Vengadores triunfa a todos los niveles porque es imposible hacer esta película con un mayor cariño hacia los personajes y hacia un tipo de cine, el blockbuster hollywoodiense, a menudo demasiado despreciado. Yo, que no lo desprecio, sólo puedo decir que hacía años que no disfrutaba tanto en una sala de cine.
Conocidos los cinco antecedentes de Los Vengadores, el primer triunfo de Joss Whedon a la hora de encarar esta película está en que no son en absoluto necesarias para comprender este filme. Sí, por supuesto, para saber más sobre los personajes que van a acompañarnos durante casi dos horas y media gozosas de principio a fin. Quizá la más necesaria en ese sentido sea Thor, más que nada debido a que el villano de la función (como en el cómic que dio origen de Los Vengadores) sea Loki, e incluso Capitán América. El primer Vengador para saber algo más de la naturaleza del artefacto que sirve de excusa argumental al filme. Pero Whedon se las ingenia para montar una estructura lógica y asumible. Es cierto que hay pequeños fallos de continuidad con las películas anteriores (¿cómo vuelve Thor a la Tierra?) e incluso que la premisa argumental es algo débil, pero llegados al final de la película son detalles nimios en comparación con el divertimento salvaje que ofrece, pues casi hay más acción aquí que en las cinco ya mencionadas juntas.
Porque Whedon lo que hace es coger lo mejor de cada una de las películas anteriores, mezclarlo con su innata capacidad de gestionar repartos con muchos nombres (siempre recomendaré en ese sentido su tristemente breve serie Firefly, un prodigio televisivo que no tuvo suerte en su momento y que en España es muy desconocido) e introducirle las dosis justas de sentido del humor (una constante en la película) y, por supuesto, de épica. Porque no hay otro adjetivo mejor para calificar el clímax de la película, salvaje, intenso, gigantesco, modélico en todos los aspectos. En él da tiempo a construir a los personajes psicológica y visualmente y también a dar un curso de cine. Es impagable el plano secuencia con el que Whedon muestra, a una velocidad trepidante, cómo luchan los Vengadores como equipo. Ese momento pasa desde ya a los anales de la historia del cine de fantasía y ciencia ficción. Sobra decir que los efectos especiales son impresionantemente buenos, y que convierten a la Viuda Negra en una acróbata descomunal, a Ojo de Halcón en el arquero que debe ser, a Hulk en la imparable fuerza de la naturaleza que tiene que ser o a Thor en un auténtico semidios.
Pero no está ahí, en la excelencia visual, lo que hace de Los Vengadores algo único. Eso tan especial es el alma que tiene la película. Los seis héroes tienen su momento de gloria, al menos uno que hable de la capacidad que han tenido estos personajes para enamorar a tantos aficionados durante cinco décadas. Y, seguramente, está aquí la mejor versión de todos ellos, mejor que lo que les hemos visto hasta ahora, pensemos que es bueno o no tan bueno. Si hay uno que mejora de forma exponencial, ese es Hulk. Y si no me creéis, no tenéis más que ver todo su papel en la batalla final por las calles de Manhattan pero, sobre todo, su irrupción en la misma. Es de esos momentos que hacen que un escalofrío te recorra la espalda mientras piensas que, por fin, alguien ha entendido a un personaje casi siempre maltratado por sus versiones de carne y hueso. Pero no es el único. Es que está todo en la película, todo lo que cabe esperar de ella y del desarrollo de sus protagonistas. De los humanos y de los inmateriales. Que levante la mano el aficionado Marvel que no se emocione al ver el Helitransporte de SHIELD por primera vez. O que no sonría en el inevitable y como siempre divertidísimo cameo del creador del Universo Marvel en los cómics, el mítico Stan Lee.
La mayor sorpresa que esconde esta película, con respecto a cómo probablemente mucha gente se ha imaginado que podría ser, es la gran cantidad de momentos cómicos que reúne. Whedon se acerca a la delgadísima línea que separa una película divertida de una ridícula, precisamente porque abundan los momentos para reír. Pero siempre se queda en el lado bueno de la frontera. Esa comicidad, ese saber reírse de lo que el director tiene entre manos, es lo que le ha faltado a muchas adaptaciones de cómic. Aquí nada sobra, nada suena extraño. Y qué decir de los actores. Este Universo Marvel cinematográfico cuenta con un casting brutal. La socarronería de Robert Downey Jr. como Iron Man, la grandeza de Chris Evans como Capitán América, la calculada ambigüedad de Mark Ruffalo como Bruce Banner y como Hulk, la clara mejoría de Scarlett Johansson como Viuda Negra con respecto a Iron Man 2, el misterio que aporta Jeremy Renner a Ojo de Halcón, la planta imponente de Samuel L. Jackson como Nick Furia, lo maquiavélico que puede ser Tom Hiddleston como Loki, la ironía de Clark Gregg como el agente Coulson y la seriedad de Cobie Smulders como la agente Hill son sencillamente brillantes.
Los Vengadores es una montaña rusa desde el principio. Es evidente que cuando se pone toda la carne en el asador es en su descomunal batalla final, pero todas las secuencias de acción son impactantes. Todas, sin excepción. Y sus bromas son divertidas, igualmente sin excepción. Es un sueño hecho realidad. Y cuando uno está pensando que no hay nada que pueda hacer de Los Vengadores una película más espectacular, satisfactoria, gozosa y entretenida, llega el epílogo que Joss Whedon ha incluido y del que hay que ser un insensato para revelar nada, aunque es verdad que sólo los fans de Marvel lo comprenderán en toda su magnitud. Y, una vez entendido y asumido, sólo queda comportarse como un fan hambriento de más y desear que llegue ya, cuando antes Los Vengadores 2. Eso sí, después de haber saboreado en el cine en más de una ocasión este audaz vehículo de hacer felices a quienes hemos leído cómics de superhéroes durante años y de ofrecer un sincero gran rato a quienes no conozcan de nada a estos personajes. Una joya a día de hoy inigualable. Sin más y sin complejos.
4 comentarios:
WOW Juan que manera de escribirlo. Me has contagiado y mira que ni Capitan America ni Thor me mataron...pero he oido tanto tan bueno de esta que tendré que arriesgar el pellejo.
Vaya Juan, pues que quieres que te diga. La verdad es que leyendo la brillante y emocionante reseña que has escrito, uno no tiene más que unas enormes ganas de verla y disfrutarla.
Un abrazo
Gallo, 'Los Vengadores' superó mis expectativas. Entiendo las críticas que se le pueden hacer, pero para mí fue una auténtica gozada de película.
José Vicente, es que a mí me emocionó ver esto en pantalla, así que sólo me podía salir una reseña emocionada, je, je, je... Espero que te guste, ya me contarás...
Como adicta a los comics si es cierto que tiene lagunas... Los Vengadores iniciales no eran exactamente estos pero, me encanto la peli. Aun tengo que poner una puntilla mas, y es que prefiero mil veces a Edwar Norton como Hulk.
Pedazo de post, me ha encantado. La peli se merece una critica asi y tu lo has clavado.
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