viernes, diciembre 23, 2011

'El topo', sensaciones contradictorias

El topo es una de esas películas que, sin poder evitarlo, quieres que te gusten. Cuando la estás viendo, disfrutas con las elecciones del director, con la sutil labor de montaje. Adoras el trabajo de los actores, porque, encabezados por un formidable Gary Oldman, conforman uno de los mejores cástings de los últimos años. Porque la historia es apasionante, trascendente, de esas que los americanos dicen más grandes que la vida. Pero sales del cine y apenas recuerdas nada. No hay momentos memorables. No hay ninguna escena que impacte por encima del resto. Ni siquiera hay un gran final. Y por eso, lo que deja El topo son sensaciones contradictorias. Hay mucho cine encerrado en esta película, muchísimo talento, pero no se ha convertido en un filme que esté deseando volver a ver salvo para admirar cuestiones técnicas e interpretativas. Contradictorio, sí, desde luego.

Partamos de la base de que no he leído la novela original de John Le Carré en la que se basa esta película, ni tampoco he visto la serie de siete capítulos de 1979 con el gran Sir Alec Guinness como protagonista. Es decir, que no puedo hablar de si se trata de una adaptación fiel o correcta, o de si es un libro demasiado denso para quedar reducido a una película de poco más de dos horas. Lo que sí está claro es que la búsqueda de un espía ruso en el Londres de los años 70 es un punto de partida fascinante para un filme. Lo es porque aporta la dimensión real del mundo de los espías, alejados del toque aventurero y espectacular que aportan sagas como la de James Bond o Misión imposible. Uno asume, y eso es un punto a favor de la película, que los espías de la vida real tienen que ser como se ven aquí. Y pocos espías puede haber por ahí sueltos que superen la contención y la genialidad que aquí demuestra Gary Oldman.

Es un actor que nos tiene acostumbrados a un histrionismo a veces desbocado, pero que también es capaz de mostrarse cerrado, intenso con sus miradas y no sólo con su voz y con sus movimientos. Es, en realidad, un pedazo de actor al que su presencia en espectáculos hollywoodienses suele restarle crédito entre muchos espectadores y críticos. Pero es muy bueno. Ver El topo es una prueba manifiesta de su capacidad como actor. Y verle entre tantos y tan buenos actores le hace destacar aún más. En esta película, no hay egos. Grandísimos actores encajan en papeles secundarios, a veces casi ínfimos, pero dan a El topo una factura envidiable. ¿Puede no apreciarse una película por la que desfilan Colin Firth (ganador del Oscar por El discurso del rey), Tom Hardy (será Bane en El Caballero Oscuro. La leyenda renace), Mark Strong (el villano de Sherlock Holmes), Ciarán Hinds (Munich), Toby Jones (La niebla) o John Hurt (Alien)? La respuesta es evidente. Todos ellos brillan y hacen brillar la película, desde el primero hasta el último y sin importar la relevancia y los minutos de sus roles.

El memorable reparto hace crecer la película casi tanto como la buena labor de su director, Tomas Alfredson, que saltó a la fama con la original Déjame entrar y que rueda en inglés por primera vez con El topo. Su apuesta es clásica y pausada, muy acertada para una película de espías con este tono. Sus movimientos de cámara son precisos y sus elecciones de planos más que interesantes. Pero esa pausa a veces se torna en algo excesivo, hasta el punto de colocar el ritmo de la película a un nivel muy bajo, constante y sin duda buscado pero a ras de suelo. El montaje, magníficamente puntuado por la música del español Alberto Iglesias, apuntala la sensación de intriga que tiene que ir dejando cada escena, jugando con brillantez con los flashbacks. Pero juega en su contra que no haya un clímax real que saque un pico en la escala del ritmo. No hay nada que ponga al espectador en el filo del asesinato, ni siquiera una sensación rotunda de la importancia que tiene la resolución de la búsqueda del espía.

Más allá de la memorable composición de Gary Oldman y algunos de sus momentos en pantalla (formidable soliloquio a cámara para contar cómo conoció al jefe de los espías soviéticos, Karla, casi tanto como el espléndido plano final), y por triste y quizá injusto que suene decirlo así, El topo no deja gran cosa en la memoria del espectador. Y es una pena porque la película contiene trabajos que van desde lo sobresaliente (también, por ejemplo, la dirección artística que nos transporta con maestría a la época de la guerra fría) a lo ejemplar (sobre todo, insisto, los actores). Aún siendo una película notable en muchos aspectos, no perdura en la memoria, no alcanza la relevancia que promete, no es la película definitiva de espías que podría haber sido.

4 comentarios:

Doctora dijo...

Hay actores que quedan mejor de secundarios que de protagonistas y creo que Gary Oldman es uno ( de hecho no le recuerdo de prota en ninguna peli).
No es un tío que me entusiasme (en las pelis de Batman tiene un pase, pero vamos...) y si dices que es lo mejor de la peli, pues... a mí es que las intrigas así me suelen aburrir.
Por cierto, me alegro de que hayas cambiado la política de publicación, si no se tiene en mente ver la peli (como es mi caso en esta ocasión) da un poco igual, pero si vas a verla y quieres comentarla es así mejor :)

Sonix dijo...

Pues me encanta Gary Oldman, aunque es verdad que normalmente lo vemos haciendo papeles secundarios. Aunque por lo que dices no es la gran película del año, creo que iré a verla al cine el martes y espero que me guste. De momento, con Oldman ahí, ya me tiene medio ganada. ^^
Felices fiestas, Juan!

VAN dijo...

No sé por qué me imaginaba que sería así... no me preguntes por qué, y mira que me encanta los actores!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, ¡gracias de nuevo por el consejo! A mí Gary Oldman sí que me encanta desde hace ya muchos años, aunque no me terminaba de convencer su faceta más histriónica. Aquí lo borda. Y esta peli es lenta, lenta, así que si no te va el género lo más probable es que esta no te gane para la causa.

C., yo creo que más lo primero que lo segundo. Cualquier tiempo pasado puede ser mejor, pero no creo que todo lo que se haga esté lejos de lo satisfactorio. A mí me parece que ésta merece la pena, pero tiene sus contras.

Sonix, el caso es que para mucha gente sí está siendo un peliculón, mucha crítica y algunos premios ya la están escogiendo. A mí me parece que tiene cosas espectaculares pero que el conjunto no destaca tanto. ¡Felices fiestas también para ti!

Van, yo es que sólo por los actores ya me sentía en la obligación de verla... ¡Están todos soberbios!